El próximo 10 de septiembre se cumplirán cinco meses de plantón frente a las confortables y lujosas oficinas del señor gobernador Omar Fayad; cinco meses en que se ha obligado a cientos de hidalguenses a padecer todo tipo de atropellos y agresiones de la policía estatal y de porros enviados por el siniestro personaje que ocupa la Secretaría de Gobierno; cinco meses padeciendo todas las inclemencias del tiempo porque al señor gobernador, nomas no se le da la gana cumplir con su obligación de atención a sus gobernados, porque quizás para él se ha vuelto cuestión de orgullo y no de cumplimiento a un deber constitucional, como le mandata la ley.Ya he señalado en otras colaboraciones que el hecho de que un funcionario obligue a sus gobernados a mantenerse meses instalados frente a sus oficina solamente revela la insensibilidad humana del gobernante, así como su escaso entendimiento para hacer de su gobierno un ente público respetado, así como su incapacidad para resolver los problemas de la entidad.Pero, además, es un atropello y abuso de autoridad.
Seguramente estas actitudes arrogantes, abusivas e ilegales no solamente las asume con los hidalguenses organizados en el Movimiento Antorchista, sino con la mayoría de los ciudadanos, cuestión que se ve reflejada claramente en la calificación reprobatoria que le otorgan las distintas encuestas, haciendo caso omiso a la última que se publicó, donde claramente se puede adivinar el gasto de dinero público para elevar la calificación, como quien en la escuela soborna al profesor para que le ponga buenas notas.Pero nosotros, los antorchistas hidalguenses, tenemos una encuesta mejor: alrededor de 100 mil firmas recabadas, la mayoría casa por casa, que demandan la renuncia del gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, o bien juicio político, por violentar la ley, por amenazar y agredir a quienes le solicitan que cumpla con su trabajo y con los acuerdos y compromisos que realizó durante su campaña y en los primeros días de su administración.
Recientemente declaró el gobernador que no acudirá personalmente al Congreso del Estado, el próximo 5 de septiembre, a entregar su tercer informe de gobierno, que seguirá el ejemplo del presidente de la república, quien lo enviará, dice, por escrito y tampoco acudirá personalmente al recinto de San Lázaro; en esta ocasión es este el "argumento" para no hacer frente a sus ciudadanos y reconocer que no ha cumplido con su deber y que prácticamente todo el estado está abandonado: no hay obra pública para las miles de comunidades sedientas de desarrollo, no existen nuevos hospitales ni nuevas escuelas, tampoco se han pavimentado las carreteras y caminos que por décadas se han demandado y que conducirían al progreso; La inseguridad y la violencia están creciendo alarmantemente en Hidalgo; el campo está prácticamente abandonado, etc.Entonces, como veremos en su escaso informe, tendrá poco, muy poco de qué presumir, cuando mucho empezar a regalar algunas becas para ir acomodando los próximos votos, aquí, igualmente, siguiendo el ejemplo del primer mandatario de la nación.
Pero los antorchistas sí acudiremos al Congreso del Estado, con las 100 mil firmas en mano, a demandar la renuncia del gobernador o a que se le instituya juicio político por su incapacidad para gobernar, por negar los derechos constitucionales de petición y de organización, por violentar el derecho de libre manifestación y por violar los derechos humanos de miles de familias al negarles el agua potable, luz eléctrica, vivienda, salud, educación, etc., todos ellos derechos instituidos en nuestra Constitución, y por traicionar, en primer lugar, a la mayoría de los hidalguenses y en segundo, su toma de protesta cuando asumió el cargo.
Pero a pesar de ello, desde este espacio, nuevamente invito al señor gobernador a la cordura y al diálogo para que pueda atender a quienes nos encontramos desde hace tres años solicitando soluciones a justas y legítimas demandas, que sepa que su negativa y el pretender ignorar el plantón, no afecta propiamente a los líderes; está afectando, y mucho, a esos miles de hidalguenses porque no se les resuelven sus peticiones de obra pública.Seguramente habrá quienes le sigan aconsejando ignorar las peticiones de los antorchistas, argumentando que atender sus demandas es ayudar a acrecentar su fuerza como organización, pero, desde este modesto espacio, digo a quienes así piensen, que están equivocados, que resolver las demandas de los antorchistas es, en primer lugar, un acto de justicia social para millones de mexicanos y contribuir a atemperar la grave situación en que viven y, en segundo lugar, resolver las demandas que abandera Antorcha es contribuir a generar un clima de paz social y de menos crispación; pues sí, precisamente, esos miles de mexicanos que se han sumado a nuestra organización, lo hicieron así porque sus demandas y sufrimientos no encontraron eco en ninguna otra parte, ni institución pública, ni funcionario alguno; de manera que ocuparse ahora de ellas es, simplemente elemental, atender lo que en su momento no se hizo.
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