Como es de conocimiento de la población, recientemente el Gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González rindió su quinto informe de actividades ante el Congreso del Estado. A buen ojo de cubero, cinco años de gobierno son más que suficientes para evaluar el desempeño de la administración del ejecutivo estatal, al conocer los alcances de sus acciones, sus logros y desaciertos. Sin embargo, durante la comparecencia ante los representes del pueblo solo se escuchaban aplausos y más aplausos halagadores, realizando así, afirmaciones de que en la entidad todo marcha bien, que se ha combatido la corrupción, disminuido la pobreza, que se ha atacado la inseguridad, de que los ciudadanos viven felices porque tienen acceso ya a una vivienda digna, de la construcción de obras de infraestructura y, sobre todo, salarios justos y bien pagados.
Pero los datos reales no mienten, toda vez que se sabe que más de la mitad de los quintanarroenses viven en algún grado de pobreza y que miles de quintanarroenses viven en la informalidad, al respecto, de quienes tampoco se dice nada; considerando lo anterior, es mentira que la ciudadanía viva feliz y menos sabiendo que cada día tiene que buscar la forma de cómo obtener ingresos suficientes para solventar los gastos de la familia, ante esta calamidad, ¿qué ciudadano es feliz viviendo en la miseria?
Los antorchistas reclamamos que es reprobable y una burla para el pueblo que esos males que prometió erradicar Carlos Joaquín no se hayan tomado en cuenta durante su gobierno, por ello reza un refrán popular que dice que “del dicho al hecho hay mucho trecho”, y se refiere a la gran distancia que en la mayoría de las veces separa los compromisos asumidos y el cumplimiento de estos. El tiempo pasó, y después de cinco años, el gobierno del cambio que representaba y la esperanza que representaba Carlos Joaquín quedó en el olvido toda vez que miles de familias que creyeron en las promesas de que trabajaría para mejorar las condiciones de vida de los más pobres que habitan en las colonias y comunidades marginadas de la entidad.
“Todo fue una falsedad”, así se expresan los pobres, quienes reclaman atención y solución a sus necesidades más apremiantes. Entre el reclamo popular, se encuentra las promesas y acuerdos que asumió el Gobernador Carlos Joaquín, en octubre del 2019, en una reunión con la dirigencia estatal del Movimiento Antorchista, a quien ofreció iniciar acciones que beneficiarían a más de 35 mil habitantes de colonias y comunidades pobres de la entidad, pero todo quedó en palabras huecas.
En ese entonces y para beneplácito de los antorchistas, el mandatario estatal afirmó, ante nuestra dirigencia estatal que atendería las carencias más urgentes como apoyos al campo, mejorar la infraestructura pública, regularización de las colonias, programas sociales y ayudar a estudiantes de bajos recursos económicos. Lo cierto es que las cosas no son como se pintaron, pues nada de lo ofrecido se hizo patente; hay mucha incongruencia entre lo dicho con lo realizado, pues nada se ha resuelto. Aunque los antorchistas nos hemos acercado una y otra vez en busca de un diálogo y respuesta positiva ante las diversas instancias del gobierno estatal, lo único que hemos recibido son pretextos y demagogia barata.
Sin duda, para el panista Carlos Joaquín González, las necesidades de los más pobres le tienen sin cuidado, lo anterior toda vez que nunca consideró en su plan de gobierno a los más de 340 mil personas que laboran en la informalidad y lo que es aún peor, se mantiene en absoluta pasividad ante la difícil situación que viven las 908 mil 554 personas pobres y los 60 mil que se encuentran en extrema pobreza. Por desgracia, esa es la realidad que le tocó vivir a millones de quintanarroenses, quienes perciben un mísero salario de hambre, que no les alcanzan para adquirir la canasta básica o lo esencial para sobrevivir del flagelo injusto de la miseria, ocasionada por un gobierno elitista al que no le importa lo que les ocurra a los pobres. Ésta es la suerte que les tocó vivir a todas aquellas personas que carecen de vivienda y que viven en zonas marginadas, sin calles pavimentadas, sin energía eléctrica, sin servicios públicos de calidad indispensables para tener una vida digna y plena.
En este contexto, a cinco años en el poder, es evidente que al gobernador Joaquín González, sólo le interesa publicitar su imagen y beneficiar a sus amigos más cercanos, es decir, está más preocupado en asuntos particulares que solamente benefician a pocos y para nada en discutir e impulsar las medidas económicas y políticas urgentes que se necesitan implementar para erradicar la gran marginación y desigualdad social que ya de por sí existía en la entidad desde antes de la pandemia del Covid-19.
En este sentido, los antorchistas de Quintana Roo, tenemos claro cuáles son los males que afectan a los quintanarroenses, por ello desde el inicio de la actual administración, se han realizado múltiples gestiones reiteradamente y se han llegado a acuerdos con el gobernador Carlos Joaquín González, pero nada de lo pactado se ha concretado, por ello tras agotarse la vía del diálogo con el ejecutivo estatal, el pueblo organizado se ve obligado a emprender su lucha para exigir respeto y la solución inmediata a sus demandas para satisfacer necesidades urgentes que el mandatario estatal se comprometió a atender. Insistimos en que nada se ha hecho para corregir lo mal que estamos, pues en lugar de tener avances en la solución de nuestros problemas solo encontramos maniobras dilatorias.
Por ello, exigimos al gobernador del estado para que intervenga en esta problemática y que garantice soluciones concretas, tal y como se comprometió en octubre de 2019, que se respeten los acuerdos de los cuales los antorchistas ya no están dispuestos a que se siga postergando, por ello anunciamos que este 28 de septiembre se realizará una marcha de protesta con una representación de 700 colonos y campesinos. Dicha movilización se realizará simultáneamente: 500 en la ciudad de Chetumal y otros 200 antorchistas en la ciudad de Cancún. La lucha emprendida no cesará hasta que seamos escuchados. Señor Gobernador, tiene usted la última palabra. Antorcha dixit.
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