En medio de la crisis global de covid-19, campesinos trabajan sin tregua para brindar uno de los elementos básicos para el ser humano: los alimentos, a pesar de ser uno de los sectores más olvidados por el Gobierno federal, pues aunado a que tienen que salir en plena pandemia a preparar sus tierras para la siembra, carecen de los insumos necesarios para obtener buenas cosechas y garantizar la alimentación de sus familias, más un excedente que les permita sobrevivir durante todo un año.
Es básico que en estos momentos de incertidumbre haya garantía de un abasto alimentario saludable, accesible y suficiente para el medio rural y urbano, sin embargo, el panorama en Guerrero es desalentador por la tardía entrega del fertilizante que requieren los campesinos que se dedican a sembrar maíz, aunado a que aún hay muchos fuera de los listados oficiales del Programa Nacional de Fertilizante 2020 del Gobierno federal, el Gobierno de la 4T que en campaña se comprometió a trabajar a favor de los pobres de México, rango en el que se encuentran los trabajadores agrícolas que ya prepararon sus terrenos para la siembra, pero aún no cuentan con el insumo agrícola que requieren.
El campo guerrerense en declive necesita de inversión para salir adelante y garantizar la alimentación de quienes se dedican a esta labor, que continúan siendo excluidos, por lo que las protestas siguen, por ejemplo, este 6 de julio, campesinos de los municipios Cruz Grande, Ometepec, Tlacoachistlahuaca y Cuajinicuilapa, en la Costa Chica de Guerrero, bloquearon tres puntos de la carretera federal Acapulco- Pinotepa Nacional en demanda de fertilizante y semilla mejorada…se prevén más movilizaciones en las siete regiones que conforman el estado para exigir el insumo, que ayuda a obtener más y mejores cosechas de maíz.
Cierto, recientemente Víctor Suárez Carrera, subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria del Gobierno federal, destacó la aportación social de los productores del campo mexicano, sin embargo, son relegados de los programas de apoyos.Los campesinos ven con tristeza que las lluvias ya iniciaron y el fertilizante llega a cuentagotas, dependiendo de intereses partidistas… en este 2020, por segundo año consecutivo, miles de campesinos están fuera de las listas de beneficiados porque no reúnen los engorrosos requisitos o porque no simpatizan con el partido político en el poder,ya que muchos no son dueños de las tierras, mismas que rentan o les prestan para sembrar.
Los pequeños productores de maíz, los más pobres que en verdad siembran para el autoconsumo pero no son dueños de las tierras, seguirán siendo excluidos de la entrega del abono agrícola del ciclo primavera-verano 2020, a falta de interés de los tres órdenes de Gobierno para atender realmente al campo mexicano, en aras de la tan anhelada soberanía alimentaria.El desinterés oficial da como resultado la prevalecía de un modelo de explotación y desigualdad que ha venido aumentando, ya que, mientras grandes empresarios logran obtener subsidios gubernamentales para mejorar su producción, los pequeños jornaleros sólo sobreviven con las cosechas.
El poco apoyo con tintes partidistas al campo mexicano es sólo uno de los desaciertos del Gobierno de la 4T.La actual pandemia también dejó al descubierto las carencias en el sector salud y las malas estrategias para controlarla, pues a más de tres meses de convivir con covid-19, se vinieron abajo miles de pequeñas y medianas empresas, disparándose el desempleo que alcanzó la cifra de 34.3 millones de personas.
Las asimetrías y las complejas condiciones que enfrenta el campo mexicano son evidentes, situación que se agudiza porque el Gobierno federal no toma en cuenta al sector que alimenta al país, que trabaja a marchas forzadas, de sol a sol…en el caso de Guerrero, sin tregua y con la esperanza de sembrar en el presente ciclo agrícola 2020-2021 y obtener óptimas cosechas que redunden en la subsistencia de sus familias.
Inyectar recursos al campo, sin dejar de atender a los sectores más pobres y marginados en un marco de justicia social, es necesario para detonar el desarrollo del campo guerrerense y de los trabajadores agrícolas, sólo así se logrará la tan anhelada autosuficiencia alimentaria.
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