El día viernes 2 de julio, durante un evento realizado en San Luis Río Colorado, Sonora, con motivo de la reinauguración de un estadio de Béisbol, el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, durante su discurso aseguró que en la segunda mitad de su Gobierno seguirá con la estrategia de “primero el pueblo y luego el desarrollo”.
“Primero el pueblo, luego el desarrollo, porque se necesita crear riqueza, no se puede distribuir lo que no se tiene, hay que producir riqueza entre todos, pero, insisto, lo primero es el bienestar del pueblo, es garantizar la seguridad del pueblo desde que nace hasta que muere, desde la cuna hasta la tumba, eso es Estado de bienestar”.
El segundo objetivo es “el desarrollo, que haya empleos, que haya ingresos y también que se puedan hacer negocios en el país. No queremos un Estado que asfixie la iniciativa de la sociedad civil, pero tampoco queremos un Estado que incumpla con su función social, se tiene que buscar siempre el equilibrio”.
Es lo que dijo, entre otras cosas, el presidente de México. Creo que estas palabras del guía de la “cuarta transformación” del país dan idea clara de lo que se está viviendo actualmente. Creo que en hay en la primera parte del discurso una contradictio in adjecto; dice el presidente que quiere cuidar el bienestar del pueblo pero a continuación afirma que no se puede repartir lo que no se tiene. Así que implícitamente estaría afirmando que tiene lo suficiente para garantizar todo lo que el pueblo necesita “desde el nacimiento hasta la tumba”, como para después ocuparse del desarrollo del país.
Pero una rápida ojeada a lo que ocurre en el país entero, el estado de la insalubridad, la falta de infraestructura y servicios públicos y el retroceso socioeconómico cuando estamos a la mitad del sexenio lopezobradorista son pruebas contundentes de que no se tienen los recursos necesarios para garantizar el aumento de los niveles de vida de la población. El presidente miente. Se ocupa de repartir el presupuesto público entre la gente con fines distintos al bienestar, dado que este no se está consiguiendo.
Por otro lado, informes sobre los alcances en el bienestar de la población de China basándose en el aumento de la producción de la riqueza son elocuentes. Veamos. En términos de PIB per cápita, China sigue está muy debajo de Estados Unidos. El Dragón está en torno a los 16,500 dólares per cápita, frente a 65,000 de Estados Unidos. Parece muy lejos, pero no hay que menospreciar la capacidad de generación de riqueza del país asiático. Su PIB per cápita era de 317 dólares en 1990. Nunca, en la historia de la humanidad, se había producido tanta riqueza en un sólo país, en tres décadas. En el mismo periodo, más de 800 millones de personas dejaron de ser pobres y se creó una clase media de 400 millones de personas, la más numerosa del mundo. Como referencia, en Estados Unidos, la clase media es de alrededor de 160 millones de personas.
Tener la mayor clase media del mundo ofrece argumentos para disputar a Estados Unidos el primer lugar cuando se trata del mayor mercado interno del mundo. Son 400 millones de consumidores que hacen de China el país donde se venden más automóviles; más teléfonos inteligentes y más calzado deportivo con precio superior a los 80 dólares por par.”
Esto da muestra de lo que el desarrollo económico no se puede buscar depúes del bienestar. Esto es un despropósito. A la par del bienestar se tiene que ir buscando el desarrollo, sin el cual el primero es imposible; lo otro es demagogia para justificar mentiras para el pueblo.
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