Te vi sacar mis muebles a la calle:
los hombres los dejaban caer como pedradas.
Tú, con amor horrible,
de un montón de abandono
en medio de la calle y de la lluvia
ibas haciendo
un trono desdentado
y mirando a los pobres
recogías
mi último plato haciéndolo diadema.
Esta parte de la poesía titulada Oda a la Pobreza, de Pablo Neruda, expresa el horror con que la pobreza va lanzado cada vez más a los humildes a las calles, como en los desalojos que se viven en Baja California, donde también, como resultado del avance del capitalismo en nuestro país, muchos campesinos, se vieron en la necesidad de dejar sus tierras y emigrar a las grandes ciudades, un fenómeno similar al que sufrieron la mayoría de los países del mundo, y muchos migrantes, decepcionados por el fallido sueño americano, se han quedado poblando las periferias de las ciudades de Baja California, principalmente en Tijuana y Mexicali.
Los migrantes, como los mismos mexicanos, buscan de empleo, cualquier ocupación que les permitiera sobrevivir; obreros, albañiles, mecánicos, vendedores ambulantes, empleadas domésticas. Todos padecen, junto con sus familiares. carencias de todo tipo.
Hablar de obtener una vivienda propia, para el caso de los trabajadores mexicanos, es hablar de otro sueño fallido en las condiciones de un sistema de gobierno con el que las oportunidades son prácticamente escasas y las condiciones de la vida de los ciudadanos son realmente lacerantes, el alto costo de la vivienda que se ha documentado, los últimos años en el estado, ha dejado sin opción de un hogar, a aquellos trabajadores con salarios de ocho mil pesos o menos mensuales.
Lo anterior lo señaló el coordinador de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) en Baja California, Fernando Zamora Rubio, quien indicó que el 70 por ciento de la población económicamente activa del estado, que es la que cuenta con menores ingresos, es las más perjudicada.
“Ante la situación del alto costo o de los incrementos y costos de producción. El sector más vulnerable que se ha visto afectado es el de los trabajadores que reciben bajos ingresos, que ganan menos de 11 mil a 10 mil pesos. Prácticamente la vivienda es escasa la oferta para los que ganan menos de ocho mil pesos, son inexistentes en el mercado”, dijo Zamora Rubio.
En el Movimiento Antorchista hemos insistido, por más de 9 años, en que se impulsen programas estratégicos que doten de vivienda social y económica a la gran población que se encuentra hacinada, rentando o refugiada en casas que llevan más de 10 años abandonadas.
Durante estos 9 años hemos buscado alternativas para estas familias, primero acercándonos al sistema de vivienda nacional existente, conocido como INFONAVIT, para impedir que aquellas familias alojadas en viviendas que eran verdaderos basureros fueran desalojadas y proponiendo que éste genere un programa que les permita a los trabajadores informales obtener esas viviendas que recupera, a bajos costos. Se logró, por más de 7 años, que las familias no fueran desalojadas, sin embargo, el programa jamás apareció y ahora las inmobiliarias en las que se apoya el instituto emprendieron una verdadera cacería de brujas hacia aquellos que le dieron vida a las ciudades perdidas, como fueron conocidos algunos fraccionamientos en Mexicali.
Como segunda alternativa, se ha buscado que tanto el Gobierno municipal como el estatal generen un programa de recuperación de espacios, mediante embargos por adeudos de los fraccionadores y que oferten posteriormente dichos espacios a las familias que ya los habitan, sin embargo, en este tema se embargan y se subastan sin que la población interesada participe.
Analizando tales acciones, podemos concluir que del programa Nacional de Vivienda 2021-2024 el cual establece como puntos nodales: construir un país de bienestar, erradicar la corrupción e impulsar el desarrollo sostenible, y en el que la vivienda social es una prioridad.
Asimismo, en la elaboración del programa, tomaron en consideración los ordenamientos jurídicos de la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano; la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente; la Ley General de Protección Civil; la Ley General de Víctimas; la Ley del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores; la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado; la Ley de Expropiación; la Ley Orgánica de Sociedad Hipotecaria Federal, entre otros.
Todo esto para que ante los ojos del pueblo trabajador si leyera dicho programa denunciaría que la única prioridad que han tomado en cuenta en este gobierno en Baja California es la numero 3.1.2 que dice que establecerán alianzas con las instituciones bancarias y organismos nacionales de vivienda, para promover nuevos mecanismos de financiamiento de créditos con garantía hipotecaria y el 3.1.3 donde dice que “crearan programas integrales, a través de convenios de coparticipación de los tres órdenes de gobierno y el sector privado, para el desarrollo de vivienda asequible y con una mejor ubicación, fortaleciendo el tejido social y el arraigo, el éxito de este Programa dependería de todos los actores relevantes en el sector, de instituciones públicas, privadas y sociales, de gobiernos locales, de la sociedad y de todos los mexicanos y las mexicanas que tienen un compromiso real con el desarrollo del país”.
Todo esto es una burla para los trabajadores de Mexicali, donde la falta de asequibilidad se vuelve más pronunciada, ya que perciben un ingreso promedio mensual de 8,000 pesos cantidad con la que es imposible el acceso a cualquier programa financiero, lanzándolos así a la calle u orillándolos a refugiarse en donde lo han hecho hasta ahora más de mil familias.
Este gobierno que dice que primero los pobres, debiera aprender de otros lugares donde a los gobiernos si les ha importado la suerte de los trabajadores; por ejemplo, en Moscú donde entre 1958 y 1971 se entregaron 1.800.000 nuevos apartamentos (Communist Party, 1971), en Hungría que en 1965 alcanza un volumen anual de 60.000 viviendas (Simon, 1980) O Rumania, cuya capital entregó a los trabajadores 80.000 apartamentos en los cuatro años posteriores a 1960 (Blanc, George y Smotkine, 1967), por su lado Polonia logró un verdadero boom entre 1971 y 1975, 1.125.000 viviendas fueron entregadas (Gielzynski, 1977), país que aún entre 1981 y 1985 construyó cerca de un millón de alojamientos más.
Y en México ¿cuándo?, compañeros habrá que investigar más sobre la aplicación de tan soñado Programa Nacional de Vivienda, y qué paso con el recurso que corresponde al estado de Baja California, y estar atentos al llamado de nuestra organización, son tiempos de unión, de fraternidad y de lucha, nuestra única alternativa para salir de la pobreza a la que nos han orillado.
“Pobre México, ¡tan lejos de dios y tan cerca de Estados Unidos!”
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