MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Asesinato de líderes antorchistas, un llamado enérgico para trabajar por la justicia de este país

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La semana pasada, el día jueves, un día común, en el que el antorchismo se encontraba en sus actividades ordinarias de trabajo, de lucha; algunos retomando seguramente las reuniones con las comunidades después de pasar el periodo de Semana Santa cuando mucha gente toma algún descanso, o bien para los feligreses son días de guardar, otros compañeros inmiscuidos en reuniones, gestiones, colectas, actividades económicas. Cuando de pronto, sentimos como si nos hubiese caído un nubarrón negro, espeso, oscuro; nos llegó la noticia, a través de las redes sociales, que, en Guerrero, un matrimonio joven y su pequeño hijo habían muerto en un terrible accidente.

Situación que nos llamó la atención, no se trataba de cualquier muerte, que de por sí es repugnante y a nadie se le desea, nadie tiene razón de privar de la vida a ningún ser humano, pero la muerte a la que me refiero cobra relevancia y atención porque esos de dos jóvenes eran antorchistas, se tratada de nuestros queridos camaradas Conrado N., Mercedes N., y su inocente hijo de apenas seis años, a quien trataban de educar para ser un hombre bueno, noble, con los mismos ideales de libertad al igual que sus padres.

Nos llenamos de indignación y coraje cuando, a lo largo de las horas y días, se dio a conocer la verdadera causa de su muerte, la cual no fue como lo manejaron los medios de comunicación de un accidente, sino de un asesinato, como si pareciera que los asesinos quisieran mostrar en su totalidad la brutalidad de los homicidios.

Los cuerpos se encontraron en el asiento trasero del automóvil que utilizaba para trabajar, el buen Conrado, mismo que fue encontrado al fondo de un barranco a donde fue empujado sin preocupar a los asesinos de simular de manera creíble un accidente, puesto que el coche no presentaba las huellas de un siniestro de tal magnitud que hubiera provocado la muerte de nuestros compañeros, y, además, de acuerdo con los datos del peritaje y la necropsia, la muerte de nuestros compañeros fue de golpes, de tortura, y al niño, que a nadie le hacía daño, lo asfixiaron. 

Conra y Mechita, como les decíamos de cariño, eran dos jóvenes que a nadie le hacían daño, decidieron entregar los mejores años de sus vidas a una de las causas más nobles que tiene el ser humano, la de luchar por una sociedad mejor, a favor de los más humildes, de nuestros hermanos de clase, sobre todo en estos tiempos en los que el pueblo pobre necesita gente buena que lleve, en lo más profundo de su corazón, ideales de libertad y de justicia.

 

Tuve la oportunidad de conocerlos, hace 18 años, cuando fuimos estudiantes, a integrantes de la FNERRR, Conrado, un joven Veracruzano, comprometido con sus estudios de  Derecho, era líder de los estudiantes veracruzanos,  a  Mechita la recuerdo siempre igual con su amable sonrisa, bailaba, declamaba siempre mesurada,  era también una muchacha trabajadora y esforzada líder de las casas del estudiante de la FNERRR en puebla, nos tocó librar varias luchas estudiantiles, en Sonora, en Villa Hermosa Tabasco, Quintana Roo, entre otras, y  la que más recuerdo y nos marcó a muchos estudiantes fue la lucha de Querétaro donde el gobierno panista, de Garrido Patrón, encarceló, en ese entonces, a la maestra Cristina Rosas y luchábamos por la casa del estudiante.

Meche era de las que se ponía al frente cuando nos encarcelaban por colectar, por difundir los volantes, teníamos que cargar las cazuelas y ollas para darle de comer a los estudiantes que nos encontrábamos  plantados en la plaza de armas  porque no podíamos ponerla en el suelo, nos alegramos tanto cuando después de mucho tiempo, recolectando, juntamos entre todos los estudiantes para pagar la primera renta para la casa del estudiante José María Arteaga en Querétaro, un tiempo vivíamos en Cumbres de Conín, en un cerro donde un humilde antorchista nos prestaba su casa para que los estudiantes  siguiéramos la lucha, y allí estaba Meche y allí estaba Conrado, allí estaban los garbosos jóvenes, los dos camaradas que siempre tenían  para sus compañeros una sonrisa eterna y un carácter mesurado; los dos eran muy sencillos y nobles, pero también aguerridos, disfrutaban de vivir y trabajar en favor de sus semejantes, los dos compartieron un corazón lleno de sencillez, después con los años fueron líderes antorchistas con un compromiso inquebrantable entregados a los más humildes de Guerrero.

De su hijo, quien me parte el alma, sin dejar de sentir sed de justicia para él, el  hecho de pensar lo que vivió, lo que sufrió en sus últimos momentos por las manos manchadas por el odio y la ignominia, de aquellas desalmadas bestias homicidas que le quitaron los sueños cargados de futuro, sin poder defenderse con tan pequeñas manitas pedigüeñas,  manitas  hechas como de suave harina, inocente niño que quizá su única desdicha fue haber tenido la fortuna de tener como padres a dos grandes luchadores sociales del Movimiento Antorchista.

Ante esta coyuntura, dolorosa y trágica, cabe mencionar que es muy preocupante el clima nacional que vive nuestra organización, donde, a través de algunos funcionarios, gobernadores y el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador, desde el poder y aprovechándose de este, día con día, lanzan acusaciones sin ninguna prueba, tratando de linchar mediáticamente al Movimiento Antorchista para crea un caldo de cultivo negativo con la gente en contra de nuestra organización.

Esto es muy peligroso, lo cual reprobamos y lo denunciamos, ante tantas mentiras llenas de saña en contra de Antorcha y sus líderes, puede generar en la gente un rechazo enajenado y fanático en contra de las organizaciones sociales que luchan por mejorar las condiciones sociales del pueblo humilde.

Antorcha es una organización fuerte, vigorosa, que se ha convertido en blanco de aquellos no les gusta escuchar la realidad, porque somos de los que no nos quedamos callados, somos de los que no agachamos la cabeza y nos atrevemos a criticar y a levantar la voz para decir que las cosas no están bien en nuestro país.

Por lo tanto, el asesinato político de Conrado, Mercedes y su hijo nos obliga a llenarnos de fortaleza, de coraje para levantar la voz y seguir luchando hasta que las cosas no cambien en este país, la mejor manera de honrar a nuestros mártires es seguir trabajando por la justicia de este país, arropado por un sistema capitalista en decadencia.

Desde aquí clamamos justicia, cárcel, castigo para los asesinos de líderes antorchistas. Por esos muertos, nuestros muertos, pido castigo.

Para el verdugo que mandó esta muerte, pido castigo.

Para el traidor que ascendió sobre el crimen, pido castigo.

Para el que dio la orden de agonía, pido castigo.

Para los que defendieron este crimen, pido castigo.

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