Los antorchistas ya manifestamos nuestra posición en torno al conflicto que existe en el Medio Oriente, es decir, la desigual y permanente “guerra” que hay entre Israel y Palestina. La nueva embestida del estado israelí en contra de Palestina fue a partir del pasado 7 de octubre, cuando un grupo de militantes palestinos encabezados por Hamás lanzó desde la Franja de Gaza un ataque contra Israel.
Los combatientes de Hamás lograron burlar al mayor servicio de inteligencia del planeta, que es el israelí, y consiguieron penetrar en comunidades de Israel cerca de la Franja, matando residentes y capturando rehenes. La cifra de muertos israelíes fue de poco más de 900 personas y el número de rehenes superior a 100.
Esto motivó para que Israel respondiera con ataques masivos sobre la Franja de Gaza que hasta ahora, según el Ministerio de Salud de Gaza, la cifra de víctimas mortales asciende a más de nueve mil personas, incluyendo miles de niños y más de 23 mil heridos. Además, cientos de miles de personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares desde que comenzó el conflicto.
Como vemos, a estas alturas del conflicto, el pueblo más dañado y con miles de muertos y heridos es el palestino, y no es para menos, puesto que Israel es un Estado rico que posee uno de los ejércitos más poderosos y letales del mundo, además de que está respaldado por Estados Unidos.
Palestina, por otro lado, es un pueblo muy humilde y asediado, al que se le viola toda clase de derechos. Si esto es así, y los que dirigen al grupo Hamás, que, por cierto, gobiernan la Franja de Gaza, ¿por qué decidieron atacar a Israel?
Muchos analistas serios han dicho que este ataque de Hamás a Israel obedece a la férrea lucha de resistencia de los palestinos a ser borrados del mapa, a su derecho de vivir en paz y en mejores condiciones; también para hacerse notar, que el mundo los voltee a ver, que ahí siguen sufriendo actos inhumanos en su propia tierra, de la cual, Israel los ha desplazado poco a poco a tal grado que, del cien por ciento de su territorio, hoy día tan sólo poseen el cinco por ciento (Franja de Gaza), donde viven 2.3 millones de personas en condiciones verdaderamente inhumanas.
La Franja de Gaza es un territorio aislado densamente poblado, al que desde 2007 Israel impone un bloqueo por tierra, mar y aire. Por ello, algunos especialistas le han llamado “una prisión a cielo abierto”.
Gaza tiene tan sólo una superficie de 306 kilómetros cuadrados (menos que la ciudad de Puebla, que tiene 546 kilómetros cuadrados) de los cuales, 59 son frontera con Israel, 13 son frontera con Egipto y una amplia salida al imponente mar Mediterráneo, es decir, están prácticamente sitiados.
La economía de Gaza hasta antes del devastador ataque israelí tenía una tasa de desempleo superior al 46 por ciento, de acuerdo con el Organismo de Obras Públicas y Socorros de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (OOPS). Más del 80 por ciento vivía en situación de pobreza y el Programa Mundial de Alimentos considera que 63 por ciento de los habitantes de Gaza estaban en “inseguridad alimentaria”. Además, según las Naciones Unidas, allí vivían 600 mil refugiados en ocho campamentos.
Se calculó que el 95 por ciento no disponía de agua potable y según la oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, la mayoría de las casas sólo tenían electricidad tres horas al día.
Por si esto fuera poco, el 9 de octubre, el ministro de defensa de Israel, Yoav Gallant anunció un asedio completo contra la Franja de Gaza: no electricidad, ni comida ni agua ni gas, es decir, todo está cerrado, como parte de la represalia israelí tras el ataque de Hamás contra poblaciones de Israel.
El Estado de Israel es un Estado de Apartheid, es decir, de segregación y exclusión racial que despojó y movilizó forzosamente al pueblo palestino. ¿Cómo se llegó a este punto?
Los antorchistas somos solidarios con Palestina y seremos solidarios con cualquier pueblo perseguido, explotado, avasallado por los poderosos.
Históricamente, Theodore Herzl y Max Nordau, sobre la base de la existencia de un antisemitismo objetivo en la sociedad occidental, elaboraron un proyecto de establecimiento del pueblo judío y la fundación de un Estado para los judíos que se encontraban dispersos en el mundo. Este proyecto, denominado como sionismo, según Edward Said, consideraba reclamar un territorio prometido originalmente por Dios al pueblo judío.
Esta idea trascendental de que en el territorio palestino existía un vínculo espiritual entre Dios y el pueblo judío, eludió que este territorio, para su mala suerte, ya estaba poblado por un pueblo que se autodenominaba Palestina y que, durante cientos de años, había habitado la región; un pueblo que cultural, económica, social y políticamente se identificaba con la tierra que labraba, hablaba árabe y, en su mayoría, profesaba el Islam.
La tarea del sionismo entonces fue la de convertir el territorio de Palestina en un Estado judío sin considerar los deseos, las aspiraciones y la vida de la mayoría árabe-palestina que habitaba la zona. Esto implicó, desde luego, la negación de la existencia de un pueblo autóctono, su destrucción, bloqueo y confinamiento.
Sorprendentemente, ello contó con un gran apoyo de la mayoría de las potencias imperialistas, que veían con muy buenos ojos la imposición de un Estado occidental en el peligroso y rebelde Medio Oriente.
Entonces, Israel se aprovecha de su poderío económico y militar, así como del respaldo de Estados Unidos para atacar a la población civil de la Franja de Gaza, matando niños, mujeres, ancianos, ataque a hospitales, escuelas, campamentos de refugiados, es decir, está cometiendo un genocidio en contra del pueblo Palestino bajo el pretexto de que los “terroristas” de Hamás se esconden en la población civil.
Desde el 7 de octubre Israel gastó millones de dólares en inundar las principales plataformas digitales como YouTube, Facebook, Twitter/X, Instagram e incluso diseñó juegos para móviles y aplicaciones como el profesor de idiomas Duolingo para hacer creer al mundo, pero sobre todo a los habitantes de los países de occidente, que ellos tienen la razón.
El mensaje abrumador de la campaña fue que Hamás son terroristas vinculados con ISIS y que Israel —una democracia moderna y secular— se está defendiendo de la agresión extranjera.
Pero los ciudadanos del mundo bien nacidos ya no nos tragamos el cuento de Israel y Estados Unidos; ya se conoce el largo penar del pueblo palestino que tienen más de 75 años sufriendo.
¡El mundo exige alto al genocidio del pueblo palestino! En diferentes partes del globo, incluido Washington, capital de Estados Unidos; Jerusalén capital de Israel y en otras importantes ciudades de occidente, miles y miles de ciudadanos libres han salido a las calles a manifestar su solidaridad con Palestina, porque es un pueblo subyugado y marginado que tiene derecho como todos a vivir en paz.
Los antorchistas también somos solidarios con Palestina y seremos solidarios con cualquier pueblo perseguido, explotado, avasallado por los poderosos.
Somos parte del gran movimiento internacional de los pobres del mundo y lo decimos con orgullo, nos sumamos al reclamo para que se detenga la masacre de los niños, mujeres y ancianos de Palestina e invitamos a todos los luchadores sociales a unirse con los que luchamos por el bien de la humanidad que sufre, que es perseguida y asesinada. ¡Palestina libre!
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