“¿Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón”.
Aquí estoy a tu lado y en la primera
línea de batalla,
como todos los días,
como desde el primer día.
(Fito Paez / CR)
Pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla, es duro decirlo, pero es cierto. Esos arribistas que llegarán al poder municipal de Chimalhuacán, Estado de México, y que condenaron en campaña a toda costa al gobierno antorchista y a sus dirigentes principales, son los mismos que ya tuvieron el poder local durante muchos años antes del 2000, son los mismos que tuvieron en el atraso total y en la marginación obscena al municipio, no lo tendríamos que olvidar nunca.
Actualmente, los dirigentes del partido Morena en Chimalhuacán están vinculados a mafias terribles de varios niveles de la sociedad. Además, se dice como un secreto a voces entre los morenistas, que parte de la campaña de ese partido fue financiada por políticos gansteriles y empresarios de dudosa reputación, pagando encuestas para ganar percepción o contratando minutos en televisión para victimizar a una candidata que nunca pintó (ni pintará por ser el títere de su esposo), suministrando ríos de dinero para la compra de conciencias a cambio de que seguramente dejen operar abiertamente a sus grupos criminales y empresas de los patrocinadores, e incluso la entrega de concesiones millonarias para la construcción de obras. El tiempo lo demostrará.
Morena echó a funcionar su maquinaria electoral en todo el país para ganar a como diera lugar en los comicios del 6 de junio: una serie de acciones corruptas como la compra de votos, la mapachería, el carrusel, embarazo de urnas, violencia y agresiones para intimidar a opositores, soborno a funcionarios, uso ilegal de los programas sociales del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, en fin, las recientes elecciones tuvieron a todas luces la injerencia del partido en el poder federal. Por cada suceso serán calificadas como las elecciones más sucias en toda la historia democracia de México y por supuesto en Chimalhuacán.
La historia absolverá a los antorchistas, porque como gobierno lograron llevar a buen puerto al municipio durante muchos años, siendo reconocido internacionalmente en muchos rubros. Ya veremos cómo gobiernan los morenistas, qué tal administran las arcas municipales, cómo resuelven los problemas de la población, si levantan bandera blanca en la dotación de servicios públicos como el alumbrado, el drenaje, la cali
Chimalhuacán, seguirá siendo un bastión del antorchismo nacional, con una base social sólida, leal y no comprada, que durante dos décadas el gobierno del Proyecto Nuevo Chimalhuacán logró convertir a la municipalidad en un polo de desarrollo social en la zona metropolitana y salir de la marginación extrema y brutal por la que atravesó durante 50 años antes del 2000. Por la edificación de la magnífica obra realizada en beneficio de la sociedad, ¡Antorcha nunca se apagará: vive en millones de corazones y está más viva que nunca!
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