Hace un año, a fines de julio de 2022 en varios medios periodísticos se señalaba que México fue de las únicas economías mundiales que no aumentó el gasto para mitigar los estragos de la pandemia, con el argumento de aplicar un presupuesto equilibrado en lugar de endeudarse para apoyar a los más vulnerables del país.
Los efectos de la pandemia y la falta de apoyo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador hicieron que 3.8 millones de personas cayeran en situación de pobreza al final de 2020. El 44 por ciento de los mexicanos, 56 millones de personas permanecieron en situación de pobreza, según datos del propio gobierno. Doce meses después, cuando se avecina la elección de 2024 y las corcholatas de su partido, andan desatadas por mantener el poder de la República, dirigidas y patrocinadas por el presidente, éste destaca que según una encuesta del Inegi, se ha logrado reducir la pobreza en el país.
“Estoy muy contento, son esas cosas que no se dicen, pero ayer en la mañana que salió la información del Inegi la revisé y fue un día muy feliz y lo quiero compartir con ustedes porque a lo mejor no se difundió lo suficiente, porque por el sectarismo y la politiquería no se informa de estas cosas que son buenas para el pueblo”, dijo. Y agregó que en lo que va de su administración, está funcionando su estrategia de atender a todos, a escuchar a todos, pero darles preferencia a los pobres.
Según su reporte, se contabilizó que de 2018 a 2022 la población en situación de pobreza disminuyó de 41.9 por ciento al 36.3 por ciento, es decir 5.1 millones de pobres; que la población en situación de pobreza moderada bajó de 34.9 por ciento a 29.3 por ciento; que la población en situación de pobreza extrema aumentó ligeramente, de 7 por ciento a 7.1 por ciento y que la población vulnerable por ingresos se redujo de 8 por ciento a 7.2 por ciento. La población vulnerable por carencias sociales aumentó de 26.4 por ciento a 29.4 por ciento y los mexicanos que viven sin acceso a los servicios de salud creció de 16.2 por ciento a 39.1 por ciento.
Morena llegó al poder y se olvidó a los más pobres pues en el terreno económico, de 2018 a 2023 hay un decrecimiento del poder adquisitivo. De nada sirven los programas sociales de transferencia monetaria si hay una mayor inflación y un aumento en el costo de la canasta básica y energía eléctrica,
“Aumentan los ingresos de los pobres, aumenta el salario, hay más bienestar y se reduce la desigualdad y tampoco le va mal a los de arriba”, dijo el presidente. Y aseveró que los datos presentados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) muestran que “ha funcionado su estrategia” que se puede resumir en una frase: “por el bien de todos, primero los pobres”.
Tan contento y satisfecho estaba López Obrador con los supuestos buenos resultados de su política “moral”, que manifestó que con lo que ha hecho su gobierno, con todo lo que ha logrado hasta se podría retirar de la política, e incluso que ya podría “morir tranquilo”. Obviamente que esos eufóricos desplantes de triunfalismo y satisfacción son para seguir apantallando ingenuos, pues, como todos sabemos y sobre todo vivimos, la realidad no sólo es distinta sino totalmente contraria.
La verdad es que no hay nada que celebrar, además de que, por su amasiato con la delincuencia organizada para ganar las elecciones en los estados, el crimen organizado ha crecido como nunca, peor que los países en guerra, con decenas de descuartizados o abatidos por las balas, como en Guerrero, Veracruz, Jalisco, Michoacán, Zacatecas, y otras entidades.
Morena llegó al poder y se olvidó a los más pobres pues en el terreno económico, de 2018 a 2023 hay un decrecimiento del poder adquisitivo. De nada sirven los programas sociales de transferencia monetaria si hay una mayor inflación y un aumento en el costo de la canasta básica y energía eléctrica, pues el 10 por ciento de la población acapara más del 80 por ciento de la riqueza nacional, mientras que el 50 por ciento gana menos de 3 mil pesos mensuales.
Los mexicanos, pues, no tienen ingresos suficientes para garantizar la adquisición de la canasta básica y menos aún para la compra de medicamentos que no les surte el gobierno.
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