Todo mandatario de nación que toma decisiones que perjudican a su país, aquel que en sus discursos dice que el pueblo se debe conformar con lo que tiene, que no es necesario lo material para ser felices y que con frijol y maíz es más que suficiente, que no necesita vestirse y calzar bien, ni tener una vivienda confortable, que debe conformarse, a lo mejor hasta en una vida miserable, sin aspirar a más, ese gobernante se debe considerar como alguien que está en contra del progreso, condena a su país al atraso, al hambre, y sobre todo, condena a su nación a la dominación por otros países más fuertes, obligándolos casi a la esclavitud, tanto material como espiritual. La voluntad humana está determinada por la realidad, no se puede solo desear y esperar a que llegue un cambio, ni mucho menos podemos decir que ese cambio debe estar en uno mismo ya que esa voluntad no sale del libre arbitrio ni por circunstancias elegidas individualmente, sino bajo las condiciones económicas y materiales en las que le toca vivir directamente a cada ser humano. En México, la falta de la vivienda es una necesidad palpable, veamos el trato real que le está dando López obrador, que va en contra de sus discursos.
Respecto al Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), que la Cámara de Diputados aprobará en estos días, para el ejercicio fiscal 2022, como era de esperarse, el presidente lanza su propuesta de gastos, en donde se pueden palpar las prioridades de su gobierno.
Me centraré en uno de los rubros que afectan a los sectores más desprotegidos, sin dejar de lado que en muchos otros aspectos sucede lo mismo, es ahí donde se ve claramente que López Obrador no tiene la mínima intención de ayudar a los más pobres. Me refiero al problema social de la vivienda, o sea al recorte del presupuesto en los esquemas que dan solución a la gente y que garantiza el acceso a la vivienda. Veamos los datos.
Se tuvo una la reducción del 51% en el Programa de Mejoramiento Urbano, una reducción del 3.6% al Programa Nacional de Reconstrucción y para el Programa Nacional de Vivienda, el presupuesto es el mismo que se manejó en 2021. En total, la reducción del recurso destinado para el mejoramiento de la vivienda será del 32%. Todo esto a pesar de que en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 fueron enlistados como prioritarios. Esta propuesta de disminución en el presupuesto asignado a este sensible rubro, se da en un ambiente donde las condiciones de vida de los mexicanos no presentan una mejoría, sino al contrario, presentan un grave deterioro. La Coneval registró en 2021un incremento del 2.3 % de la pobreza en México, esto representa 3.8 millones más de pobres, se podría decir por muchos que los indicadores de la pobreza, en cuanto a la vivienda, bajaron como por ejemplo en el indicador de la calidad y espacios de las viviendas bajó del 11% a 9.3% y con respecto al indicador de Acceso a servicios básicos en la vivienda se pasó de un 19.6% a 17.9% es necesario precisar que estos indicadores, en la medición de la pobreza, no se reflejan en la realidad, ya que, en la mayoría de las viviendas en que estos indicadores presentan mejoras, no se toma en cuenta que carecen de los servicios, por ejemplo, de agua potable entubada y las pocas que tienen, solo están de adorno, ya que el agua llega, si bien les va, unas cuantas horas en días muy específicos y para variar, es de mala calidad.
No debemos olvidar que hemos sido testigos de los desastres que azotaron a varios estados de la república causados por fenómenos naturales, lluvias que ocasionaron inundaciones en ciudades enteras y que dejan a flor de piel la débil infraestructura con la que están construidas la mayoría de las viviendas que se perdieron. Queda claro que la necesidad de vivienda y el mejoramiento urbano han crecido, la pregunta obligada en este tenor es ¿Por qué el presupuesto no aumenta para esta necesidad real?
Este panorama crudo y desolador pone de manifiesto que no se le debe recortar el presupuesto a la vivienda ni rural ni urbana, sino aumentar. Es necesario un presupuesto suficiente para cubrir todos los programas destinados a ello, para que todos los mexicanos tengan acceso a una vivienda que le permita vivir dignamente, porque esto ya no es un capricho, sino una necesidad del individuo que contribuye a su desarrollo pleno, esto se reflejaría en otras actividades dentro de la sociedad, como en el desempeño de los niños en la escuela, la productividad laboral, etc., por eso, el gobierno de la 4T, debería ser el mas preocupado para garantizar a todos los mexicanos una vivienda digna.
A casi tres años de la actual administración, desde el funcionario de alto nivel, empezando con Obrador, quien es el protagonista principal, que debe recordar que es el presidente de México y quien no ha sido capaz de representar ese papel que le toca como mandatario, hasta el de menos, padecen de una amnesia colectiva, porque se han olvidado de que, según sus declaraciones, su lema principal fue y es “Primero los pobres”, porque lo que está pasando con el recorte presupuestal a este importantísimo tema social queda de manifiesto que eso solamente fue y sigue siendo un discurso para ganar simpatías. Está comprobado que el discurso, por sí mismo, no genera ningún cambio material. Queda al pueblo tomar en sus manos la decisión de organizarse para exigir al gobierno que garantice en la realidad los derechos plasmados en la constitución, que contemplan el derecho a una vivienda digna, solo así podemos esperar un verdadero cambio.
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