Hace ya varias semanas, desde Palacio Nacional está en marcha una operación mediática para inculcar en la mente de los mexicanos la idea de que el peligro de la pandemia ha pasado y es momento de retomar las actividades cotidianas, pues es necesario reactivar la economía para bien del propio pueblo.A pesar de que cada día los contagios y decesos de covid-19 continúan en ascenso: se acumularon 5 mil 222 nuevos enfermos y 504 defunciones este último 12 de junio, según el propio Gobierno.
Pues bien, el pasado 11 de junio el propio presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) pidió sin ningún rubor a los mexicanos "perder el temor"y regresar a las calles a trabajar, justo el mismo día que el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, dijera por enésima vez que el pico de máximos contagios llegará la próxima semana y que la pandemia se extenderá hasta octubre; a López Obrador tampoco parece importarle que en gran parte del territorio nacional, diversos gobernadores y alcaldes, incluyendo muchos de su mismo partido político, continúan insistiendo a la población quedarse en casa y guardar la sana distancia.
Tal actitud no es casual ni fruto del mero delirio senil del Presidente, es una medida táctica fríamente calculada y llena de perversidad.López Obrador sabe que a la inmensa mayoría de los mexicanos les urge regresar a la normalidad, pues atraviesan una severa crisis económica, derivada de la pérdida de sus fuentes de ingresos tanto el sector formal como en el informal; sabe también que una gran cantidad de esos mexicanos pobres no cree en la existencia del virus y sabe, lo que más le preocupa, que de continuar el confinamiento es probable que la irritación de la población contra el Gobierno siga incrementándose, con lo que su popularidad continuará desplomándose, pues según diversas encuestadoras menos del 50% de los mexicanos aprueba su gestión en estos momentos.Así que, aprovechándose de la necesidad de la gente y de la incredulidad de una parte del pueblo, los reta a perder el miedo y salir a las calles, con la intención de congraciarse con la población y recuperar el terreno político perdido, pues hay elecciones el próximo año.
Sin embargo, esta retórica presidencial encierra diversos peligros.El más evidente es la posibilidad de que con más gente en las calles, los contagios se incrementen exponencialmente, los clínicas y hospitales se saturen y muchas personas lamentablemente fallezcan.Pero es más grave todavía que con estas acciones AMLO manipule las emociones de la gente y que, al presentarse como el más interesado en regresar a la normalidad, nos intente hacer olvidar que precisamente la crisis económica que atraviesan millones de mexicanos pudo evitarse si su Gobierno hubiese instrumentado un verdadero plan económico especial para hacer frente a los efectos financieros de la pandemia, cosa que se negaron hacer.
Porque es cierto, la crisis económica que atraviesa México y que golpea fundamentalmente a los más pobres se debe en gran medida a la inacción del Gobierno morenista.Cuando en el mundo se han instrumentando bonos de desempleo, rentas universales, transferencias monetarias directas a los trabajadores que se quedaron parados; condonaciones en el pago de servicios básicos, aplazamiento en el pago de impuestos para ciudadanos y micro, pequeñas y medianas empresas y muchas otras acciones en apoyo a la población, en México hubo total cerrazón a este tipo de solicitudes, inclusive a las más sencillas y baratas como la propuesta del Movimiento Antorchista Nacional: entregar alimentos de manera semanal a todos los que perdieron sus ingresos.Así que el burdo intento del Presidente de lavarse las manos y hacerse pasar por "paladín de las causas justas" debe ser denunciado y repudiado por el pueblo pobre.López Obrador se negó a ayudar a la población en desgracia durante la pandemia y cuando la situación se volvió insostenible, en una actitud verdaderamente irresponsable y criminal, lo mejor que se le ocurrió fue pedirle a la gente que regresara a la normalidad.Esa es la verdad, por mucho que se intente maquillar.
Naturalmente que la población que vive en la desesperación tiene derecho a salir a buscarse el sustento diario, no es contra ellos la invectiva, pero deben hacerlo con todos los cuidados sanitarios pertinentes, conscientes de que el peligro de contagio es 100% real, pero sobre todo, conscientes de que esta fue la única opción que les dejaron y de que pudo haberse evitado si el Gobierno hubiese instrumentado un plan para ayudarlos a guardar la cuarentena.Fue la omisión del Gobierno la que los puso en la terrible disyuntiva de: o cuidar su salud estando en casa o salir a laborar para no morir de hambre.El pueblo debe identificar bien esta realidad, pues cerca están los días en que los morenistas toquen a su puerta para pedirles su voto una vez más, ojalá el pueblo sepa cobrarles su indolencia en las urnas.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario