MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

AMLO, del discurso esperanzador al retroceso social

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A dos años del triunfo electoral de López Obrador, es conveniente recordar los motivos por los cuales el pueblo de México se volcó en apoyo contundente al actual presidente.

La sociedad, al término del periodo presidencial de Enrique Peña Nieto, se encontraba en una condición de hartazgo y desesperación total ante el abuso, la impunidad, el cinismo, la indiferencia total a la pobreza y el grotesco comportamiento contra el pueblo pobre de México por parte de la podrida y corrompida clase política de siempre y sus partidos políticos (PRI y el PAN).Por otro lado, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) supo utilizar eficientemente su campaña política, con el objetivo de decirle al pueblo lo que este necesitaba con urgencia escuchar; sin límite alguno, prometió al pueblo el incienso, la mirra y el oro.Dijo ser el líder que tenía la solución para todo, habló de proyecto de nación ambicioso que nadie conoció, pero sonaba como un proyecto inalcanzable, demagógico e irrealizable en la política práctica.

Asimismo, otra importante casualidad fue que el presidente era para ojos de muchos, el único candidato a la presidencia con relativa autoridad moral, puesto que le precedían dieciocho años de lucha constante por el poder y dos frustrados intentos electorales.Sus adversarios en ese momento no conformaban realmente una opción seria y verdadera ni popular, con la cual la sociedad pudiera haberse sentido identificado; dicho de otra manera, ninguno excepto él, eran, por lo menos en teoría, una viable y verdadera alternativa ante el caos político que vivía México en ese momento, era lo que comúnmente se le llama "la tirada obligada".

Esto provocó en la población una generalizada y profunda expectativa esperanzadora, muchos mexicanos consideraban que había llegado el momento en el que por fin el pueblo podría cambiar la semblanza y las condiciones de vida miserable que hasta ese momento la mayoría de la población padecía.Vimos a la gente llorar de gusto conmovido por el hecho, algunos otros imploraron por ese milagro político y dieron gracias por ello.Se fue gestando en derredor de Andrés Manuel una esperanza y una fe mesiánica y casi endiosada.El presidente supo darle a su discurso ese toque esperanzador y casi milagroso, afirmaba que la economía se incrementaría elevando el Producto Interno Bruto, a un 4% o más, que la inseguridad nacional sería cosa del pasado, que en breve tiempo (él hablaba en menos de un año) la condición de inseguridad seria revertida, que la población tendría ya por fin la plena seguridad de salir a la calle con tranquilidad y confianza, que las extorsiones, los asesinatos y el trabajo de los grandes cárteles se verían profundamente afectados con la política honesta y contundente de su gobierno, que la corrupción sería sólo un sueño de una vida anterior de los mexicanos.

Que, para su gobierno, los pobres, ahora sí, serían tomados en primerísima cuenta, a fin de ir acabando con la pobreza y la desigualdad social.Que la gasolina no solamente disminuiría en precio, sino que además ya no habría los llamados gasolinazos.En términos de salud, prometía una cobertura médica gratuita y de medicamentos al 100% a toda la población a través de la creación de un súper sistema de seguridad social que garantizaría el cumplimiento de sus objetivos: el famoso Insabi.En educación, advertía que las becas estarían en tiempo y en forma para todos los alumnos en educación básica, media, media superior y universitaria.

Que no habría familias con alta vulnerabilidad económica que se quedase sin sus correspondientes apoyos, que los recursos económicos para construcción de escuelas, aulas, techos y demás serían entregados ahora de forma directa a los padres de familia de las escuelas, para que ellos se encargarán de las construcciones… etcétera, etcétera, etcétera.

En fin, avizoraba y prometía un futuro paradisiaco, del cual la población sólo tendría que plasmar una simple y sencilla equis en la boleta de elección para así poder transformar su realidad nacional, que los mexicanos "no se arrepentirían al votar por él", "¿porque no nos fallaría?"

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Sin embargo, una vez que el candidato llegó a presidente, las condiciones reales y verdaderas de la población no fueron tornándose ni transformándose como él lo había dicho y prometido.Ante las críticas de sus opositores pedía tiempo y calma, esgrimía que eran muchos los grandes y graves problemas que el gobierno corrupto y conservador le habían heredado y que, por tanto, no iba a ser posible ya cumplir en tiempo y forma con las promesas hechas en campaña.Se marcó nuevos límites, nuevas fechas y como sabemos hoy, esas fechas y esos límites a pesar de que ya se cumplieron, la realidad nacional no solamente no ha cambiado para bien, sino que, al contrario, hoy estamos no peor, sino mucho peor que antes.Todos podemos dar cuenta de ello.

La economía empeoró, la inseguridad y los homicidios, lejos de disminuir hoy están muy por arriba de los que se generaron en los anteriores gobiernos de Peña Nieto y Calderón juntos, los grupos delincuenciales aumentaron en número y los delitos y homicidios cada día han sido más sanguinarios más brutales e inhumanos.Respecto a la gasolina ni se diga, ya que increíblemente el presidente se retractó diciendo que jamás él prometió que la gasolina bajaría de precio, sino que no habría gasolinazos, aunque éstos ha sido también una vil mentira de su parte, puesto que como sabemos los incrementos han sido ahora encubiertos por un llamado reajuste de costos.

Respecto a los pobres, lo único que algunos de éstos pudieron obtener es el otorgamiento de unos cuantos pesos en entrega directa cada mes, sólo a los mayores de 65 años de edad.También a los jóvenes que buscaran especialización y ubicación laboral les fueron también otorgados recursos; sin embargo, dicho programa (Jóvenes Construyendo el Futuro) fue un rotundo fracaso puesto que de los 900 mil programados, solo 15 mil jóvenes completaron el proceso.Fueron eliminadas las pocas alternativas de proyectos y apoyo sociales, como las estancias infantiles, los comedores comunitarios populares, los apoyos a las personas en extrema pobreza, lo mismo ocurrió con los recursos federales, por los cuales los municipios en los estados podrían obtener obra pública para beneficio social, como escuelas, agua potable, drenaje, energía eléctrica, entre otros.

Ante esta evidente y caótica realidad yo pregunto: ¿cuáles serían ahora, los motivos por los cuales el pueblo tendría para votar y creer nuevamente en el presidente? Es decir, la gente votó por una evolución social y lo que tenemos hoy es un retroceso en todos los aspectos; prometió al pueblo que no sería igual que los anteriores gobiernos y vemos que no solamente es lo mismo, sino que es peor: miente y reprime más que ellos, su gente roba y se corrompe como ellos, pero también los encubre y solapa como ellos, provienen del mismo lugar que ellos y muchas veces piensan y actúan como ellos.

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