* Interpondrá denuncia por discriminación en contra del alcalde de Parras.
Parras, Coahuila.- Desde que María Elodia López Gatica, una empleada discapacitada del Ayuntamiento de Parras, Coahuila, decidió regalar lonches a abuelitos que acudieron a la jornada de vacunación en este municipio, comenzó a ser víctima de acoso laboral, por parte del alcalde, Ramiro Pérez, hasta que por órdenes de él fue despedida.
La decisión de deponer de su cargo coincide con el momento en que la víctima hizo una denuncia pública, ante medios de comunicación, para describir las condiciones que padecía en el Ayuntamiento.
Relató que el domingo previo al día en que iniciaba la vacunación de los adultos mayores, le pidieron apoyo para campesinos de la tercera edad que llegaron a las 10:00 horas y hasta las seis de la tarde no habían probado alimento.
La empleada municipal decidió llevar unos lonches, que previamente gestionó con el Movimiento Antorchista, para alimentar a los adultos mayores; sin embargo, el munícipe ordenó que esa acción fuera suspendida, pues consideró que se estaba traicionando al Gobierno Municipal a su partido Morena.
Sólo unos cuantos de los adultos mayores recibieron los alimentos, porque el alcalde también ordenó a policías municipales que decomisaran los lonches para luego desaparecerlos.
A partir de ahí, López Gatica, quien es discapacitada porque padece una lesión en una pierna que dificulta su movilidad, registró una serie de represalias en su contra, entre las que se encuentra la orden emitida por Pérez a un médico de los consultorios municipales, de suspender las incapacidades porque según él, su enfermedad es un engaño, a pesar de verla que se auxilia con una andadera para caminar.
Elodia dijo que se negó a brindarle el apoyo a quien fuera candidata de Morena a la presidencia municipal, por lo que el alcalde, iracundo, instruyó, según fuentes del ayuntamiento, a retirarle todo el mobiliario de su oficina, para que la mujer, a quien se le dificulta mantenerse en pie, no tuviera ni una silla para sentarse.
El lunes siguiente, encontró su oficina sin el equipamiento, y fue tanto su malestar que, a pesar de su condición, debió permanecer sentada en el suelo, sobre unas bolsas de basura llenas con las medicinas que ella, con tanto esfuerzo, juntó para ayudar a quienes más las necesitan.
Debido a la tortura psicológica, Elodia optó por dejar de callar y, a través de los medios de comunicación, contó a la población cómo fue víctima del inhumano trato del alcalde, quien a pesar de ver sus condiciones de salud, decidió despedirla de una vez por todas de su centro de trabajo; dejandola sin su salario y sin sustento a una mujer discapacitada.
Remarcó que su único pecado fue regalar lonches y medicinas a los campesinos.
Doña Elodia se ha caracterizado siempre por ayudar al prójimo. Desde hace muchos años, busca donaciones de medicamentos para repartir entre la población que necesita un medicamento y no tiene para pagarlo. Según atestiguan cientos de parrenses, Elodia es una persona que siempre ha luchado por el bienestar social.
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