La Sierra Nororiental de Puebla luce en abandono. Son innumerables sus contradicciones, por un lado, es una región rica en recursos naturales que impactan a los diferentes viajeros que se internan en estos lugares; en contraste, la mayoría de sus pueblos tiene altos índices de marginalidad y más del 70 por ciento de pobreza, esto de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Pública (Coneval).
Si bien se presume desde el discurso político que el lugar atesora gran parte de la cultura nacional, y que tiene la denominación de tres pueblos mágicos, son los pueblos originarios tantos totonacos como nahuas quienes en sus comunidades recienten más la miseria ha sembrado sus reales.
Siempre se ha comentado en diversos círculos, sobre todo intelectuales, que los lugares serranos, por su lejanía de los centros urbanos y lo inhóspito de la naturaleza, presentan menores índices de desarrollo, pero en el caso de la entrada a la Sierra Nororiental se encuentra a escasas dos horas de la ciudad de Puebla y a cuatro de la Ciudad de México, por tanto, dicho argumento no es válido porque no se trata de un lugar remoto sino que tiene una cercanía relativa a las principales ciudades del valle de México. Por tanto, no se justifica el olvido en el que la mantienen las autoridades estatales y federales.
La sierra es visitada por los políticos cuando hacen turismo extremo o cuando requieren votos, entonces no dudan en caminar en las comunidades y ensuciarse los zapatos, tomarse la foto, para luego olvidar a sus habitantes y dejarlos a su suerte. Por ello, la carretera interserrana es una de las peores del país, llenas de baches y tramos derrumbados. No se rehabilita a conciencia ni mucho menos se invierte los recursos para ampliarla y hacerla una carretera más segura y transitable.
Allá son constantes los accidentes y aunque las personas conozcan los lugares de mayores siniestros, nadie puede evitarlos porque es la única vía de acceso, y si así está la carretera federal ni que decir de los caminos rurales, igual de intransitables. Son las vías de comunicación un factor decisivo para encontrarse en la oscuridad o en la comunicación e información porque en donde hay sombras, irremediablemente, surge la inseguridad y violencia.
Estos dos fenómenos: inseguridad y accidentes son constantes. Las pésimas condiciones en las que se encuentran las vías terrestres, debido a que cuentan con mucho desgaste y los baches provocan que conductores de cualquier tipo de vehículos pierdan el equilibrio y puedan verse implicados en situaciones trágicas, llegando a cobrar la vida de personas inocentes, como estudiantes, trabajadores y trabajadoras e incluso niños y niñas. Y es que los atrasos recurrentes por el mal estado de estas vías, lleva a la desesperación a los conductores que aprovechan los pocos espacios en buenas condiciones para rebasar o recuperar el tiempo perdido, aumentando con ello el número de accidentes.
El otro aspecto es la inseguridad, porque igual cada vez son más frecuentes los asaltos a mano armada al transporte público, turistas, pequeños empresarios, connatos que han llegado a la violencia y al asesinato, y que van de la mano al mal estado de la infraestructura en general como las carreteras y parajes solitarios que han aprovechado los delincuentes y el narcomenudeo, ante la pasividad o complicidad de las autoridades. Si a ello agregamos que en la región hay pocas oportunidades de salir de la trampa de la pobreza, entonces se vuelve un caldo de cultivo favorable para delinquir, y estos sucesos en la región han trascendido, que basta con revisar la nota roja de la prensa nacional.
El turismo nacional y extranjero es la principal fuente de derrama económica, pero la inseguridad y las malas condiciones de la carretera, los ahuyenta porque no ven acciones de infraestructura ni mucho menos una política de seguridad que garantice el desarrollo y la tranquilidad en la zona. Y mientras esto sucede, las únicas veces que se tapan los baches y se puede ver un fuerte dispositivo de seguridad es cuando el gobernador Barbosa visita la zona, pero al otro día todo sigue igual.
Por lo que, a sus habitantes no les queda otra salida que organizarse y exigir soluciones a las autoridades de todos los niveles, porque es tiempo de que la grandeza de la sierra no se quede sólo en el discurso, sino que sea una realidad.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario