Más de 5.2 millones de estudiantes mexicanos de entre 3 y 29 años abandonaron sus estudios y no se inscribieron al presente ciclo escolar, una cifra escandalosamente alta y de graves consecuencias para el presente y futuro del país. Un dato que para cualquier gobierno de un país habría significado una alerta que llevara a movilizar los recursos y las iniciativas que fueran necesarios para revertir el daño, en México fue tomado por el gobierno con la frivolidad que caracteriza su respuesta ante cualquier problema: hacer malabares con los datos para esconder sus graves errores y echar la culpa de todo lo malo a los que ya no están en el poder de la nación.
“Por motivos asociados a la COVID-19 o por falta de dinero o recursos no se inscribieron 5.2 millones de personas (9.6% del total 3 a 29 an?os) al ciclo escolar 2020-2021, reportó el INEGI al dar a conocer los resultados de una de sus encuestas nacionales, y agregó: “sobre los motivos asociados a la COVID-19 para no inscribirse en el ciclo escolar vigente (2020-2021) 26.6% considera que las clases a distancia son poco funcionales para el aprendizaje; 25.3% sen?ala que alguno de sus padres o tutores se quedaron sin trabajo, 21.9% carece de computadora, otro dispositivo o conexio?n de internet”. O sea, casi uno de cada 10 estudiantes de esa edad abandonó los estudios y muchos tuvieron que ir a buscar trabajo o dedicarse a actividades delictivas. Una tragedia educativa tan grande como la ineptitud del gobierno para resolverla.
Estos datos son una evidencia adicional del desastroso manejo de la pandemia por parte del gobierno federal, lo que aumentó en millones el número total de enfermos y fallecidos, y exhiben el abandono que sufrieron y sufren aún padres de familias que perdieron el empleo para sostener a sus familias o que, aún teniéndo alguno carecen de ingresos suficientes para tener aparatos y conexiones a internet para que sus hijos estudien (¿alguien ha vuelto a acordarse de la promesa de AMLO de conectar a todo el país?). Además exhibe ante los ojos de México el enorme atraso del sistema educativo mexicano, mismo que se ha deteriorado aún más bajo la 4T, con un presidente que subestima el papel de la educación y la ciencia en el desarrollo del país.
Como ejemplo para ilustrar lo grave que es el abandono escolar de millones de estudiantes y las repercusiones que traerá el abandono del sistema educativo, veamos otra experiencia diametralmente opuesta, de un país donde se le da una gran importancia a la educación, la ciencia y la tecnología. En China, donde han muerto menos de cinco mil personas por Covid-19, porque el gobierno aplicó un eficaz sistema de confinamiento y ayuda económica para millones de personas, no hubo deserción escolar y se espera que el próximo año se gradúen ¡10.7 millones! de universitarios a los que se les incorporará a la actividad productiva y cultural.
En China se gradúan hoy más científicos e ingenieros que en Estados Unidos, Europa, Japón, Taiwán y Corea del Sur juntos, y siete veces más que en Estados Unidos. En 1996, en un reportaje de la BBC se adelantó lo que ahora es una realidad: “China ha estado gestando una revolución silenciosa que está causando un giro importante en la composición mundial de egresados universitarios. La potencia asiática ha estado construyendo el equivalente a casi una universidad por semana”, y agregaba que “no se trata únicamente de un aumento en el número de estudiantes. Los jóvenes chinos e indios tienden a estudiar matemáticas, ciencia, computación e ingeniería –las áreas más relevantes para los avances tecnológicos y de innovación. Esto quiere decir que los egresados que son el motor de la prosperidad en las economías basadas en el conocimiento cada vez más tendrán origen chino o indio”. Para promover una formación integral el Ministerio de Educación de China, implementó la obligatoriedad de los cursos de arte para los estudiantes universitarios del país; resultado de ese enfoque multilateral es el desarrollo masivo y de alta calidad de la danza, la música, la literatura, el cine, el teatro y la pintura, entre otras disciplinas artísticas.
Y para aquellos que piensen que se trata de escuelas y universidades hechas al vapor, como las “universidades del bienestar” de AMLO, les aclaro que no es así, que se trata de recintos educativos bien equipados y de alto rendimiento en todos los niveles. La prueba de esto es que los estudiantes chinos obtuvieron el primer lugar en la prueba PISA, aplicada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para evaluar en todo el mundo las habilidades de estudiantes de 15 años de edad en matemáticas, lectura y ciencias, mientras que México ocupó el penúltimo lugar de los países miembros de la OCDE. Y si eso ocurrió en 2018, ¿acaso alguien espera un mejor resultado ahora que millones de estudiantes desertaron de las aulas y la SEP es dirigida por una funcionaria tan corta de miras y tan incompetente al grado que confunde Sonora con Jalisco? Por eso, causa indignación oir decir a López Obrador que la extracción de petróleo consiste básicamente en hacer un hoyo en el suelo, que no se requieren ingenieros para hacer caminos y carreteras o que el modelo tecnológico para la economía que él está impulsando es un trapiche, un invento artesanal del siglo XI.
Los estudiantes, maestros y padres de familia mexicanos no debemos aceptar ni apoyar que se siga hundiendo la educación en nuestra patria, con nuestro voto saquemos del poder a un partido que ha acelerado el deterioro educativo a niveles nunca vistos, lo que provocará aún más atraso, pobreza, delincuencia y violencia.
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