Vendedores de: jugos, pan, pepitas, raspados, paletas.Campesinos que cultivan y venden flores, jitomate, manzanas, cebolla, chile, ajo.Propietarios de pequeños negocios que vendían artículos de primera necesidad: agua potable embotellada, chucherías.Puestos callejeros de venta de: tacos, tortas, tlayudas, sopes, volovanes, pastes, panuchos, salbutes, gorditas.Pequeños restaurantes que ofrecían: birria, barbacoa, cochinita pibil, pollos rostizados, tacos de canasta.Expendios de: cerveza, pulque, tepache, tesgüino, tejate, pozol.Todo eso y más, mucho más fue impedido y obligado a terminar sus ventas.Y, a quienes se sustentaban de los magros ingresos que obtenían, nunca se les dijo, ni cómo ni de qué, podrían llegar a tener un ingreso mínimo para poder comer, vestir, curarse o pagar la educación de sus hijos.Nunca se les dijo ni se les está diciendo nada.Por cierto, cuando se atreven a pedir, aunque sea una despensa son golpeados por la policía como ocurrió recientemente en Huejotzingo, Puebla.
Esa inmensa masa, que suman más de 80 millones de pobres, desde hace ya muchos días no tienen ni siquiera para comer.En contraparte las grandes cadenas comerciales como Walmart, Sam´s Club, Soriana, Chedraui, Ley, Oxxo, Sears, Aurrera, Elektra, etcétera, no han cerrado ni un solo día y aunque seguramente sus ventas no son las mismas, por las restricciones impuestas, no están perdiendo, ni tienen problemas de quiebra, como los micro y pequeños negocios que fueron obligados a cerrar.
Ahora, analizando el problema de quiénes son los que se están muriendo, se sabe que la mayor cantidad de víctimas por la covid-19 se está presentando en las zonas conurbadas, es decir, en las colonias que circundan las grandes ciudades (como es natural), precisamente esta población es la que no tiene agua potable suficiente, ni drenaje, ni espacio suficiente para vivir y justo ahí está la población de mayor movilidad, pues, aún con la prevención y prohibición de salir a la calle, los humildes tienen que hacerlo para poder ganarse la vida.Saben que deben quedarse en el confinamiento, pero no pueden quedarse y tiene que salir a pesar de saber que se exponen al contagio del virus que actualmente afecta a una parte de la humanidad.
En este país, como en cualquier sociedad capitalista, hay quienes tienen residencias, en fraccionamientos privados; tienen recursos de sobra para adquirir todo lo que necesitan, incluso sin salir a la calle, pues tienen sirvientes o empleados que pueden realizar cualquier encomienda que sus poderosos amos les ordenen o bien pueden solicitar por teléfono o medios digitales (empresas o negocios especializados en ventas a domicilio), que les entreguen en su propio domicilio cualquier mercancía por sofisticada que sea, sin que ellos se expongan a un posible contagio en caso de tener que salir a la calle.Es este mismo sector de la población, el que puede fácilmente realizarse pruebas sobre la covid-19 y, en caso de resultar positivo puede adquirir los medicamentos necesarios para su tratamiento, pagar a los médicos más competentes, comprar o tener acceso al equipo necesario y superar un posible ataque del coronavirus.
Las clases medias o bajas que lleguen a contagiarse pueden considerarse afortunados en caso de encontrar médicos que les diagnostiquen la enfermedad o un hospital en el que pueda ser internado y atendido para sobrevivir al ataque del virus.
En síntesis, de esta pandemia no todos son afectados en el mismo grado.Es más, ya se está viendo y hay informes al respecto de algunos sectores de la población, sobre que los más ricos, no van a perder sino a ganar, van a ser beneficiados, sobre todo aquellas empresas que están vendiendo, como las ya señaladas o las que inviertan para producir medicinas, equipo médico como ventiladores, productos químicos sanitizantes, vacunas, etcétera, pues, de su venta, obtendrán jugosísimas ganancias.Socialmente hablando, aun cuando esto está indisolublemente ligado con el factor económico, sobrevivirán los que tengan la solvencia económica para guardar la cuarentena sin exponerse al contagio, es decir, solo los ricos podrán hacerlo, pues tienen los medios para conseguirlo.
Por el contrario: boleros, albañiles, cerrajeros, campesinos, taxistas, burócratas, estudiantes pobres, afanadoras, limpia-parabrisas, meseros, cerrajeros, etcétera, es decir, la clase económicamente vulnerable será la que muera en mayor número, pues, son los más expuestos al contagio, su escasa y pobre alimentación los debilitan físicamente y en la defensa de anticuerpos de su organismo, contribuyendo también a lo anterior el estrés por temor al contagio, la angustia por falta de trabajo, el temor a ser asaltado en la calle o en su casa, todo ello los hace más propensos a la muerte por el coronavirus.
Serán los pobres principalmente los que paguen, desafortunadamente con su vida, esta pandemia que estamos sufriendo.Esta experiencia nos tendrá que hacer reflexionar a todos sobre la gran tragedia y desventaja que tenemos de vivir en una sociedad que protege, cobija y salva a unos pocos desamparando y desechando a la inmensa mayoría por ser pobres.
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