En Colima, la ola de violencia sigue imparable y por lo visto no hay indicios de que el Gobierno estatal haga lo necesario para que esta se detenga, pero lo que más preocupa es que ahora los muertos y asesinos sean menores de edad, es decir, jóvenes matando a otros jóvenes.
La juventud en la que tanta esperanza se ponía, pues era el futuro de México, ahora está sumida en la delincuencia y el crimen organizado.
En este estado, en días recientes, encontraron a dos adolescentes muertos, uno de 14 y otro de 16 años, y un sin fin de notas periodísticas que reflejan esta situación con cientos de jóvenes en Colima.
La situación ha desbordado también en otros lugares, como en Texas, donde a decir de los medios informativos, se trata de la matanza más grande y mortífera en una escuela. El atacante fue identificado como Salvador Ramos, de 18 años, y fue baleado por las autoridades. Las víctimas estaban en los grados segundo, tercero y cuarto de primaria, con edades de entre 6 y 11 años. Al menos 18 niños y un maestro murieron en el tiroteo.
Es decir, ahora los jóvenes tienen acceso a armas de alto calibre que pueden utilizar, sin remordimiento, para asesinar a quién a ellos quieran. Además de acceso ilimitado a redes sociales donde no tienen restricciones de ningún tipo y pueden acceder a juegos que los entrenan a matar.
Como dije al inicio, preocupa que ahora la juventud está envuelta en este tipo de actos tan atroces, pero no olvidemos que no solo la casa enseña, sino que los individuos estamos rodeados de un sistema económico y político que dirige y rige nuestra conducta, como vestimos, como pensamos, que nos gusta y que nos disgusta. La sociedad también educa, y esto no significa que sea para cosas buenas.
También agreguemos a esta situación, la falta de vivienda, la mala alimentación, la raquítica educación de nuestro país, que no hace seres pensantes y críticos, si no obedientes jóvenes que se sometan a un sistema tan injusto como el que vivimos. Dicen que las letras no entran con la panza vacía, pues la situación económica ha sumido a miles de familias en la pobreza y ha lanzado a los jóvenes a las calles, a buscar empleo en donde sea para llevar un poco de comida a sus casas, aunque eso les cueste la vida.
Por lo tanto, debemos organizarnos y educarnos para buscar mejores condiciones de vida para los hijos de todos, que tengan educación de calidad, alimentación, cultura, deporte, salud y recreación, que permita a los jóvenes un desarrollo más completo, donde puedan disfrutar de la vida.
Además de enseñar a los jóvenes de México que no son el futuro de México, sino el presente, y por lo tanto su educación de hoy dará frutos en la sociedad de mañana. Eduquemos pues hoy, para no arrepentirnos después. Enseñemos a los jóvenes a luchar también por mejores condiciones de vida para ellos y para todos.
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