“Quiero que la gran mayoría, la única mayoría, todos, puedan hablar, leer, escuchar, florecer. No entendí nunca la lucha sino para que ésta termine. No entendí nunca el rigor, sino para que el rigor no exista. He tomado un camino porque creo que ese camino nos lleva a todos a esa amabilidad duradera. Lucho por esa bondad ubicua, extensa, inexhaustible. De tantos encuentros entre mi poesía y la policía, de todos estos episodios y de otros que no contaré por repetidos, y de otros que a mí no me pasaron, sino a muchos que ya no podrán contarlo, me queda sin embargo una fe absoluta en el destino humano, una convicción cada vez más consciente de que nos acercamos a una gran ternura”, escribió Pablo Neruda, en su autobiografía Confieso que he vivido.
¿Quién no ha dedicado un verso de Pablo Neruda? ¿Quién no se ha conmovido al leer sus poesías? ¿Quién no se ha identificado con la vida de Pablo Neruda? ¿Quién no ha gritado: ¡Justicia!, con los versos de Pablo Neruda?
Un 12 de julio de 1904 en Parral, Chile, nace uno de los más grandes poetas de Latinoamérica y uno de los más importantes del siglo XX, Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, quien a sus 16 años adoptaría el pseudónimo que conocemos hasta nuestros días: Pablo Neruda, en honor al poeta checoeslovaco Jan Neruda. En 1920 forma parte de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, siendo su primer acercamiento a la política. A sus 17 años se traslada a Santiago de Chile, donde publica sus primeros libros, entre ellos Crepusculario a sus apenas 19 años y sus Veinte poemas de amor y una canción desesperada a sus 20. Ya con 23 años es nombrado cónsul honorario y viaja a Buenos Aires, Madrid, Tokio, entre otras ciudades, y a los 28 regresa a Chile.
El 13 de octubre de 1933, Pablo Neruda conoce a quien sería una de sus más grandes amistades, Federico García Lorca, quien lo invita a viajar a España, donde también conoce al poeta Miguel Hernández.
Al comienzo de la Guerra Civil Española (1936-1939), Neruda toma partido y se alinea con el bando republicano, y durante estos años dedica varios libros de poesías a este acontecimiento, incluso, organiza un congreso de literatura en Madrid. Pero su tiempo en España dura poco, pues debe viajar hacia París; allí, entristecido por lo que estaba sucediendo en España y por la muerte de su amigo García Lorca, escribe el libro de poemas titulado España en el corazón. También bajo esta causa decide editar la revista Los poetas del mundo defienden al Pueblo Español.
Una vez concluida la guerra, Pablo Neruda al enterarse del exilio que sufrían varios republicanos a causa de la represión franquista, propone al presidente chileno Pedro Aguirre Cerda, darles asilo en su país.
Con estos acontecimientos revolucionarios fue como el poeta vuelca su poesía a la lucha política y no solamente al canto social como hasta ese momento lo había hecho. Funda la Alianza de Intelectuales de Chile para la defensa de la Cultura en 1938. Se le nombra cónsul general en México en 1939. En 1945 regresa a Chile e ingresa a militar a las filas del Partido Comunista de Chile (PCCH), año en que también es elegido senador de la República.
Siendo senador de Tarapacá y de Antofagasta es destituido de su puesto por el dictador Gabriel González Videla, quién además ordena su detención; ese hecho le obliga a esconderse tres años atravesando el país a caballo, y escribe su Canto general en 1950. Sale de Chile y vuelve en 1952. En 1953 recibe el Premio Lenin de la Paz. En 1955 crea la Gaceta de Chile. Se convierte en el presidente de la Sociedad de Escritores de Chile.
En 1970, Neruda fue elegido por parte de los comunistas para el conglomerado de la Unidad Popular, siendo vencido en las urnas por su gran amigo y compañero Salvador Allende, quien representaría a la alianza de la izquierda de Chile, resultando electo presidente de la nación. Un año después, durante el gobierno de Allende, Neruda obtiene el Nobel de Literatura, siendo un símbolo para el momento histórico de la revolución popular del país, reflejado en su política, cultura y sociedad.
En septiembre de 1973, a tan solo 12 días del golpe de Estado comandado por Augusto Pinochet y con ayuda de la oligarquía nacional y Estados Unidos, el poeta fallece de cáncer; sin embargo, como muchos de los acontecimientos sucedidos durante y después de este golpe de Estado esto sigue siendo investigado.
Pablo Neruda tuvo una extensa carrera no solo como escritor sino como luchador social, pues se suma a la lista de grandes artistas que aportaron con su música y su poesía a la búsqueda de una mejor sociedad, una sociedad más justa y equitativa y sus grandes obras fueron muestra de ello.
Definitivamente a Neruda no solo se le premiaba y admiraba por lo que escribió, sino por como lo hizo. El estilo tan personal que tenía a la hora de escribir la tuvo con base en sus ideales comunistas, defendía con firmeza todo aquello en lo que creía y en lo que le parecía justo, vivió en carne propia tiempos de miseria y opresión, y eso lo llevó a realizarse como poeta revolucionario.
Y hoy, el Movimiento Antorchista dedica un homenaje a sus 50 años de su muerte, donde más de 100 participantes entre niños, jóvenes, maestros, obreros y amas de casa se sumarán a esta Jornada Nacional de Declamación, presentando una gran variedad de sus mejores poesías.
La poesía de Pablo Neruda sigue vigente y los antorchistas nos hemos dado a la tarea de difundir su vida, su ejemplo y, sobre todo, su poesía que grita revolución.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario