El tiempo para detenernos a reflexionar y orientarnos sobre como ejercer nuestro derecho a elegir a nuestros próximos representantes a los diferentes cargos de elección popular ha tocado a la puerta. A diario, los medios de comunicación y las "benditas redes sociales&rdquo, dan cuenta de políticos, periodistas, comunicadores, deportistas, actores e inclusos cantantes, que acuden ante los diferentes institutos políticos para registrarse como precandidatos a ocupar algún cargo de elección popular, tal como ocurre cada tres años.
Nos encontramos en la antesala de lo que los especialistas en la materia han calificado como las elecciones más grandes de la historia de México por el número cargos a elegir. Las elecciones intermedias de junio próximo serán un proceso muy importante y trascendental para nuestro país y para la vida de todos los mexicanos; se disputarán las gubernaturas de 15 estados, 500 diputados federales (300 por mayoría relativa y 200 por representación proporcional), 1,063 diputaciones locales con excepción de Quintana Roo y Coahuila que no renovarán sus congresos locales y se elijarán 1,923 presidencias municipales con sus respectivos síndicos y regidores. Todo por primera vez el mismo día. De aquí la importancia de detenerse y revisar el desempeño de nuestros actuales "representantes” que prometieron un cambio en la forma de hacer política y llevar mejoras materiales para todos los ciudadanos, en especial para "los pobres”. Veamos.
Una de las principales banderas del actual partido en el poder en las pasadas elecciones de 2018 fue la de la renovación en la forma de hacer política, pregonaron a los cuatro vientos que no caerían en viejas y malas prácticas de los partidos tradicionales, prometieron que iban a purificar la vida pública y que iban a dotar de moral a la política. ¿Y qué es lo que vemos en los hechos? Este partido que supo aprovechar el hartazgo de la gente por los malos resultados de las administraciones pasadas y la poca o nula educación política de la mayoría de los mexicanos, logró arrasar en las elecciones para elegir al presidente de la República, la mayoría en la Cámara de Diputados federales y un importante número de congresos locales y presidencias municipales en todo el país.
Poco después del haber ganado las elecciones de 2018, muchos los beneficiados con la ola lópezobradorista se convirtieron en incondicionales adoradores del presidente, y tanto en la Cámara de Diputados como la de Senadores siguen olvidándose de los intereses del pueblo que deberían de defender. Sin modificar una sola coma, aprobaron los Presupuesto de Egresos 2020 y 2021 en los que se privilegian cuantiosas sumas de dinero para las caprichosas obras del presidente como el aeropuerto de Santa Lucía, la refinería Dos Bocas en Tabasco y el Tren Maya, aprobaron la desaparición de programas sociales y la eliminación de fideicomisos en perjuicio a los sectores populares más desprotegidos.
Las promesas de generación de empleos (dos millones, según el presidente) en el primer año de gobierno, nada más no se ve; el compromiso de "apoyar el campo como nunca antes” quedó el olvido como siempre, "vamos a destinar presupuesto suficiente para fomento al campo, vamos a rescatar al campo y sus pobladores del abandono en que se encuentran” prometía López Obrador en campaña. En el 2020 se dejó sin fertilizante gratuito a miles de campesinos en varios estados; el crecimiento económico hasta llegar al doble del crecimiento de los gobiernos neoliberales y bienestar del pueblo bueno se han quedado solo en eso, en promesas.
Pues bien, muchos de aquellos que en 2018 aprovecharon la situación desastrosa que azotaba nuestro país para pedir tu confianza y que prometieron ser "la esperanza de México&rdquo, son los responsables de la situación tan difícil en la que vivimos. Esos mismos son los que en los próximos cinco meses volverán a pedir tu voto y tu confianza. En la contienda electoral de junio de 2021, muchos de esos diputados y senadores que en el 2018 se aprovecharon del hartazgo y descontento social quieren reelegirse, y otros aspiran posiciones más altas. Mucho depende de nosotros el que una vez más dejemos que lleguen al poder personajes sin la capacidad probada y la solvencia moral para ostentar un puesto de esa naturaleza.
Los mexicanos tenemos ante nosotros la oportunidad de corregir el rumbo en este segundo periodo del sexenio de Andrés Manuel López. En las próximas elecciones ¡Ni un voto a Morena!
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