Todavía está en la mente de muchos mexicanos, especialmente los de la Ciudad de México,el sismo de magnitud 7.1 ocurrido el 19 de septiembre de 2017, hace ya seis años, y cuyo epicentro ocurrió apenas a 120 km al sur de la capital del país, de ahí la fuerza con la que se
sintió y los enormes daños que causó. En ese entonces era el jefe de gobierno de la capital del país Miguel Ángel Mancera -hoy senador de la República- quien, por tal investidura, tenía la responsabilidad de coordinar y supervisar la atención a los damnificados. Conviene recordar que el sitio web forbes.com.mx del 18 de septiembre de 2020, consignó lo siguiente: “Días después del sismo, la ayuda y donaciones internacionales de prácticamente todo el mundo comenzaron a llegar a México, hasta sumar más de 90,000 millones de pesos (unos 4,300 millones de dólares). Pero tres años después, muchos damnificados denuncian que los recursos se esfumaron por posibles malos manejos.”
Tres años después, esto quiere decir que Andrés Manuel López Obrador, enemigo jurado de la corrupción, estaba ya por cumplir dos años de haber asumido la presidencia del país y nada se hizo por investigar el destino de esos millones de pesos. Vino luego de Mancera -como también conviene recordar- Claudia Sheinbaum, que ganó el gobierno de la Ciudad de México, por lo que la reconstrucción quedó bajo su responsabilidad. Ya desde ese entonces, se veía venir que sus promesas eran díficiles de creer -como el caso de las líneas uno y 12 del Metro-, pues se comprometió a terminar la reconstrucción en el primer semestre de 2022; esta es la hora en la que todavía miles de capitalinos siguen esperando un espacio digno donde vivir, a los que bien les fue, siguen viviendo arrimados con familiares, pero la gran mayoría lo sigue haciendo en viviendas improvisadas de lámina, instaladas en la banqueta, otros más, ya fallecieron… seguramente la tristeza y la angustia de seguir sin hogar aceleraron su muerte.
El laborioso periodista Jesús Anaya, de Canal 6Tv, realizó un trabajo especial con motivo de un aniversario más del último sismo, de los testimonios que recogió, me permito compartir el de la señora Verónica Rosas Silva: “Estamos cansados, nos hemos enfermado - porque este edificio era de personas de la tercera edad- ha sido muy, muy difícil, yo tengo 70 años, mi madre, 90, cómo nos podemos mover, cómo podemos estar en una lucha sin cuartel, una lucha que no esperábamos porque nosotros éramos gente de paz, que vivíamos en nuestros hogares, tranquilos, sin problema alguno.” Las afectaciones del edificio donde vivían fueron de tal magnitud que tuvo que ser demolido. El entonces comisionado para la reconstrucción, César Cravioto, se comprometió a reconstruirlo, sin embargo, a seis años del sismo siguen esperando. Desde el cuarto de lámina en el que ahora viven, doña Verónica se traslada a donde haya que ir para seguir luchando por una vivienda digna.
Según datos del portal de la Comisión para la Reconstrucción de la Ciudad de México, hasta el 30 de agosto del año en curso, cinco mil 250 inmuebles continuaban en obra y un mil 690 siguen en espera de que se inicie una nueva construcción, pero resulta que dicha comisión dejará de operar en el primer trimestre de 2024 y ya transfirió sus funciones al Instituto de Vivienda (INVI), generando aún más angustia entre quienes perdieron su vivienda, pues como se desprende de los lineamientos de reconstrucción del INVI, los daminficados podrían adquirir deudas por más de 200 mil pesos por cada vivienda, o sea, les lloverá sobre mojado. El atraso en la reconstrucción de los edificios y el nulo avance en otros, han orillado a algunos a aceptar las duras condiciones planteadas por el gobierno de la Ciudad de México.
La clásica táctica de los gobernantes: alargar lo más posible la solución a los problemas de los más desamparados hasta agotarlos y hacer que acepten las condiciones que les impongan. Un verdadero abuso de poder. ¿Quién ha sido castigado por el desvío que se acusa de los 90,000 millones de pesos recibidos desde muchos países? Nadie. El Fonden fue desaparecido por órdenes del presidente López Obrador con el pretexto de querer desaparecer la corrupción, y aunque el presidente le restó importancia y se jactó de que sin dicho fondo “…estamos atendiendo mejor que nunca a los damnificados” (politica.expansion.mx 8 de septiembre de 2021), la necia realidad dice lo contrario.
Los daminficados por el temblor de 2017 en la ciudad de México no han tenido la fortuna de los turistas adinerados que serán agraciados y divertidos cuando entre en funcionamiento el Tren Maya, se quedarán para siempre con las ganas de que a sus justísimas aspiraciones se les hubiera asignado aunque fuera una parte de lo que se ha dedicado a ese transporte de la península de Yucatán, tampoco podrán competir ni en visitas con los privilegiados vecinos de Badiraguato, Sinaloa, que ya pronto festejarán la preocupada inspección de sus obras por parte del presidente de la república en persona.
A la luz de los hechos, que derrumban a los dichos, nadie puede seguir creyendo en que este régimen gobernó “Primero para los pobres”. Leamos, finalmente, otro testimonio recogido por Jesús Anaya. Carolina Núñez, administradora de lo que hoy es solamente un predio en la calle Ámsterdam # 269, señaló: “El 6 de junio tuvimos una audiencia con Claudia Sheinbaum, previo a que pidiera licencia, ahí nos reiteró su compromiso y nos dijo literal: ‘les vamos a cumplir, no se preocupen.’ Bueno, Claudia, no nos han cumplido, el Invi sigue pateando el bote, el Invi sigue haciendo propuestas económicas sin estar fundamentadas en revisiones reales, no nos han cumplido y no queremos ser una nueva promesa de campaña después de seis años en la que nos la hiciste”. Todos los trabajadores que aspiren a una vida más digna, harían muy bien en registrar las evidencias y sacar las conclusiones, si no se organizan y luchan, los poderosos nunca van a cumplir sus promesas.
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