En México, el festejo del Día de las Madres se remonta al 13 de abril de 1922, cuando el periodista y fundador del diario Excélsior, Rafael Alducin (1889-1924), lanzó una convocaría nacional para elegir una fecha especial para rendir homenaje de afecto y respeto a las madres mexicanas.
De acuerdo con el diario El País, la respuesta de la sociedad mexicana y de los medios de comunicación fue favorable, lo que llevó a que el 10 de mayo de 1922, en México, se convirtiera en la primera nación de Latinoamérica en rendir un merecido reconocimiento a las madres.
El origen de esa fecha se remonta a la Grecia antigua, donde se instauró el Día de las Madres en honor de Rhea, quien era conocida como la madre de los dioses, indica el portal dias-festivos-mexico.
En cuanto a la fecha elegida, información del extinto Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (Conaculta) señala que se seleccionó mayo para este festejo, ya que ese es el mes consagrado a la virgen maría, mientras que el día 10 fue elegido porque en aquella época en el país se pagaba en las decenas.
En la actualidad, esta celebración goza de gran importancia entre los mexicanos, quienes buscan, ya sea en tiendas departamentales, mercados o en puestos ambulantes, el regalo perfecto para las mal llamadas, en este país, reinas de hogar.
El festejo del 10 de mayo generalmente incluye una reunión familiar en la que se comen ricos platillos tradicionales y, al son de música mexicana, se expresa el cariño, amor y gratitud por las madres.
Los más pequeños de la casa también buscan expresarles ese cariño a sus progenitoras, por lo que muestran sus mejores pasos en bailables que presentan en festivales escolares o realizan diversas manualidades, con las que buscan decir "te quiero mamá".
Los homenajes oficiales a la fecha constituyen, como es fácil verlo sin un gran esfuerzo de análisis, un sustituto barato de la verdadera justicia social a que tienen derecho las mujeres que son madres. Su gran aceptación social se debe, además de a la muy humana debilidad por los elogios y las consideraciones (aunque éstos sean sólo una vez al año), al decidido apoyo y promoción que reciben por parte de los grupos económicos poderosos incrustados, sobre todo, en los medios de difusión y en el comercio, que en tales fechas realizan un pingüe negocio. Lo podemos ver en el caso de la madre, de la mujer que ya ha cumplido, aunque sea una sola vez en la vida, la difícil misión que tiene encomendada de propagar la especie. Muy pocas de estas mujeres, como lo sabe todo mundo, cuentan con una situación económica y social que les permita llevar una vida digna, desahogada, sin apremios y carencias de todo tipo que les impidan enfrentar la problemática diaria de sus hijos, de su familia.
La inmensa mayoría, dentro de la que se incluyen, naturalmente y en primer lugar, las madres campesinas, las obreras, o esposas de obreros, las trabajadoras o esposas de trabajadores, se debaten en una situación de miseria, de insuficiencia de recursos, de desamparo social, totalmente incompatible con las protestas de amor, veneración y respeto con que la sociedad entera las abruma cada diez de mayo.
Tales mujeres, tales madres, cuando tienen la oportunidad de organizarse para protestar por la injusta situación de marginación en que se debaten, ellas o sus maridos, cuando logran sacudirse la esclavitud de la ignorancia, de la inconciencia de clase, o la del rudo y embrutecedor trabajo doméstico, y se lanzan a conquistar mejores condiciones de vida para ellas y sus hijos, lejos de recibir el trato y consideración de madres que merecen, que se les promete cada diez de mayo, son, como todo mundo, desoídas, maltratadas y reprimidas, y sus demandas, en el mejor de los casos, aplazadas para las calendas griegas. (Aquiles Córdova Moran, en su artículo Diez de mayo Manipulación y Verdad)
Hace unos días apareció en la portada del diario esnoticiahoy.com, una noticia que me llamó la atención y que debe estremecernos a todos: “60 por ciento de los mexicanos sin recursos para comprar la canasta básica”. Dicho en palabras del CONEVAL, 60 por ciento de mexicanos padecen pobreza alimentaria.
La pobreza alimentaria está definida por el CONEVAL como la incapacidad para obtener una canasta básica alimentaria, aun si se hiciera uso de todo el ingreso disponible en el hogar para comprar sólo los bienes de dicha canasta. Esto quiere decir que más de 76 millones de mexicanos padecen hambre porque sus ingresos no les alcanzan para adquirir los productos mínimos indispensables para satisfacer sus necesidades de alimentos. Estos datos que nos da el CONEVAL son verdaderamente alarmantes ya que miles de mujeres trabajadoras no tiene para alimentar a sus familias. Y esto se da a pesar de los programas sociales de transferencias directas de recursos públicos a los adultos mayores, estudiantes y los mal llamados jóvenes construyendo el futuro, a través de las tarjetas del Banco del Bienestar. El fracaso de la política social de AMLO es evidente. Y a pesar de esta situación, el presidente canceló los comedores comunitarios y las escuelas de tiempo completo, que tanto ayudaban a miles de madres de familia.
De nada sirven los discursos y los elogios de los gobernantes en estas fechas, si en la práctica se deja a su suerte a miles de mujeres, ya va siendo hora de que las mujeres se organicen y luchen para conquistar el poder de la República y construyamos una patria más justa y equitativa, donde se elimine la pobreza y todos los mexicanos vivamos una vida digna. Se está acercando la hora en que el pueblo tome en sus manos su destino. El Movimiento Antorchista Nacional está listo para jugar su papel histórico. Que no quede duda.
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