Ayer fueron más de 10 mil campesinos, colonos y obreros antorchistas de las diferentes regiones del estado, los que salieron a las calles a manifestar su inconformidad ante las burlas y las promesas del gobierno estatal, en la primera marcha pacífica que partió de la preparatoria "General Lázaro Cárdenas del Río" hacia el zócalo de la capital, en punto de las 10 de la mañana.
El recorrido de esta marcha fue encabezada por el comité estatal del Movimiento Antorchista de Oaxaca.
Al llegar al zócalo, los antorchistas realizaron un mitin frente al Palacio de Gobierno en el que Gabriel Hernández García, dirigente estatal de Antorcha en Oaxaca, hizo uso de la palabra y expuso que los dirigentes antorchistas salieron de familias marginadas, de la gente olvidada, por eso saben lo que es la pobreza, lo que son las carencias, por eso cuando la gente platica con ellos, no necesitan explicarles mucho, porque saben que tienen razón, pero que ellos no tienen poder político y económico para resolverles sus demandas, por eso casi siempre que les plantean sus asuntos, se les dice que tienen que ir organizados a planteárselo a los funcionarios.
"Solos, ustedes y nosotros, no valemos nada, la única posibilidad que tenemos de enfrentar los problemas que tienen, que nosotros sufrimos, es la unidad que sea ha venido creando y que tratamos que se entienda", refirió Hernández García.
Además, indicó que el antorchismo de Oaxaca está inconforme porque a pesar de que el gobernador prometió que iba a ayudar a los pobres, eso no ha sucedido cuando menos con los antorchistas, y esto demuestra una vez más que los gobiernos actuales no responden a los intereses de la gente pobre, y que aunque estos nos obliguen a marchar, tenemos que demostrar que el pueblo pobre son un gigante poderoso, invencible que somos una fuerza imparable que puede hacer maravillas, lo que nadie se imagina, pero necesita organizarse, y exigirle a gobiernos como el que tenemos ahorita, que cumpla lo que prometió y, si después de la marcha no hay respuesta certera se va a convocar a una marcha de lo doble o triple de lo que se convocó.
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