Y de nuevo las elecciones a la vista, y de nuevo las promesas y juramentos para conseguir votos, aunque la modalidad últimamente ha cambiado. Los programas sociales van destinados a los ciudadanos cuyo voto consideran seguro, prometiendo seguir aumentando periódicamente lo recibido; sin decir, obviamente, que se quitarán otros apoyos o se cancelarán programas como ya se reflejó afectando a los más pobres.
Tenemos varios ejemplos de programas que fueron cancelados acusando una supuesta corrupción sin comprobarlo, y además sin ver lo positivo que llegaron a resultar para la gente. La cancelación del Seguro Popular, falta de medicamento a los niños y adultos enfermos de cáncer u otras enfermedades crónicas; quitaron apoyo a las guarderías que ayudaban a las madres trabajadoras, cancelaron el ramo 23 que estaba destinado a la infraestructura de las comunidades como: introducción de agua, drenaje, electrificación, construcción de calles, o como los 109 fideicomisos que fueron extinguidos, entre ellos uno de los más importante, el Fondo de Desastres Naturales conocido comúnmente como Fonden, que se destinaba a los damnificados por desastres naturales y que ni en Tabasco, la tierra del presidente se salvó de ser afectada por inundaciones y que éste no se dignó ni pisar tierra cuando fue a ver el siniestro, o el abandono total al campo, empobrecido y olvidado, perjudicando enormemente la generación de alimentos básicos de nuestra ya de por sí precaria dieta como el maíz, el trigo, el frijol, entre otros.
Tampoco nos dijeron que con la extinción de los fideicomisos se dejarían de surtirse medicamentos, que perjudicarán instituciones importantes en nuestro país como la UNAM, el Politécnico, Escuelas de Arte, de Deporte y hasta el cine mexicano, donde directores de renombre como Guillermo del Toro han denunciado. No, esto está más que silenciando.
Los recursos de los mexicanos están destinados a gigantescas obras que poco o nada favorecerán a la mayoría que están empobrecidos por la crisis, sin trabajo, sin oportunidades, sin alimento, sin salud, sin fuerzas y que son presas fáciles para comprarles la conciencia por medio de una insignificante despensa o una tarjeta, en vez de ofrecerles servicios urbanos dignos del siglo XXI que mejoren la calidad de vida, porque de poco sirve recibir una dádiva mientras por otro lado una canasta básica tiene un costo inalcanzable.
O lo más visto en los tiempos de la 4T: ofrecer dinero por el voto, $500, $1,000 o $5 mil pesos, sin derecho a exigir después absolutamente nada, pues el pago ya está hecho y las promesas quedan en el aire.
Para gobernadora del Estado de México, Morena postuló, por segunda vez, a la señora Delfina Gómez Álvarez. A todos mis amables lectores le invito a echarle una buena revisada a los resultados de su desempeño en sus distintos puestos, tan solo en la SEP, cuando estuvo a su cargo, abandonaron la escuela 896 mil alumnos, cuatro mil escuelas cerradas, 11 mil escuelas vandalizadas y 857 millones de pesos en irregularidades detectadas.
Y qué nos podíamos esperar si en su gobierno, en el municipio de Texcoco, afectó a 474 trabajadores con 13.3 millones de pesos al quitarles sus aguinaldos y descontándoles el 10 por ciento de su salario de manera obligatoria. Y no conforme con ello se auto pagó 440 mil pesos como finiquito de su administración.
Por supuesto que no es ninguna fabulosa oferta de gobernadora. Si estos fueron sus resultados en los cargos que ha desempeñado, vuelve a comprar conciencias, seguramente esto se convertirá en la dictadura de la época contemporánea, en nosotros, en los antorchistas y en los mexicanos de buen corazón, que somos muchos más, está impedirlo.
Que Dios nos agarre confesados, mejor, que nos agarre organizados y luchando para no permitirlo.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario