En la medida en que se acercan los comicios donde se renovará la gubernatura, las diputaciones y los ayuntamientos se hace muy común el uso de palabras o frases que carecen de contenido, pero que son usadas para mostrar a quien las usa, como persona con espíritu de servicio, compromiso con la gente, así como para presumir cercanía al pueblo y gran responsabilidad social. En tiempos de elecciones esto se vuelve la tónica de todos los días.
Pero no sólo eso, adicionalmente, los aspirantes acuden al uso de los medios de comunicación y las redes sociales para crear una buena percepción ante la opinión pública, y en fotos se les puede observar atando las agujetas a los niños dando así muestras de humildad, ternura e inocencia, procurando presentarse agradables y en casos más grotescos se disfrazan como gente de trabajo pretendiendo identificarse con estos sectores sociales sin serlo.
Lamentablemente estas acciones sólo se dan durante el proceso electoral o su cercanía, pero una vez efectuada la elección y si se llega al cargo, los elegidos ponen una barrera infranqueable donde se abandona la cercanía con el pueblo que les respaldó siendo evidente la irritación que les causa que gente humilde se les acerque y pida algún favor o apoyo; y en caso de perder la batalla en las urnas hay abandono u olvido total a los grupos marginados al que juran lealtad y en muchos casos nunca más se vuelve a tener conocimiento del actor político en cuestión, hasta un próximo proceso electoral.
Esa es la diferencia entre el decir y el hacer, por mi parte, desde hace muchos años milito en el Movimiento Antorchista con la intención de aglutinar a la gente de los distintos sectores sociales, a los campesinos, amas de casa, obreros y estudiantes que no cuentan con los recursos más elementales para el sustento diario e incluso de maestros y otros profesionistas que a pesar de haberse preparado no tienen una opción para realizarse profesionalmente.
Un servidor lleva más de 25 años realizando este trabajo incansable, hemos podido pasar de la palabras a los hechos y demostrar que ocuparse de la realidad, señalarla, criticarla, cuestionarla e incluso decir una y otra vez que se tiene voluntad de servir es absolutamente insuficiente, es necesario el aglutinar a la gente y trabajar en un solo propósito porque es imposible que un solo individuo haga una transformación social, es el esfuerzo organizativo bien dirigido y canalizado ante las instancias competentes para buscar el respaldo a través de las acciones gubernamentales o en su defecto cuando no se encuentra respuesta se deben implementar acciones de orden material para resolver los problemas.
A lo largo de todo este tiempo he tenido la experiencia de servirles durante mi tránsito por las responsabilidades públicas y he considerado que los cargos púbicos son un instrumento para resolver problemas, afirmo que la política no debe ser vista como un mecanismo a través del cual se amase fortuna personal, se satisfagan intereses o se usen para la creación de currículo, sino que es un mecanismo a través del cual se resuelvan problemas sociales.
Fui regidor de 2010 al 2013, en esa época tuvimos la fortuna de presentar un informe de actividades de cara a la ciudadanía: en el primer año atendimos unas 13 mil personas, en el segundo a cerca de 16 mil y concluyendo el periodo a cerca de 20 mil con acciones y obras de carácter público que le van cambiando la vida a pobladores del municipio.
En el 2016, la gente de Guadalupe y Vetagrande medio dio su confianza para representarlos en el congreso, no sólo se intensificaron las acciones sociales, además pusimos en marcha un programa de atención a la salud, de útiles escolares y becas, entregamos más de 16 mil pares de zapatos a los estudiantes y no sólo eso, fuimos impulsores de decenas distintas acciones como domos, canchas, de obras de pavimentación de calles y carreteras, de aulas, espacios deportivos, así como apoyos sociales en mejora de la calidad de vida de las familias, esto es la diferencia entre el desear, entre el querer y hacer. Así ha sido siempre la filosofía que me enseñó Antorcha, el movimiento en que orgullosamente milito.
Hablar del pueblo durante la cercanía del proceso electoral no basta, aparecer en redes sociales y en medios de comunicación no ayuda a las familias, eso no contribuye a su bienestar, por esa razón seguiremos caminando, avanzando y escuchando a la militancia, sabedores de que juntos podemos construir un futuro mejor.
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