La pandemia covid-19 rebasó todos los pronósticos y todas las estrategias del Gobierno mexicano por dos razones muy precisas. Primero porque la enfermedad en sí, es mortífera y desconocida, y segundo porque el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no quiso tomar en serio la gravedad del asunto. Todos somos testigos de la forma irresponsable en cómo abordaba el tema al inicio de la crisis sanitaria.
Todos sabemos también que uno de los sectores más dañados por los recortes del presidente fue el sector salud, el desmantelamiento del programa nacional de vacunación y el despido masivo de su personal que venía funcionando en los gobiernos anteriores, sin embargo, a 11 meses de que inició esta tragedia, que ha cobrado la vida de más de 153 mil mexicanos, los hechos nos confirman de manera irrefutable lo fallido que ha sido este gobierno en el manejo de la pandemia porque muchas muertes se pudieron evitar al actuar con responsabilidad.
Al escribir esta colaboración, es noticia mundial que el mismo presidente de la República, y parte de su gabinete, se encuentran en tratamiento porque dieron positivo a covid-19 luego de una gira por el norte del país; sea verdad o no, lo cierto es que es mucha la irresponsabilidad del mandatario al desdeñar las medidas que los expertos en salud, de su gobierno, han recomendado para todos.
Son miles los testimonios de la sufriente población que llora de impotencia en las afueras de los hospitales al ver morir a sus seres queridos ante la falta de oxígeno y de un plan gubernamental que pueda disminuir esas muertes.
Sin exagerar, podemos decir que la desgracia que hoy azota a nuestro país es responsabilidad del presidente y del partido en el gobierno, pues ante los llamados de auxilio de la población, ante las recomendaciones de la sociedad civil y de expertos -que prácticamente le exigían que se implementaran otras estrategias para la contención del mortal virus-, él seguía hablando de los proyectos que le interesan: el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Lucía y los programas de transferencia monetaria directa.
La autonombrada "Cuarta Transformación” ha fracasado en toda la línea y, es preciso decirlo con todas sus letras, delata la negligencia gubernamental y la despreocupación que han mostrado ante el sufrimiento del pueblo porque sobre los que aún quedamos vivos se ciernen nuevas desgracias y nuevas maniobras con la finalidad de mantener a Morena en el poder de cara a las elecciones que se aproximan.
A las equivocadas medidas para contener la pandemia, ahora se suma el uso electorero en el manejo de las vacunas anticovid y la ineficaz estrategia de vacunación que al igual que muchas de las políticas que ha implementado este gobierno. Tiene un marcado sesgo electoral para cooptar el voto ciudadano.
Las vacunas han llegado a nuestro país de manera tardía, pues llegó un primer embarque en los últimos días del año pasado, mismo que constaba solamente de 2 mil 95 dosis que, si las comparamos con el tamaño del problema sanitario, esta acción es para morirse de risa, sin embargo, el aparato mediático al servicio del gobierno le dio cobertura internacional presentando el hecho como la panacea que va a salvar a todos los mexicanos; el canciller, Marcelo Ebrard, hizo alarde de los esfuerzos diplomáticos ante el mundo para poder obtener las mentadas vacunas. Más propaganda que beneficios reales.
Pese a lo que se diga, el hecho real es que las vacunas hasta ahora conseguidas son insuficientes para inmunizar a la población en peligro, pero eso no es todo, pues es un secreto a voces que a tales medicamentos se les está dando un uso sectario, político, en beneficio de Morena. Se está seleccionando previamente, sin criterios médicos, a quién o quienes se les debe aplicar primero la vacuna; por un lado se dijo que el personal médico es a quien iba a ser dirigida las primeras dosis, por ser ellos quienes están luchando en los hospitales contra el mortal virus, sin embargo, a través de los medios y denuncias ciudadanas, nos enteramos que los llamados "siervos de la nación, que no son otra cosa que activistas de Morena pagados con el erario, son a quienes, en primer lugar, se les aplicó la vacuna, pero que, además, son ellos quienes aplicarán la vacuna a la población. En palabras llanas, serán los morenistas quienes decidirán a quien se inmuniza y a quien no. Si alguien quiere que se le aplique la vacuna tiene que aceptar votar por Morena en las próximas elecciones.
Por otro lado, y, aprovechándose del dolor de la gente, los aspirantes a algún cargo de elección popular ya reparten folletos de manera descarada en donde afirman que la vacuna anticovid es un logro de Morena y llaman abiertamente a votar por sus candidatos. Morena y el presidente de la República están dispuestos a todo con tal de mantenerse en el poder, eso incluye disponer de la vida de los más pobres.
Los mexicanos agraviados, el pueblo en general, debe registrar los hechos aquí señalados y actuar en consecuencia. No permitamos que el fanatismo y la ignorancia nos sigan gobernando porque ya quedó demostrado que no les importan nuestras vidas; es preciso y urgente echar mano de la única herramienta con que contamos las mayorías, nuestra unidad y nuestra conciencia.
Ahora se nos presenta la oportunidad para frenar el poder de Morena y, esa oportunidad, la tenemos en el voto libre y secreto que ejerceremos el próximo 6 de junio. Los mexicanos iremos a las urnas a elegir diputados federales, diputados locales y presidentes municipales, ese día, hay que votar en contra de Morena por el bien del país, hay que votar por los candidatos que le hagan contrapeso a este partido, hay que votar de forma consciente y el voto consciente es aquel que vaya en contra de más desgracias y más muertes en nuestro país. El voto debe ser en contra de Morena si es que de verdad queremos, entre todos, salvar a México. No hay otra salida.
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