MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Uso faccioso de la historia

image

Hace poco hemos sido testigos de una nueva polémica reanimada por la discusión del significado histórico del 12 de octubre, fecha en que se conmemora la llegada de Cristóbal Colón al continente americano y que para unos marca el inicio de la colonización de España al llamado “nuevo continente” mientras que para otros enmarca el comienzo de una relación histórica y cultural que perdura a través de los siglos, solo por usar un eufemismo. Los gobiernos de diferentes países, sobre todo del eje político latinoamericano que se denomina progresista y en el que caben desde gobiernos de corte francamente revolucionario hasta aquellos que su discurso es muy cercano a la izquierda, pero sus acciones muy tiradas a la derecha, piden que se revise el significado de esta fecha y cambie el nombre a dichas festividades. Diversas figuras políticas, sobre todo de la derecha española, defienden a ultranza la idea de este “legado” al continente americano. 

Pese a toda esta polémica y debate, creemos que aún es necesario decir y repetir hasta donde sea necesario ciertas cosas. Primero, la historia es una ciencia. Como toda ciencia tiene sus leyes que la rigen y que se comprueban en cada caso. La dificultad de llevarla a experimentación en un laboratorio no la exenta de rigor y cientificidad. El hecho de que los fenómenos históricos se transformen a una velocidad relativamente lenta en la escala humana, así como sus efectos y consecuencias ha provocado que sus detractores la menosprecien y denuesten. Pero pese a quien le pese, la tarea de develar este carácter científico fue del filósofo y científico alemán nacido en Tréveris, Carlos Marx. Mediante un estudio riguroso y siguiendo a Hegel, Marx demostró que las contradicciones internas de un fenómeno son aquellas que lo hacen avanzar y que en el seno de la sociedad es la lucha de clases el motor de las transformaciones históricas junto al desarrollo de las fuerzas productivas.

Obviamente estas ideas encontraron enemigos en quienes buscan eternizar el estado actual de la sociedad por conveniencia y que en un primer momento buscaron demostrar la inutilidad de la historia como ciencia llegando incluso a proponer que se eliminara de los currículos de escuelas de educación básica y universidades. Al no lograr demostrar esta futilidad su estrategia hubo de ser refinada para apropiarse de esta poderosa herramienta. Algunos casos fáciles de recordar son, por ejemplo, el de los nazis en Alemania quienes reinterpretaron el pasado de la raza aria para proclamar su superioridad y reclamar un “espacio vital” que en la realidad significaba la conquista de recursos para expandir su capitalismo que entraba tardío al juego imperialista europeo. Otro caso de mayor cercanía es el de Porfirio Díaz quien decidió comenzar la celebración de las fiestas patrias el día 15 de septiembre en lugar del 16 para hacerlo coincidir con su cumpleaños.

La historia se puede ver desde tres niveles: el hecho, la interpretación del hecho y la interpretación de los intereses, fines y motivaciones de quienes hacen dichas interpretaciones. Revivir y alentar el debate no solo es algo deseable sino hasta necesario pues cada día aparece nueva evidencia histórica que puede modificar dichas interpretaciones. Lo que no es sano es realizar dichos análisis sin hacerlo desde una perspectiva científica, o solo hacerlo desde la perspectiva de la creencia y la superstición o como un medio de distracción en el cual empantanarse olvidando dar soluciones a problemas reales. En México podemos constatar fácilmente esta aseveración. El presidente de la republica hace afirmaciones polémicas como la de exigir al rey de España que se disculpe por la conquista de América mientras la pobreza aumenta alarmantemente. Mientras los corifeos de nuestro gobernante se unen a la celebración del día de la resistencia indígena en el año 2019 los legisladores de Morena aprobaron una reducción del 40% del presupuesto al Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (El economista, 17 de septiembre de 2019). Las propuestas y dichos al respecto del coronavirus de protegerse con un santito son una muestra más de que el pensamiento y las ideas de nuestro mandatario no están guiadas por el pensamiento científico sin por la creencia y la charlatanería. Hablemos y polemicemos sobre historia, pero no desde la magia sino desde la ciencia materialista. Solo así verdaderamente llegaremos a una comprensión real de nuestra sociedad y su futuro.

NOTICIAS RELACIONADAS

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más