No vivimos en un nuevo régimen, estamos estancados en una economía neoliberal, diseñada para beneficio del gran capital, porque las únicas medidas han sido una política de austeridad, que en otras palabras significa reducir la obra pública, no aumentar el gasto educativo, no reforzar los programas de salud y no aumentar impuestos a los grandes capitalistas.
Las ganancias de los ricos pagan impuestos muy bajos, por lo que sus fortunas crecen, no olvidemos que López Obrador en varias reuniones con los más poderosos empresarios, les ha reiterado su compromiso de no aumentar impuestos y les ha cumplido.
El gobierno se esfuerza por repetir todos los días que estamos en el mejor momento histórico de México, pero los hechos contradicen el optimismo morenista; el país no crece desde el 2019; la violencia está imparable; el número de pobres sigue aumentando; no existe un programa de salud para controlar la pandemia, sin medicinas, sin personal; cada vez son más los casos de corrupción en el gobierno y aunque parezca increíble, en todo este desastre hay ganadores, los más ricos del país han incrementado sus fortunas, por lo que la desigualdad entre ricos y pobres es mucho mayor que antes de la pandemia.
El periódico Milenio publicó el incremento de las principales fortunas México, aumentaron un promedio superior al 20% a pesar de la crisis económica y sanitaria, revisemos rápidamente a los tres que encabezan la lista.
Carlos Slim, presidente honorario del grupo Carso, dueño del monopolio de las telecomunicaciones América Móvil, conocido aquí en México como Telcel, creció su fortuna en 11 mil millones de dólares, para seguir como el más rico de México con una fortuna de 62 mil 800 millones de dólares.
Germán Larrea, dueño del Grupo México, la empresa minera más grande del país, más de 50 mil mineros trabajan duro para incrementar esta fortuna que llegó a los 25.9 mil millones de dólares.
El número tres es Ricardo Salinas Pliego, dueño de Banco Azteca y las tiendas Elektra, donde el gobierno deposita enormes cantidades para los programas sociales, creció su riqueza a 12.9 mil millones de dólares.
El 10% de los más ricos del país acaparan el 78% de toda la riqueza del país, mientras que más de mitad de los mexicanos tienen un ingreso menor a los 6 mil pesos mensuales a pesar de las extenuantes jornadas de trabajo.
Los trabajadores se ven obligados a endeudarse para hacerle frente a los problemas familiares, lo que los condena a una vida llena de privaciones, la mala alimentación y la falta de descanso los hace presa fácil de las enfermedades y por lo tanto mayor miseria.
¿A quién protege este gobierno? Las grandes riquezas aumentan y en cambio los trabajadores del campo y la ciudad están más pobres y olvidados, pero eso sí, todas las mañanas se les repite que vamos muy bien.
Mientras no se aplique una política fiscal, que obligue a los millonarios a pagar los impuestos que corresponden a sus escandalosas fortunas, no se reducirán la injusticia social, un gobierno con más recursos tendrá la principal herramienta para transformar de verdad este país, sino lo hace, los trabajadores deben tomar la iniciativa.
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