Hoy en muchos estados como en Morelos, donde se engendraron luchas sociales importantes, también nos ha alcanzado la reprimenda y las políticas públicas de la mal llamada Cuarta Transformación, basada en un carácter reprensorio para no resolver las demandas más básicas de los ciudadanos.
Muchos municipios de la entidad carecen de agua potable, electricidad, drenajes, y el apoyo al campo quedó en el olvido, sin que esto le preocupe al Gobierno estatal; por tanto, el derecho a una vivienda digna y decorosa, como marca nuestra carta magna en el artículo cuarto, también quedó relegada.
Es por ello que por este medio denunciamos la actitud represora y despreocupada de Mónica Isabel Loyde García, directora general de la Comisión Estatal de Reservas Territoriales del Estado de Morelos, así como de Esli Amaraini Cardenas Rodríguez, directora operativa de Estrategias y Territoriales, ambas incapaces de solucionar la demanda de regularización de los predios de cientos de familias de la colonia Humberto Gutiérrez Corona en el municipio de Xochitepec, pero eso sí, se atreven a difamarnos y acusarnos de intermediarios, acusación ya conocida por ser encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Exigimos pruebas contundentes de lo que afirman estas funcionarias y solicitamos que se pongan a trabajar y resuelvan las necesidades de los morelenses pobres representados por el Movimiento Antorchista.
Desde el inicio de la gestión de López Obrador hemos visto muchos acontecimientos que son los causantes de la desigualdad que día a día aqueja a millones de mexicanos. Por ejemplo, la cancelación de casi todos los programas federales que de una u otra forma apaleaban las necesidades de muchos hogares, que, aunque era poco ayudaba a resolver algunas de las carencias de sus hijos.
Hoy vemos que el presidente le apuesta a los programas clientelares condicionan y ayudan al acarreo de votos para lograr sus propósitos de perpetuarse en el poder sin importarle las verdaderas causas que someten a los mexicanos a permanecer atados a la miseria y desigualdad causada por las malas políticas públicas de quien se decía salvador del pueblo de México y que con su propaganda falsa de primeros los pobres logró un engaño masivo y hoy ocupa el lugar donde se encuentra; la silla presidencial.
Entramos al cuarto año de mandato de López Obrador, y parece una carrera interminable, pues las promesas aún no se han cumplido en ninguno de los programas que prometió, aunado a eso la terrible pandemia que ha cobrado la vida de miles de compatriotas que tuvieron la desgracia de padecerla.
Y así seguimos, ante la disyuntiva de cuál será el rumbo que tome nuestro poderoso país secuestrado por uno o unos cuantos que piensan que todo marcha bien y presentan un rostro ajeno a la verdadera realidad que viven los mexicanos en la que muchos padecen de lo más elemental. No hay inversión en obra pública, en la salud, y mucho menos en la educación, y el más vivo ejemplo en la actual cancelación de las escuelas de tiempo completo que afectó a miles de niños y maestros adheridos a ese programa.
Los que vivimos en colonias y pueblos pobres sufrimos en carne propia las verdaderas consecuencias de tener a un presidente que, en lugar de velar por los intereses de su pueblo, busca culpables y castiga a quien cree que son sus enemigos políticos, y reprime la organización del pueblo pobre con lo que impide que ejerza su genuino derecho a la libre petición y manifestación de sus ideas para resolver lo que resulta urgente y necesario para vivir dignamente.
Unámonos y acrecentemos nuestros esfuerzos para que juntos caminemos en un solo sentido. Hagamos frente a los que se creen poderosos y luchemos por un mundo verdaderamente mejor donde no haya tanta desigualdad social.
Un México mejor es posible solo si nos decidimos a dejar la apatía de hermanarnos como un solo hombre para quitar de tajo lo que verdaderamente le hace daño a México, la tarea está en proceso y nuestro actuar muy cerca, no permitamos un engaño más.
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