Es casi imposible encontrar en el México de nuestros días a grupos o personas aspirantes a ganar la simpatía popular, que se presenten con una lista así sea de dos o tres acciones a favor de la gente a la que pretenden conquistar y demostrar que se tiene claridad de lo que se busca y se conoce el camino para lograr las metas
Lo que abundan son las promesas mal meditadas y muchas veces irrealizables, pero elaboradas con la idea de endulzar el oído de quienes viven cansados.
“Hay que decir lo que la gente quiere escuchar”, aconsejan; y con esa mentalidad no les importa prometer sin tener ninguna intención de cumplir, mintiendo descaradamente o asumiendo con total falta de honradez compromisos cuya realización están fuera de su alcance. Hoy, es pan de todos los días ver cómo esas personas y grupos al encontrarse frente a la oportunidad de demostrar que pueden y saben cómo aterrizar sus planteamientos, simplemente se dan la vuelta y ponen mil pretextos y buscan mil culpables para esquivar todo tipo de cuestionamientos.
Ante este sofocante ambiente, viene a ser como bocanada de aire fresco el Torneo Nacional de Básquetbol que organiza el Movimiento Antorchista, evento cuyo propósito es reunir a deportistas provenientes de todo el país para medirse con sus iguales y poner a prueba sus destrezas y habilidades físicas. Pero ¿que tiene que ver esto con lo mencionado más arriba? ¿Qué es lo que lo hace especial? Afirmar que lo es porque se trata de un evento que refleja congruencia entre el decir y el hacer por parte de sus organizadores, es hablar con verdad, pero sería insuficiente; porque si bien es cierto que ellos pertenecen a un movimiento social que viene luchando por poner en práctica su proyecto de país desde hace más de 48 años, cosa poco común como ya quedó dicho, lo que ya está totalmente fuera de lo que estamos acostumbrados a ver, es que lo hacen sin ser una institución gubernamental y lo hacen además sin apoyo oficial.
Si acaso algún posible lector llegara a este punto de la presente colaboración, quizá abandone la lectura con un gesto de incredulidad y tal vez hasta de desprecio pensando que pierde su tiempo, convencido como está de que ya nadie hace esas cosas y creerá que se le quiere tomar el pelo, porque en esta vida el que no tranza, no avanza, sería caer en un error.
Pues aquí es necesario dejar sentado que todo aquel que de buena fe esté dispuesto a acercar la lupa al asunto, se dará cuenta que estamos hablando de una organización que surge como consecuencia del diagnóstico que hace de un país arruinado política y económicamente y por tanto, decide ponerse a trabajar con un propósito claro: constituirse en una fuerza social capaz de impulsar desde abajo una transformación radical de esa situación; que tiene que empezar por sembrar un carácter solidario, abnegado y humano en sus integrantes, además de un espíritu inquebrantable ante las adversidades; pero no solo eso, sino que, al mismo tiempo, tiene que demostrar que el proyecto que enarbola es no sólo necesario y urgente, sino además posible y por lo tanto está obligado a hacerlo con hechos contantes y sonantes.
En este contexto, el proyecto de deporte de Antorcha es el botón de muestra que contiene todo un mundo de trabajo previo para demostrarle a todo el que lo quiera ver, que Antorcha avanza y que no hay poder humano que la detenga, por la sencilla razón de que ha sabido interpretar acertadamente la realidad y ha diseñado el camino adecuado para transformar éste desangrado país.
Por ello te invito, a ti, a ti que has llegado a estas líneas, a qué te acerques a trabajar con la organización más grande y el claro proyecto de lo que México necesita por lo que que padece.
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