Hay algunos que luchan un año y son buenos, hay otros que luchan varios años y son mejores, pero hay los que luchan toda la vida, esos son los indispensables, todos los que han muerto siendo antorchistas pertenecen a la estirpe de los indispensables. Tienen que ser una lección permanente para nosotros y una fuente de decisión, de convicción, de morir como ellos, sosteniendo en alto la bandera del antorchismo sin perder la alegría de vivir y de luchar con el pueblo de México (ACM).
¡Morir por antorcha no es morir, morir por antorcha es vivir!
Teresa Pérez Romero, nació en Mexquitic comunidad de San Luis Potosí, hija de Nicasio Pérez Pérez y Luisa Romero Tobar, hermana mayor de seis hermanos, estudio en la primaria “José María Morelos” y la secundaria técnica No. 22, escuelas a las que tenía que caminar una hora para llegar a estudiar. Posteriormente a la edad de 15 años llegó a sus manos propaganda de la Casa de Estudiantes “José Martí” de la capital potosina, que ofrecía hospedaje, alimentación y lo necesario para seguir los estudios de preparatoria y universidad: asechada por la miseria y los enormes deseos de continuar sus estudios, decide emprender el viaje con sus pocas pertenencias a la capital del estado, para su buena suerte fue recibida con los brazos abiertos por ser una de las primeras moradoras de la casa de estudiantes, otorgándole su propia cama, alimentación, y así pudo continuar sus estudios de preparatoria y universidad en la Escuela Normal “Camilo Arriaga”.
Tere (como de cariño la llamábamos), durante sus estudios alternaba su tiempo realizando trabajo como activista de la organización, atendiendo una lechería en una colonia popular y logrando su primera meta, se graduó como maestra en educación primaria, ejerciendo su carrera como docente en la escuela primaria “Wenceslao Victoria Soto” en la colonia que lleva el mismo nombre, posteriormente, la mandaron como dirigente al municipio de Matehuala, ubicado en la zona del Altiplano potosino; como resultado de su trabajo, perteneció al Comité Estatal de San Luis Potosí y por los problemas que atravesaba la organización de Antorcha en el estado de Chiapas, fue transferida en el año 2001 a esta entidad, integrándose en el trabajo popular de Tuxtla Gutiérrez, para seguir dando continuidad al trabajo organizado en las colonias de Tuxtla y Chiapa de Corzo, destacando su labor en la colonia Plan Chiapas, Otilio Montaño, Loma Larga, Satélite, 27 de Febrero, Jardines del Pedregal, entre otras colonias de la zona metropolitana, posteriormente fue nombrada tesorera estatal en Chiapas cargo que ocupó dos años.
Sin conocer, pero con el deseo siempre de educar, fue transferida a la comunidad de San Antonio Tres Picos municipio de Amatan, Chiapas, donde se hizo cargo del trabajo campesino de la zona y donde fundó la secundaria técnica, beneficiando a cientos de jóvenes de ese y otros ejidos aledaños, quienes hasta hoy siguen disfrutando del fruto de la lucha organizada.
En 2011 se integró nuevamente al trabajo en Tuxtla Gutiérrez, en la colonia Unidad Antorchista, donde se le dio la tarea de fundar el jardín de niños Antón Makarenko y la escuela primaria Miguel Hidalgo y Costilla, sentando las bases para el trabajo de desarrollo en esta colonia, recorriendo de arriba hacia abajo, caminando entre el lodo, organizando a los colonos, volviéndose parte fundamental para gestionar y conseguir las obras que hoy disfrutan los niños, como la infraestructura escolar, con salones climatizados, el domo para actividades diversas, el campo de futbol soccer que hoy lleva su nombre, son algunas obras donde su participación fue fundamental para conseguirlas.
En 2018, por encargo de la organización, enfrentó la envestida del gobierno que preparaba para llevar a cabo el desalojo de las familias de la colonia Candelaria en Berriozábal, llena de valentía y seguridad junto con los antorchistas pudieron expulsar a los agresores pagados por el gobierno.
Teresa Pérez Romero fue siempre una compañera leal, con convicción, luchando a favor de los más desprotegidos de Chiapas y de México, siempre caracterizada por su trabajo y disponibilidad para la lucha. En junio de 2020 enfrentó su última lucha en la cual sus fuerzas no le alcanzaron para ganar, por eso a un año de su partida su ejemplo sigue vivo para demostrar su compromiso, su valentía, su decisión y su amor por la clase trabajadora, y por ello nos alienta a seguir su ejemplo y seguir construyendo la organización en Chiapas y México.
¡Viva Teresa Pérez Romero!
¡Viva el Movimiento Antorchista Nacional!
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