En Mérida, Yucatán, los pobres ya tenemos transporte 24/7 para irnos a la ching…, “cómodos, con aire acondicionado y con nuevas unidades”; y es que, en este año, las autoridades federales, estatales y municipales están invirtiendo millones y millones de pesos en nuevas unidades y nuevas rutas de transporte.

Encabezando el proyecto multimillonario al que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) le ha inyectado dinero a más no poder, el Tren Maya; seguido por las nuevas modificaciones del plan de modernización que se implementa desde el año pasado en Yucatán por el gobernador Mauricio Vila Dosal en coordinación con el alcalde Renán Barrera.

En Yucatán, específicamente en la capital, las últimas novedades del nuevo plan se encuentra el famoso “Va y Ven”, transporte que recorre el Periférico que rodea a la ciudad, que sumó una inversión de 109 millones de pesos; la implementación de rutas nocturnas en el transporte público; la renovación de alrededor de 100 o 200 autobuses con más de 20 años de antigüedad; la creación de dos nuevas rutas que atraviesen la ciudad de Norte a Sur y Oriente a Poniente; y el nuevo proyecto de transporte eléctrico IE-Tram que dará servicio en las comunidades de Kanasín y Umán, tendrá una inversión de dos mil 820 millones de pesos.

Si bien es cierto que la inversión de millones de pesos en la mejora de un servicio público como el transporte local, es una necesidad atender para la clase trabajadora que se mueve día a día para realizar sus ocupaciones, en un Estado donde el número de pobres es de más de 900 mil yucatecos, según cifras de la Secretaría del Bienestar; y donde el 35.6 por ciento de la población trabaja pero sus ingresos apenas alcanzan para adquirir la canasta básica alimentaria, o sea, vive en pobreza laboral extrema, y en una entidad donde el yucateco promedio vive con unos 58.60 pesos al día (Coneval, 2021), deja en segundo plano las miles de carencias sin atender que azotan a miles de familias de la entidad.

Luego de la pandemia que dejó sin empleo y en quiebra a miles de familias, así como las tormentas tropicales que azotó a la Península, pareciera que no quedaron claras las prioridades para las autoridades, pues se persiste en mejorar la movilidad en un lugar donde aumentó el número de pobres, donde se perdieron miles de empleos, y donde apenas medio alcanza para comer por el gran aumento de precios de la canasta básica.

Y es que no es para menos subrayar que en la entidad, que es una de las que cuenta con altas tasas de ocupación, más del 60 por ciento de los yucatecos que se encuentran activos, son trabajadores informales, o sea que 742 mil yucatecos no cuentan con prestaciones de ley y/o se dedican al sector informal. A pesar de que en el Estado aumentó el número de gente empleada, los malos salarios aún dejan mucho que desear por la inflación generalizada y los muchos gastos que las familias tienen.

La situación en la entidad es del conocimiento del gobierno del Estado, que prefieran ignorarlas es otro asunto; conocen las malas condiciones laborales en las que viven los yucatecos del campo y la ciudad, así como las condiciones precarias en que se encuentran colonias y comunidades que desde hace años están a oscuras y no ven la luz, porque no llega ni un peso para invertir en mejorar el servicio de alumbrado en sus calles o de cualquier otro servicio, fruto de un Presupuesto que sufrió recortes. Pero por si acaso a nuestras autoridades se les antojara visitar cualquiera de las zonas que viven en el rezago, marginación y pobreza, ya tienen transporte, si quieren, hasta para llegar a la chingad…, hasta donde les dé la gana.