El 13 de octubre de 2022, Save the Children informó que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) “México puede ser considerado como un país mayoritariamente malnutrido”. El mismo documento dice que, con base en datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSATU) “estiman que en México 2.8% de los niños y niñas menores de 5 años presentan bajo peso. 13.6% muestran baja talla y el 1.6% desnutrición aguda”. La población indígena, la más impactada por la pobreza infantil, registra mayores tasas de desnutrición en comparación con el resto de la población.
A pesar de los supuestos esfuerzos del gobierno de la 4T por convertir a México en un país vanguardista en vías de desarrollo, sus políticas han fallado. Dos temas evidencian su fracaso; primero, el no aceptar que México es un país enfermo de pobreza. Por eso, aunque se puso como meta final acabar con la corrupción en el país, dejó en el olvido a más de 90 millones de mexicanos quienes padecen algún tipo de pobreza y no algún tipo de corrupción. La corrupción en el gobierno es engendrada también por la pobreza y fomentada por la manipulación y el ofrecimiento de dinero a funcionarios por parte de las empresas particulares que ansiosas de contratos millonarios y de preferencia entregados por asignaciones directas; mientras la pobreza es generada por el sistema económico, por la injusta distribución de la riqueza, pues es evidente que a los trabajadores se les paga sólo lo justo para recuperar sus fuerzas y regresar al siguiente día a trabajar.
La segunda política errónea es seguir implementando programas de transferencia monetaria, es decir, regalar dinero a la gente, pues ya está en su quinto año de gobierno con estos programas y por más dinero que entrega en manos de los becarios (que por cierto hablan de que los programas están infestados de corrupción) los números de pobres lejos de disminuir, van en aumento.
La CEPAL estimó que “México cerraría el 2022 con 2.5 millones de mexicanos más en pobreza”. A estas alturas, sería justo que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador estuviera dando como resultados una disminución considerable en la reducción de la pobreza. Pero los datos dicen que sigue aumentando la cifra.
Es decir, dos de sus políticas claves en su gobierno han fracasado cuando estamos ya en su quinto año de gobierno. Pero veamos cómo estos errores han afectado a los mexicanos más vulnerables. De acuerdo con el Índice Mundial de Hambre (GHI), México cayó al lugar 42 en 2022 desde el 39 el año anterior. “En la edición 2022 del GHI México alcanzó una puntuación de 8.1 puntos entre 131 países que le dieron la posición número 42”. El GHI determina el hambre en una escala de 100 puntos dónde cero es la mejor puntuación posible sin hambre y 100 es la peor. En el GHI de cada país la puntuación se clasifica por gravedad, de baja a extremadamente alarmante.
Aclaro, por si alguien considera que no es tan grave la posición número 42, pues pudiera razonar que de 42 para 100 todavía hay 58 países peores que México. Y sí, estamos en esa posición a pesar de que México es una de las 15 mejores economías del mundo. Veámoslo en palabras del propio Banco Mundial: “Con una población de casi 130 millones, una rica historia cultural y gran diversidad, una geografía favorable y abundantes recursos naturales, México se encuentra entre las 15 economías más grandes del mundo y es la segunda de América Latina”.
Entonces, el problema de México es la mala distribución de esa riqueza, pues se está concentrando cada vez en un menor número de manos.
De acuerdo con El Heraldo de Chihuahua, del 3 de marzo de 2023, dice: “Reconoce SPyCI problema grave de desnutrición en la zona serrana. Hasta el momento de han detectado mil 533 casos de desnutrición infantil en comunidades indígenas de la Sierra, muchos en situación grave”.
Por su parte, el portal digital -Expansión Política, del 19 de febrero de 2023- “la inflación impide que 26% de la población mexicana coma sano, estima la FAO; además expone que en México las familias con menos recursos gastan hasta 49% de su presupuesto en comida y algunos hogares no pueden comprar alimentos”.
La inflación en México solo ha agravado el problema. No hay suficientes empleos, se gana poco y esto no alcanza para adquirir la canasta básica. ¿Ahora con qué excusa pudiera salir AMLO para justificar el incremento de la pobreza y la desnutrición entre los mexicanos en su administración? ¿Es culpa del sistema económico? Sí, sí lo es, pero también es culpa de él y de su 4T por no combatirlos de raíz.
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