Es decepcionante y preocupante la burda postura del presidente, Andrés Manuel López Obrador al asegurar que en México no existen territorios dominados por el poder del narco cuando la realidad es que, en México, particularmente en Guerrero, todos los días hay noticias de asesinatos, desplazados por la violencia y pueblos que siguen levantándose en armas para defenderse precisamente de la delincuencia organizada, que tiene sitiados pueblos que pertenecen a las regiones Centro, Costa Grande, Tierra Caliente y Norte del estado.
La extorsión de estos grupos golpea a todos los sectores de la sociedad, ya que, son ellos quienes ponen precio a la tortilla, carnes, ropa, transporte público -urbans y taxis-, entre otros servicios y productos. En este estado suriano es visible que la estrategia de seguridad pública del Gobierno federal ha fracasado rotundamente, pues la violencia y la delincuencia están muy enraizadas en el tejido social guerrerense y las acciones realizadas por las autoridades tienen resultados mínimos o nulos.
Señor presidente, en Guerrero sí hay pueblos dominados por el narco, ¿ejemplos? Van sólo cuatro: Hace seis meses, el 6 de octubre de 2022, el presidente municipal de San Miguel Totolapan, Conrado Mendoza Almeda y 20 personas más fueron asesinadas durante un tiroteo. El municipio pertenece a la Tierra Caliente, región violenta controlada por cárteles de la droga.
En la misma región, pero en el municipio de Coyuca de Catalán, pobladores fueron sitiados durante cinco días en su pueblo por grupos del crimen organizado ante la inacción de autoridades de los tres niveles de gobierno.
En marzo se registró una emboscada en contra de personal del Ejército Mexicano y policías estatales por un grupo criminal vinculado con el crimen organizado, en las cercanías de las comunidades El Pescado y El Durazno, del municipio de Coyuca de Catalán, con un saldo de dos militares y cinco civiles muerto. La región se ha convertido en un campo de guerra por la disputa que mantienen grupos antagónicos por el control del territorio, situación que ha ocasionado el desplazamiento de familias enteras y pueblos fantasma.
En Ayahualtempa, comunidad indígena del municipio de José Joaquín de Herrera, surge la Policía Comunitaria ante el abandono estatal y el acoso de grupos delictivos, que han dejado una estela de muertos, viudas y huérfanos.
Los pobladores siguen clamando protección para detener los asesinatos, secuestros y desapariciones atribuidos a conocida banda delictiva de la entidad que busca extender sus actividades ilícitas (producción y tráfico de goma de opio, materia prima de la heroína) a esta zona dedicada al cultivo de frijol y maíz. Lamentablemente sus llamados no han tenido eco.
“Queremos que el presidente venga a la comunidad”, expresaron alumnos de la secundaria respaldados por la Policía Comunitaria y todos los pobladores que se unieron en marcha para exhibir las condiciones en que reciben clases los jóvenes indígenas de Ayahualtempa, debajo de los árboles y sentados en piedras…y sigue la lista de pueblos dominados por grupos delincuenciales.
Es triste saber que miles de familias, hombres, mujeres, niñas, niños y adultos mayores tienen que dejar sus pueblos, sus casas, siembras, animales y todo su patrimonio en busca de sobrevivir a la violencia que impera en Guerrero; también es lamentable que la juventud pobre sea la que ponga su sangre, ya sea en tareas de seguridad pública o al realizar actividades ilícitas de la delincuencia organizada. No se puede tapar el sol con un dedo, la realidad está a la vista de todos.
Continuando por el sendero de lo fallido, están las estrategias de desarrollo de la octava región: Sierra y el recién anunciado Plan de la Zona Metropolitana Acapulco- Coyuca de Benítez, al tener inconsistencias en sus procesos de elaboración y contenidos, además de no contemplar los recursos humanos y materiales para llevarlos a cabo; el pueblo está harto de convenios fotogénicos y exige resultados que conlleven a cambios reales y no sólo aplausos producto de la dadivocracia clientelar política; otra falla es la autorización de la creación de cuatro nuevos municipios en Guerrero: Las Vigas, Santa Cruz del Rincón, San Nicolás y Ñuu Savi, que a la fecha no han puesto en marcha sus cabildos instituyentes ante la falta de recursos económicos asignados para el inicio de su operación como nuevos ayuntamientos, el Congreso del estado les solicitó una prórroga, que está a punto de concluir (6 de abril).
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