De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo recomendable es que existan tres médicos por cada mil habitantes y tres enfermeros o enfermeras por cada médico.
Si partimos del hecho de que el estado de Michoacán tiene una población de cuatro millones 346 mil habitantes, con base en la recomendación de la OMS, debería contar con más de 13 mil médicos y 39 mil enfermeras.
Los datos que proporciona el programa sectorial de salud 2015-2021, señalan que Michoacán cuenta apenas con 6 mil 081 médicos en contacto con el paciente, que representa el 46.7 por ciento de lo recomendado por el organismo internacional y, 8 mil 675 enfermeras que equivale apenas al 22.2 por ciento de lo requerido, tomando en consideración estos datos oficiales, no es arbitrario decir que el déficit de los profesionales de la salud en el estado es alarmante.
Esto se traduce en una pésima atención médica, sobre todo para los michoacanos de más bajos recursos económicos que tienen que realizar un verdadero viacrucis para ser atendidos en algún hospital cuando les aqueja una enfermedad. Es muy común que no encuentren espacio en las instituciones públicas y, más en los últimos años, después de que el gobierno de López Obrador desapareció el seguro popular y no han podido poner a funcionar el INSABI.
Como consecuencia de la falta de políticas públicas acertadas en materia de salud, tenemos que el 38.7 por ciento de la población no tiene acceso a ella, por lo que con frecuencia los ciudadanos tienen que recurrir a remedios caseros o definitivamente muere sin tener la posibilidad de tener un diagnóstico correcto, menos una atención de calidad.
A pesar de que Michoacán tiene 27 hospitales regionales, no son suficientes, sobre todo si tomamos en cuenta que los problemas de salud aumentaron como consecuencia de la pandemia por Sars-Cov-2 y todas sus variantes, por lo que es frecuente encontrar a derechohabientes que a pesar de pagar un seguro se les programe una cirugía “urgente” a los 6 u 8 meses después de su diagnóstico, esto cuando bien les va; porque no sólo se enfrentan a la falta de médicos, sino también a la falta de medicamentos y materiales de curación, donde los familiares del paciente tienen que salir corriendo de los hospitales a conseguir dinero para comprar material que va desde gasas hasta material más costoso.
Si en esta situación se encuentran los hospitales regionales, no es difícil imaginar el funcionamiento de los 430 centros de salud y más de 900 casas de salud, que existen en el estado, donde estas últimas no cuentan ni siquiera con un médico pasante de planta.
Aunque la carencia de salud en Michoacán es generalizada, me interesa poner énfasis en la situación que priva en la zona indígena del estado. Veamos. ¿Qué obligaciones tiene el Estado con los pueblos indígenas respecto a la salud? El artículo 25° del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), establece que los Estados tienen la obligación de poner a disposición de los Pueblos Indígenas servicios de salud adecuados, considerando sus condiciones económicas, geográficas, sociales y culturales, y sus métodos de prevención.
Su seguro de salud garantiza el acceso a servicios de medicina preventiva, maternidad, atención médica, quirúrgica, hospitalaria, farmacéutica, y de rehabilitación física y mental.
En la vida real nada de esto sucede, los indígenas de Cañada de los once pueblos tienen que trasladarse a las ciudades más cercanas (Morelia- Guadalajara), tres horas de distancia en vehículo particular para peregrinar en busca de una atención médica, que con frecuencia no la logran.
Por esta razón, un grupo de campesinos de esta zona, organizados en el Movimiento Antorchista desde hace varios años decidieron encabezar la lucha por la construcción de un hospital regional en el municipio de Chilchota, lo que ha representado una labor titánica, en la que hemos avanzado con la elaboración del proyecto ejecutivo de la obra y se cuenta también con terreno donde quedará ubicado.
La situación actual del sistema de salud en el estado es más precaria y, por tanto, se vuelve más apremiante continuar con las gestiones para lograr la construcción del hospital, con el propósito de paliar la carencia de atención médica en esta importante zona indígena del estado. Invito pues a todos los purépechas para que juntos hagamos realidad este sueño.
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