En esta ocasión, quisiera dar mi punto de vista sobre el llamado comercio informal, particularmente el de la capital de San Luis Potosí, y de cómo se le sataniza y se le persigue por las autoridades de gobierno, sin que estas dejen claras cuáles son las causas de su existencia y permanencia, pero, sobre todo, que se vea cuál debería ser su solución: acabar con la pobreza.
Distintos medios de comunicación dieron a conocer que, el viernes pasado, más de un centenar de comerciantes agrupados en el Movimiento Antorchista protestaron en la Unidad Administrativa Municipal (UAM). Con cartulinas y gritos alusivos a sus peticiones, demandaron a las autoridades que encabeza Enrique Galindo, presidente municipal, les sean resueltas dichas peticiones.
Piden que se les permita trabajar en la actividad que han realizado durante muchos años, con permisos otorgados por el propio municipio, que no haya hostigamiento y medidas abusivas por parte del director de comercio, Jorge García Medina; que se les dé un trato justo sin preferencias al igual que a otras agrupaciones de comerciantes. A mi ver, demandas por demás justas.
Veamos primero cuál es la postura de las autoridades del municipio, a través de un boletín dio a conocer: “Esta administración no ha otorgado ni un solo permiso para puestos de vendedores ambulantes, todos los permisos que existen son de administraciones anteriores. No hemos otorgado permisos, no vamos a otorgar permisos, se trata, como bien el alcalde Enrique Galindo, de reordenar nuestro mayor atractivo hacia el turismo, el centro histórico, sostuvo Fernando Chávez”. Esta declaración del funcionario municipal que indudablemente expresa los intereses de los dueños del dinero- dueños de grandes cadenas comerciales y hoteleros- que quisieran una ciudad embellecida donde se llenen los bolsillos con sus lujosos hoteles, joyerías, centros comerciales, sin la molestia que representan los comerciantes informales que viven al día.
Pero eso no es todo. A la autoridad municipal de la capital le molesta, sobre todo, que la gente humilde se organice para la defensa de sus intereses. En particular le molesta que los comerciantes humildes estén organizados, “solo la organización de los antorchistas se opuso”, dice el boletín. En otras palabras: amenaza velada de garrote y cárcel a los comerciantes humildes organizados en Antorcha.
Pues bien, al comerciante humilde que apenas y se sostiene con la venta de modestas mercancías, el que no tiene un gran capital ni grandes almacenes rebosantes de mercancías como los Walmart, Soriana, Chedraui, se le sataniza, se le acosa, y llegado el caso se le encarcela, como una gangrena que hay que amputar. El comercio formal y los dueños de grandes hoteles exige a las autoridades municipales y estatales tomen medidas contra la competencia desleal, con este mal que afea las calles y plazas y ahuyenta el turismo
Hemos sido testigos -porque no lo han presentado los medios de comunicación-, como se hacen operativos por parte de funcionarios de comercio de la capital, donde se desaloja con lujo de violencia a comerciantes cuyo único pecado es buscar ganarse un centavo conque sobrevivir; hemos visto como se les destruye el modesto puesto y se decomisa – roba diría yo- mercancía para que no se “atrevan” a intentar la osadía de volver a vender sus chucherías.
Estudios del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), nos dice que para el caso del Estado de San Luis Potosí, la pobreza pasó, del 2018 al 2020 de 42.1 al 42.8 por ciento; la pobreza extrema para el mismo periodo pasó del 6.7 al 8.8 por ciento. En cuanto al ingreso, la población con ingreso inferior a la línea de pobreza pasó, en el mismo periodo, del 49.6 al 51.5 por ciento, y la población con ingreso inferior a la línea de extrema pobreza pasó del 14.7 al 17.8 por ciento. Son cifras que le enchinan la piel a uno, pues hablar que de cada 100 potosinos, 42 viven en la pobreza, y 18 en términos redondos, viven en la pobreza extrema.
Lo cierto es que el comercio informal en San Luis Potosí no se acabará con medidas represivas por parte de los gobiernos municipal y estatal, que cada año hablan de no permitir el ambulantaje y de reordenar el comercio. No acabará mientras no se acabe con la pobreza y no se dé empleo bien remunerado a todos los potosinos en edad de trabajar. La verdad, nada más que la verdad.
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