A poco menos de año y medio de conocer la noticia de la llegada de la pandemia del SARS- CoV-2 a nuestro país y que el Gobierno federal anunciara la suspensión de las clases presenciales por la contingencia sanitaria, el presidente Andrés Manuel López Obrador fiel a su estilo, decreto el regreso a clases presenciales “llueva, truene o relampaguee”.
El anuncio del Gobierno federal sobre el regreso a clases presenciales en las escuelas de nuestro país el pasado lunes 30 de agosto del presente se convirtió en tema de interés nacional, no solo porque el gobierno federal no solo logro domar la primera ola de contagios por la pandemia, sino porque además y, sobre todo, a la fecha, no se conoce un plan serio para que la educación en México avance en las actuales condiciones.
Como ya es sabido, el Modelo Educativo a Distancia implementado por el Gobierno federal para la educación básica en sus tres niveles (preescolar, primaria y secundaria), ocasiono una serie de efectos por demás negativos en la población estudiantil, estos, impactaron de manera diversa y directa en todos los involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje que vieron trastocadas sus interacciones cotidianas, su relación con el entorno familiar y la convivencia con sus compañeros de clase y maestros.
Para tomar la decisión de optar por dicho modelo, cuyas características son por completo ajenas al proceso tradicional de enseñanza que por décadas ha funcionado la educación en nuestro país, el argumento fundamental dado por el Gobierno federal fue el resguardo de la salud de la población infantil principalmente. Con el trascurso del tiempo, la falta de condiciones físicas y tecnológicas el modelo fracaso.
Para especialistas en el tema, el regreso a clases presenciales se tornó ahora una tarea urgente, los estudiantes, niños y adolescentes han perdido un año escolar completo a consecuencia de la pandemia del covid-19 pero sobre todo por la mala estrategia del gobierno federal para que los estos pudieran tomar clases a distancia. Por datos de las propias autoridades educativas sabemos que antes de la pandemia el 80% de los estudiantes mexicanos no tenían los conocimientos mínimos requeridos en materias como matemáticas y comprensión de lectura, imaginémonos ahora con este año escolar perdido. Visto el problema así, el regreso presencial a clases se vuelve imperativo y necesario, pero este se debe llevarse a cabo de manera ordenada y bien planificada.
Organismos internacionales como la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), propusieron a nivel mundial una serie de protocolos para el regreso a clases presenciales, entre otras medidas: el regreso escalonado, gradual y no para todas las escuelas, es decir, que no reabrieran todas las escuelas el mismo día; que habiera protocolos para la atención de la higiene y atención de los niños, jóvenes y maestros al interior de las escuelas, esto implica, que los diferentes niveles de gobierno cuenten con un inventario preciso de cada uno de los planteles escolares para ver si estos reúnen las características físicas y de higiene para poder reabrir y, sobre todo, la UNESCO propuso vacunas para todos los menores de edad.
En este mismo sentido, desde hace más de medio año los jóvenes de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” (FNERRR), a través de marchas, cadenas humanas y las diferentes redes sociales han venido encabezado una importante lucha a lo largo y ancho de nuestro país en contra de que el regreso a clases se diera en las condiciones en que se encuentran cientos de escuelas del país, pues la falta de una infraestructura adecuada hace que los estudiantes corran mayor riesgo de contagiarse de Covid-19. Los fenerianos sostienen que un importante número de centros educativos no se encuentran en las condiciones óptimas para evitar la propagación del SARS-CoV-2 y que en estas condiciones se arriesga la vida de 10 millones de alumnos, por lo que exigen al gobierno federal que sea vacunada la población estudiantil cuando menos en un 70%.
A pesar de las propuestas de la UNESCO y la exigencia de los jóvenes de la FNERRR, el gobierno federal y el propio subsecretario se salud el doctor Hugo López-Gatell siguen negando la realidad científica, somos de los países más atrasados en la aplicación de las vacunas, apenas poco más del 30% de la población se ha vacunado mientras que otros países han iniciado la vacunación de la población menor a los 18 años de edad.
Por datos de la propia Secretaría de Educación Pública (SEP) sabemos que en México existen 262 mil planteles escolares,198 mil públicos y 35 mil privados, de estos, 27 mil escuelas no cuentan con servicio de agua potable, cerca de 10 mil fueron banalizados o robados por el abandono temporal en el que estuvieron.
Por todo lo anterior, desde este espacio nos unimos a la lucha de los estudiantes de la FNERRR para exigir que se doten los insumos suficientes para todas las escuelas, se creen las condiciones óptimas para que los planteles educativos brinden seguridad a los estudiantes y que se vacune como mínimo el 70% de la población estudiantil, pues el peligro que corren los niños y adolescentes de contagiarse y esparcir el virus es grande y no podemos permitir que se juegue así con la vida del futuro de México.
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