Ya pasaron cerca de 22 meses desde aquel 20 de septiembre de 2018, cuando en un mitin realizado en la ciudad de Mexicali, Baja California, el entonces presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, en su "gira de agradecimiento", arremetió contra el Movimiento Antorchista Nacional llamándola despectivamente la "Antorcha mundial", acusándola de intermediaria y de beneficiarse con supuestos "moches"; mismo tiempo tiene también la exigencia que nuestra organización le hizo de presentar las pruebas que sustentaran sus afirmaciones ante la autoridad correspondiente; sin embargo, esas pruebas nunca llegaron, simplemente porque se trata de calumnias y mentiras que se lanzan desde el poder de la forma más vil y cobarde a una organización de ciudadanos mexicanos que luchan por ser escuchados y atendidos en sus justas demandas.No podía ser de otra forma, pues la gente con la que trabajamos nos conoce de manera directa, ha caminado con nosotros todo el tiempo, sabe del víacrucis que implica, desde recoger el sentir de nuestros agremiados para plasmarlo en una solicitud, hasta las maratónicas antesalas para recibir una negativa, y, muchas veces, lo que cuesta sostenerse en una marcha o un plantón con tal de hacernos oír por autoridades insensibles; incluso, como en el caso en comento, sabe lo que es ser calumniados, insultados y difamados sin pruebas ni fundamento, en vez de ser atendidos con solución a sus necesidades.Conoce de cerca también, cómo cada block o cada lámina o cada despensa, bulto de fertilizante, semilla, pavimentación, agua potable, electrificación o crédito, ha sido entregado o ejecutado a cabal satisfacción de los beneficiarios y supervisores del programa en cuestión.Por otro lado, sabe también que la tan cacareada "lucha contra la corrupción" ha pasado de ser un plan de gobierno a arma de ataque contra todo tipo de opositores y críticos del actual régimen, pues a estas alturas ya todo mundo conoce que la famosa lucha anticorrupción no ve lo que sucede al interior del equipo presidencial, pero, eso sí, está presta a dejar caer la filosa navaja, cual guillotina, sobre el cuello del primero que se atreva a levantar la mano para señalar algún error de este gobierno.
Lo anterior viene a cuento porque en su gira por Puebla y otros estados de la república, el Presidente fue recibido por varios contingentes que lo esperaban, no tanto para saludarlo, sino para reclamarle el hecho de que ha ignorado las peticiones de apoyo alimentario y programas de rescate a las empresas en quiebra.No contento con eso, se le ha ocurrido lanzar a la gente a buscar trabajo y alimento, sin importarle que eso acarreará más víctimas mortales, ahora que nos encontramos en pleno ascenso de los contagios y fallecimientos por la pandemia de Coronavirus.Lejos de plantear alternativas de solución, nuevamente la emprendió contra los manifestantes, culpándolos del mismo "intermediarismo" que nunca ha demostrado.Esta situación es preocupante porque, de acuerdo con los expertos en el tema, estamos en medio de una situación muy delicada como país, donde las tazas de mortandad son las más graves del mundo y no vemos por ningún lado las acciones de gobierno encaminadas a enfrentar el problema; es más, ni siquiera se nos ha podido decir con certeza, cuándo llegaremos al límite del crecimiento de los contagios y cuándo empezarán a disminuir.
Todo esto es muy grave porque si antes del enclaustramiento por la pandemia la economía ya venía mal, ahora se está poniendo peor y se pondrá aún más, porque es muy probable que el problema siga por el resto del año y quizá se prolongue hasta el año próximo.Si antes un apoyo alimentario hubiera sido suficiente, ahora las necesidades de las familias se han multiplicado, porque aparte de alimentos hay que pagar servicios como agua, luz y curar a los enfermos; además de eso no hay trabajo ni ventas en los comercios.Por lo tanto, si en vez de atacar las causas del mal, se pretende acallar las quejas con amenazas y con represión hacia los que encabezan las protestas, lo único que se estaría provocando, es que crezca la inconformidad y la indignación social y se transforme en una explosión violenta que nadie desea.
Los gobernantes de la 4T deben saber que los culpables de que la gente salga a protestar no son los líderes antorchistas, los verdaderos culpables son quienes cierran ojos y oídos a la realidad, son las autoridades que se niegan a instrumentar soluciones adecuadas para atender la situación.Los antorchistas solo somos portavoces del sentir de los mexicanos mas pobres y mientras no se transforme esa realidad que provoca su malestar, aunque se nos reprima, volverá cada vez con más fuerza y con más indignación.
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