Desde la antigüedad, las sociedades le han prestado especial atención al deporte con fines educativos, recreativos, de salud y defensa. La Grecia clásica ha sido considerada como la cuna del deporte; ahí surgieron las Olimpiadas en el año 776 a.C.
Sin embargo, otros grupos humanos antiguos también tenían sus prácticas deportivas: es el caso del lacrosse original (o stickball) que jugaban las tribus del Este de Norte América, el cuju en China, el juego de pelota en Mesoamérica, o las luchas, consideradas como el deporte más antiguo representado en las pinturas rupestres de Lascaux, Francia, que datan de hace más de 15,300 años.
Cada sociedad crea su cultura deportiva, como síntesis de sus conocimientos, valores, tradiciones, normas, metas y materiales disponibles. Así, el deporte desempeña diversas funciones sociales, entre ellas las educativas, recreativas, económicas, ideológicas, de defensa y salud e higiene. Según la etapa histórica de la sociedad, estas funciones serán acordes. Por ejemplo, en la sociedad capitalista, la función económica del deporte está supeditada a las ganancias financieras. Así, las políticas instrumentadas por los gobiernos influyen en el desarrollo de esta cultura deportiva y responderán al objetivo principal del capitalismo, generar ganancias. El deporte se ha convertido en una mercancía y en un privilegio de las clases acomodadas.
En el escenario capitalista, el Estado no presta el interés necesario al fomento del deporte como medio para aumentar la salud de las personas, para reponerse y relajarse de las tediosas jornadas de trabajo; ni como mecanismo para mejorar la calidad de vida de la mayoría de los ciudadanos. Lo vemos y vivimos por años en nuestro México; donde se asignan pocos recursos humanos y financieros a la práctica deportiva profesional y masiva, al grado que prevalece un espíritu nacional de resignación que el deportista mexicano es y será siempre mediocre, ante los deportistas de otros países.
Con la Espartaqueada Deportiva Nacional, el Movimiento Antorchista pretende combatir el deporte como un simple instrumento comercial y de lucro; pues el deporte puede cumplir otras funciones sociales más humanistas.
Necesitamos impulsar el deporte desde la niñez, elevar el nivel deportivo de las masas populares y avanzar hacia un país poderoso con mexicanos sanos y contentos. Al perseguir este propósito, cada que organizamos este evento, nuestra organización enfrenta varias dificultades, pero éstas nos hacen más fuertes, más unidos, más seguros y más fraternos.
Este año, gracias al trabajo arduo de los participantes, entrenadores, familias y de los activistas del Movimiento Antorchista en todos los estados de la república, la XXI edición de la Espartaqueada Deportiva Nacional, tendrá lugar del 6 al 14 de mayo. Con mucho entusiasmo nos hemos dado a la tarea de juntar recursos financieros con actividades económicas, como rifas, bonos, colectas públicas y gestión de apoyos, para conseguir el transporte, uniformes, material deportivo y alimentos; y así poder congregar a 25 mil deportistas durante los nueve días que durará la justa deportiva.
Previo a este próximo evento, se realizaron varias eliminatorias municipales y regionales, que requirieron de intenso trabajo deportivo y sudor de muchas personas en todo el país, siendo miles los deportistas participantes. Esto es una muestra de lo que puede hacer el pueblo organizado, pues el noble espíritu con que se cultivan estas causas justas fortalece su voluntad y determinación para impulsar el desarrollo de la actividad deportiva, como un medio de unión, fraternidad y emancipación.
Con la Espartaqueada Deportiva cosechamos el producto de nuestro trabajo organizado, pero también plantamos semillas de riqueza espiritual en la formación de mexicanas y mexicanos más fuertes y con pensamiento agudo.
También es destacable el compromiso y colaboración del antorchismo tecomateco, pues se han esmerado por proporcionar instalaciones de primera clase; alberca olímpica, canchas, pista atlética, campos, especial el de béisbol. Ofreciendo siempre servicios cálidos, lo que ha atraído a miles de participantes y espectadores de todo el país, siendo las Espartaqueadas, además de excelentes condiciones de competición, unos de los juegos populares más entusiastas y vistosos.
Este evento es un mecanismo para promover la masificación del deporte: cada vez participan más deportistas de todo el país y, al término de cada edición, los deportistas continúan entrenando para las siguientes.
En Antorcha seguiremos motivando a la niñez, a la juventud para que, aparte de sacar sus estudios escolarizados, se desarrollen con cuerpos y mentes sanos que les permitan desplegar toda su inteligencia y creatividad para que puedan ayudar a México. Nuestro México está llamando a miles de brazos, y ahí entran los deportistas, con su disciplina, trabajo en equipo, fuerza física y agudeza mental, para sumarse a la construcción del esperado cambio social que necesitamos los mexicanos.
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