Es realmente sorprendente cómo el ser humano reacciona espontáneamente ante las desgracias de sus semejantes. Ya se trate de acompañar a los vecinos en el velorio de su "muertito&rdquo, de sismos o de algún otro desastre natural como las inundaciones que actualmente están padeciendo los tabasqueños. En efecto, aún siendo muy pobres, viviendo en situación infrahumana, careciendo prácticamente de todo, contando en la familia uno o más muertos a los cuales no se les pudo atender médicamente por falta de recursos económicos y por no contar con un empleo formal que les brindara asistencia médica, y no obstante que esta angustiosa situación, que es lo cotidiano entre la gente humilde, se ha agudizado de manera significativa con la pandemia que se padece desde hace casi diez meses, aún así y quién sabe de dónde o cómo, consiguen víveres, medicamentos, ropa y un sinfín de cosas útiles para los damnificados.
Pues bien, la eficacia de esa solidaridad se ve infinitamente potenciada cuando ese sentimiento de fraternidad es canalizado de manera consciente y planificada. Para muestra basta un botón: en cuanto el antorchismo nacional se dio cuenta que el Gobierno de Morena iba a dejar en el abandono total al pueblo tabasqueño ante las inundaciones ocasionadas por la tormenta tropical convocó, primero a los antorchistas de los estados aledaños a Tabasco y a partir de la tercer semana, al antorchismo nacional. En redes sociales existen testimonios realmente conmovedores de como personas en extrema pobreza se han desprendido de lo poco que tienen para apoyar incondicionalmente a los damnificados. O sea que ante el llamado que les ha hecho su organización, que es sangre de su sangre, no les ha importado donar algo a sus hermanos en desgracia, aunque ellos tampoco la están pasando, en absoluto, nada bien. Así es como hasta el día de hoy, el antorchismo nacional ha hecho llegar a nuestros hermanos tabasqueños, la increíble cantidad de apoyo de, ni más ni menos, 220 toneladas de víveres, medicamentos, ropa, etc. Increíble porque, es necesario recalcar, no es lo que le sobra a la gente, es lo que está dispuesta a desprenderse a pesar de su precaria situación económica.
Es interesante comentar que, ante esta calamidad, los tabasqueños están ensayando formas de organización relativamente nuevas que, por lo pronto, han eliminado a los intermediarios oficiosos que, como dice ya saben quien, siempre se quieren llevar su mochada. También resulta esencial, porque ello habla de que se está elevando el nivel de educación política de muchos tabasqueños, que dentro del pliego de peticiones, los damnificados le están otorgando un lugar prioritario a la exigencia de obras hidráulicas que el gobierno federal y estatal tendrán que comenzar en lo inmediato para que no vuelvan a ocurrir las inundaciones que cada año han causado tanto desasosiego entre las familias más pobres de Tabasco.
Pero quizá lo más importante de todo esto, sea la moraleja que seguramente estará concluyendo en su mente el pueblo tabasqueño: no esperes que un gobierno paternalista te auxilie con sólo estirar la mano. Organízate y lucha por elevar tu nivel de vida. Hay que prevenir las consecuencias de los desastres naturales. Todo esto y mucho más se puede hacer realidad estando organizado en una organización como el Movimiento Antorchista Nacional. Que no quepa la menor duda a nadie.
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