La capital de Puebla tiene actualmente un millón 692 mil 181 habitantes; ocupa el cuarto lugar en pobreza y marginación a nivel nacional porque hay más de 680 mil ciudadanos que viven en pobreza.

Muchas colonias de la periferia de la capital, que se encuentran en los cinturones de pobreza, carecen de los servicios más elementales para vivir desde hace más de 30 años; hay colonias que no cuentan con luz, agua, drenaje ya ni siquiera pensar en la pavimentación de calles, aunado al grave problema de la precariedad de sus viviendas. 

Muchas de estas colonias tienen letrinas que representan un serio problema de salud, calles cubiertas con lodo, prácticamente intransitables en periodo de lluvias, basta con ir a las colonias periféricas del sur y norte de la capital para ver cuán deplorable es el escenario en el que, desafortunadamente, viven miles de poblanos. 

Definitivamente, los pobres de la ciudad son los que más sufren los recortes al gasto público, los poblanos carecen de servicios básicos en sus viviendas 115 mil 211 habitantes no tienen luz, agua, ni drenaje), en pobreza alimentaria viven 331 mil 491 personas que no tienen que comer, pobreza en servicios de salud que afectan a 526,129 personas, bajo nivel adquisitivo debido a los bajos salarios 141 pesos actualmente de salario mínimo lo que trae como consecuencia que más del 50 por ciento de la población no tenga acceso a los productos de la canasta básica alimentaria aun disponiendo de todo su salario. 

En medio de este caótico escenario, el próximo 10 de octubre, Eduardo Rivera Pérez, presidente municipal de Puebla, rendirá su Primer Informe de Gobierno. ¿Conocerá estas cifras? ¿Qué resultados nos entregará a los poblanos? ¿Dirá realmente en cuánto ha disminuido la pobreza en la capital? ¿Figurarán en su informe los más olvidados de esta ciudad? Con toda honestidad, yo creo que no. Será un informe con datos, datos y más datos, que en realidad nada han resuelto la carestía en la que viven miles de poblanos, será un informe donde tenga reflectores para proyectarse a su tan ansiado proyecto por la gubernatura, muy lejos de realmente estar atentos a las demandas más sentidas de los capitalinos.

Saco esto a colación, ya que, desde hace más de un mes, miles de pobres se han apostado a diario fuera de la Secretaría de Infraestructura municipal y de desarrollo urbano, pidiendo hablar con los titulares de ambas dependencias para encontrar una respuesta pronta y expedita a las múltiples carencias que viven en sus colonias, y la respuesta ha sido oídos sordos y puertas cerradas. Ningún funcionario los ha recibido y mucho menos se ha interesado en ver que los aqueja, qué necesitan. 

Por ello, me atrevo a decir que el informe de Eduardo Rivera será gris y sin resultados. Los vecinos de esta capital deben tener muy claro que aspirar a una mejor calidad de vida es un derecho consagrado en la constitución política de nuestro país y para lograr que se vuelva una realidad y no letra muerta es necesario luchar, luchar y luchar por una vida más justa, más equitativa. 

No bajen la guardia. Sigan exigiendo lo que por derecho les corresponde, los asiste la razón y tarde o temprano su lucha triunfará, y a esos funcionarios despóticos que hoy le cierran las puertas al pueblo, mañana cara les cobrará la factura. Al tiempo.