El presidente municipal de Almoloya de Juárez, Oscar Sánchez García, procede en su administración como han procedido casi todos los priistas y la absoluta mayoría de los demás partidos políticos: son atentos, sumisos, accesibles y prometedores de todo tipo de soluciones antes de la elección; después, se muestran soberbios, prepotentes y, en la práctica, nulifican o niegan con todo tipo de pretextos lo que prometieron en campaña.
Como candidato a la presidencia municipal, el Movimiento Antorchista le planteó, con claridad y realismo, la situación de las carencias y necesidades de los grupos antorchistas que, en esencia son de dos tipos: construcción de obras y apoyos para el campo; fertilizante principalmente.
Al principio de su periodo administrativo, el antorchismo habló claro con el funcionario en el sentido de que cumpliera con el compromiso de resolver las carencias y demandas de la gente que lo había apoyado, pues, de otra manera los antorchistas nos veríamos obligados a movilizarnos para pedir el cumplimento de las promesas. Pues resulta que, a un año de haber asumido el cargo, no ha resuelto prácticamente nada de lo que se comprometió como candidato.
En el transcurso del año, en diversas reuniones y por diferentes medios se le hizo notar el incumplimiento, pero la respuesta fue casi nula, solo mencionó que posiblemente podría apoyar una parte del apoyo con herbicida para los campesinos.
Tampoco esta promesa fue cumplida, razón por la cual una comisión de antorchistas encabezados por el comité seccional de la zona de Toluca, solicitó audiencia con el honorable Ayuntamiento: el jueves 24 de noviembre fuimos recibidos por el Cabildo en pleno. En dicha audiencia la actitud de los representantes de las diferentes expresiones políticas fue tolerante, respetuosa y comprensiva, pero no puede decirse lo mismo de los priistas, entre ellos Oscar Sánchez García.
Los funcionarios volvieron a negar la solución de las necesidades de la gente y prácticamente el edil se desdijo y negó que las resolverá en los dos años que queda del trienio.
Para el antorchismo, tal actitud no tiene nada de extraño, en su absoluta mayoría todos los que buscan y logran un cargo de elección popular así lo han hecho y por eso, a la vuelta de los años, han perdido el poder. Comportándose de la forma descrita, el PRI mantuvo la presidencia de la republica, y casi todas las gubernaturas, durante casi 70 años; pero, en el año 2000, el pueblo de México harto, cansado de este comportamiento de los priistas les dio la espalda y otorgó el triunfo al PAN manteniéndose este partido durante 12 años, después de los cuales lo volvió a recuperar el PRI, pero solo para volverlo a perder seis años después, ante Morena.
Las causas por las que el priismo y los demás partidos políticos han perdido el poder, son bien conocidas en México y en el mundo. Son fundamentalmente la incongruencia entre lo que dicen y lo que hacen; su programa, sus objetivos, plasmados incluso en documentos, los discursos de sus candidatos dicen una cosa, bonita, correcta, bien pensada, pero, en la práctica, resulta prácticamente lo contrario.
Los partidos, o más bien dicho, los intelectuales de los partidos tienen claro lo que ocurre, pero la inercia de la practica y los intereses de beneficio personal hacen que los candidatos que ganan elecciones se comporten de manera casi criminal contra el partido que los postuló.
¿No razonan los candidatos ni su partido, no asimilan las derrotas y sacan las conclusiones pertinentes ?No lo creo.
Lo que realmente ocurre es lo que todos sabemos: que los partidos políticos y evidentemente los integrantes de los mismos, han convertido a los partidos, a sus colores, sus siglas y estatutos en cascarones que solo usan para lograr, en la inmensa mayoría de los casos, beneficios personales, prebendas particulares.
Por esa razón, dicen y prometen todo a sabiendas de que no van a cumplir o van a hacerlo muy poco. Tal es el caso del presidente municipal de Almoloya de Juárez que hoy se niega a cumplir lo que en un momento aceptó.
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