En México impera el modelo económico neoliberal, la expresión más brutal del capitalismo y una de sus inevitables consecuencias es el crecimiento exponencial de la pobreza y la desigualdad. No hay que ir muy lejos para conocer de primera mano esta terrible realidad. Basta con salir a las calles de alguna colonia popular en donde por todos lados se ve la falta de servicios públicos como calles pavimentadas, carencia de drenaje, vivienda digna, entre otras carencias que afectan sobre todo a los pobres.
La pobreza se ha expandido en todos los puntos. En el centro histórico de cualquier ciudad, ya sea mediana o grande, además del ambulantaje, hay un evidente incremento de la indigencia; para el caso de Jalisco tan solo en las ciudades de Zapopan y Guadalajara cada vez hay más personas en situación de calle que deambulan todos los días y a todas horas, no solo en el centro sino prácticamente en todos los espacios abiertos del Área Metropolitana de Guadalajara, asimismo, es sorprendente ver el número de hombres, mujeres y niños trabajando en los cruceros de las avenidas.
Con los ejemplos expuestos resulta un contrasentido, sobre todo para los que conocemos directamente los flagelos sociales, la reducción de la pobreza que dio a conocer el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en su reciente informe; como es sobradamente sabido, esta dudosa afirmación fue agravada por las presunciones del presidente Andrés Manuel López Obrador y sus más fervientes seguidores, incluso por algunos mandatarios estatales que también presumieron una disminución histórica de la pobreza en sus respectivas entidades.
En medio de la cobertura de prensa sobre las cifras del Coneval, fue posible encontrar que hay consenso entre los analistas serios de que los datos del organismo encargado de medir la pobreza en México descansan esencialmente en tres pilares: las remesas de trabajadores mexicanos en el extranjero, los incrementos del salario mínimo y los programas sociales puestos en marcha por la actual administración federal. Varios articulistas, con una visión más realista, aclararon en sus colaboraciones que ninguno de estos pilares permite ver el futuro con optimismo, pues aseguran que estos no son ni serán suficientes para la reducción de la pobreza.
Como es del conocimiento de la opinión pública, con motivo de su Quinto Informe de Gobierno, AMLO presume en spots de radio y televisión que casi no hay desempleo y que redujo la pobreza, anuncios que refuerzan las presunciones que lanza todos los días en sus mañaneras.
El pueblo de México debe darse cuenta de que las ostentaciones presidenciales, no son gratuitas, son parte de la encomienda que tienen los defensores del capitalismo, quienes para distraer al pueblo trabajador de la realidad en que viven, intentan todo tipo de maniobras distractoras, procurando en todo momento arrojar dádivas insignificantes al pueblo.
A los que producen con sus manos directamente la riqueza de este país, o sea los trabajadores formales o informales se les debe hablar con la verdad, se les tiene que hacer ver que bajo el actual modelo económico, no será posible ninguna mejora real en sus condiciones de vida, ni siquiera para una reducción real de la pobreza, aunque aumenten sus ingresos ya sea por el incremento de las remesas, el aumento a los salarios y mucho menos por la entrega de un poco de dinero a unas cuantas personas. Veamos.
Es posible acabar con la pobreza, pero no a través de estar repartiendo dinero eternamente como pretenden los morenistas. Por más que el autollamado gobierno de la Cuarta Transformación aumente las pensiones para los adultos mayores, no alcanzará para comprar medicinas, adquirir suficientes alimentos que no son tan baratas debido a la inflación
Tomemos como ejemplo Jalisco, en donde el Coneval revela que esta entidad logró bajar al doble la pobreza a nivel nacional. Durante el primer trimestre de 2023, la entidad recibió mil 273 millones de dólares por concepto de remesas, alrededor del 9 por ciento del total nacional, con lo cual el estado mantiene su liderazgo en captación de remesas. Sin embargo, debido a la disminución en los precios del dólar y la inflación en México ha provocado que la alta cantidad de remesas que recibe Jalisco no se vean reflejados en el poder adquisitivo de la población, aseguran académicos de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
La economía de los mexicanos y jaliscienses, en estos momentos es complicada, más del 28 por ciento de la población en la entidad se encuentra en una situación de vulnerabilidad al ganar entre uno y dos salarios mínimos. Jalisco es el estado con mayor generación de empleo a nivel nacional. Desde 2019 genera de manera anual un aproximado de 80 mil trabajos; sin embargo, el salario ofrecido por las empresas es cada vez menor.
En contraparte, el costo de la canasta básica que contempla 123 productos es de 11 mil 534 pesos y para acceder a ella es necesario ganar 2 salarios mínimos, además de que el salario no contempla el pago de servicios: agua, luz, gas, ni la recreación, según investigadores de la UdeG.
Según datos del Coneval, en Jalisco hay 668 mil 685 personas de 65 años y más no económicamente activas, de las cuales, sólo 248 mil 511 son pensionadas y jubiladas, es decir, casi cuatro de cada 10 adultos mayores, el 37 por ciento. Lo peor es que la pensión mensual promedio que reciben las personas de la tercera edad en el país por alrededor de nueve mil pesos, considerando tanto la prestación vía sistema de seguridad social y la que otorga el gobierno federal es muy baja y ni siquiera alcanza para cubrir las necesidades básicas.
Basta sondear brevemente a un adulto mayor que reciba apoyo del Programa de Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, en caso de encontrar a uno de ellos, sin tanto esfuerzo comentan que todo el dinero se va en la compra de alimentos, dejando fuera gastos de salud, educación y vivienda. No hay necesidad de consultar a los especialistas, los testimonios son suficientes para entender, pese a lo que tanto presume AMLO en sus mañeras y en sus spots, los programas sociales es un pilar insostenible en la disminución de la pobreza.
Es posible acabar con la pobreza, pero no a través de estar repartiendo dinero eternamente como pretenden los morenistas. Por más que el autollamado gobierno de la Cuarta Transformación aumente las pensiones para los adultos mayores, no alcanzará para comprar medicinas, adquirir suficientes alimentos que no son tan baratas debido a la inflación. Los flagelos sociales tampoco se acabarán con discursos adormecedores empleando desgastadas frases como el de “por el bien de todos, primero los pobres”.
Lo que se necesita es desarrollar al país y distribuir más equitativamente la riqueza generada, incrementar los salarios, generar empleos para todos, hacer que paguen más impuestos quienes tengan más dinero e impulsar una política de gasto público responsable y no concentrando los recursos del erario en unas cuantas obras inútiles. Urge una distribución más inteligente de la renta nacional, para tal fin el pueblo trabajador debe organizarse, educarse y luchar para tomar el poder político de México. Solamente, así se podrá combatir a fondo la pobreza en nuestro país.
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