Desde hace tres meses, los productores de Sinaloa iniciaron movilizaciones de protesta, la cual se fueron sumado Sonora, Baja California, Jalisco y otros estados, hasta sumar más de una veintena de estados, reclamando un precio justo de 7,000 pesos por tonelada para el maíz y 8,000 pesos para el trigo. Sinaloa produce más de seis millones de toneladas de maíz, que representa el 22 por ciento de la producción nacional, convirtiéndose en el principal productor del grano y el precio ha estado regido en los últimos años por la Bolsa de Valores de Chicago, el cual fluctúa de acuerdo a la oferta y demanda del grano a nivel internacional, que en este año han variado de 4,900 a 5,400 pesos por tonelada para el caso del maíz y de 4,886 para el trigo. La baja en los precios internacionales se debe a que Estados Unidos y Brasil tuvieron buenas cosechas el presente año y han incrementado la oferta, al factor cambiario peso/dólar, que ahora está en su relación más baja de los últimos ocho años.
Como resultado de las negociaciones y presiones de los productores, el Gobierno federal a través de SEGALMEX se ha comprometido a adquirir solamente un millón de toneladas y el Gobierno Estatal que encabeza Rubén Rocha Moya les comprará 500 mil toneladas, ambas medidas no resuelven el problema y por ello ha continuado la presión de los agricultores, la cual ha llegado hasta Palacio Nacional, la cual descalificó López Obrador, acusando a los protestantes de que son una elite que siempre se había quedado con los apoyos del gobierno, es decir que su causa no es justa, sino política.
¿Cuál es el fondo del problema? Los productores argumentan que no pueden aceptar menos de 7 mil pesos por tonelada de maíz y 8 mil para el trigo, porque se han incrementado los precios de los insumos en más del 30 por ciento y por tanto sus costos de producción que, al venderlos al precio de garantía de 5,400 pesos, tendrían pérdidas y estarían incapacitados para invertir en el siguiente ciclo agrícola. Este problema económico ya se conocía desde cuando se firmó por primera vez el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá en 1994.
Considerando la asimetría que existía entre los productores mexicanos y los países del norte, se estableció que la liberación de la frontera para los granos se haría hasta el año 2009, es decir, se daba un lapso de 15 años para que el campo mexicano, con apoyo gubernamental se volviera competitivo. Pero nunca hubo un verdadero programa de apoyo al campo y ahora con la llegada de la 4T al poder, López Obrador eliminó los pocos apoyos que existían.
Ahora vemos que los gringos están ofreciendo maíz a 4,500 pesos porque con su tecnología y maquinaria han disminuido sus costos, tendencia natural del desarrollo capitalista. Es decir, nuestros productores mexicanos no pueden competir con los norteamericanos y mientras, en el interior los grupos industriales como Maseca, Minsa y Cargil, aprovechan la coyuntura para importar maíz barato de Estados Unidos y se ceban con los productores nacionales al querer comprarles su maíz a un precio donde tendrán perdidas.
Por ello, desde hace tiempo, se sabe que hace falta un programa verdadero para impulsar el desarrollo del campo, que hasta ahora no ha existido de acuerdo a las necesidades y con la llegada de la 4T al poder, decidió eliminar los pocos programas que existían, lo cual es una total incongruencia cuando se ha propuesto alcanzar la autosuficiencia alimentaria y ahora se niega a comprar el maíz a un precio justo y descalificando las auténticas demandas de los productores.
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