En días recientes se han escuchado diferentes opiniones acerca de la disminución de la pobreza multidimensional en nuestro país, incluido el presidente López Obrador quien lanza las campanas al vuelo con base en las cifras dadas a conocer por el Conseja Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) el pasado jueves 10 de agosto, en las que el organismo, destaca que en 2022 el 36.3 de la población se encuentra en pobreza moderada, esto equivale a 46.8 millones de personas, 8.85 millones de personas menos que en 2020 y 5.9 menos que en 2018; en pobreza extrema se ubicó a 7.1% de la población en 2022, equivalente a 9.1 millones de personas, 1.69 millones menos que en 2020 y 410 mil personas más que en 2018.
Es importante señalar que en México existen varias definiciones de pobreza. La pobreza multidimensional, que a su vez se divide en pobreza moderada y extrema, además de la pobreza laboral.
En esta ocasión estamos hablando de la multidimensional que se mide por ingresos y por el acceso a ciertos satisfactores básicos relacionados con una mejor calidad de vida; de tal manera que los ciudadanos en pobreza moderada son aquellos que tienen un ingreso total (salario y alguna transferencia gubernamental o remesas) menor al que el Coneval en junio de 2023 estimó en 4 mil 280 pesos y al menos una carencia de los seis satisfactores (acceso a la salud, a la educación, a la seguridad social, a vivienda, servicios públicos y a alimentación nutritiva); para ser ubicado en pobreza extrema, el ingreso tiene que ser inferior a la canasta alimentaria y no tener acceso cuando menos a tres de los seis satisfactores mencionados.
Pero si algún ciudadano tiene un ingreso menor, pero ninguna carencia, no se le considera en situación de pobreza, sino vulnerable por ingresos y; si tiene un ingreso mayor y alguna carencia de las señaladas, se le considera vulnerable por carencias sociales. Como podemos darnos cuenta, todo un enredo para no llamar las cosas por su nombre y tratar de engañar con las cifras. Cabe precisar que estos entuertos no se inventaron en la actual administración, pero si los aprovecha para seguir distorsionando la realidad.
El académico por El Colegio de México Julio Boltvinik, reconocido mundialmente como una autoridad en la medición de la pobreza mediante el Método Integral, desde hace décadas ha señalado que el Coneval ha subestimado el número de pobres que, según él, no es de 40% de los mexicanos, sino que está por arriba del 70%, es decir cerca de 90 millones de personas viven en esta situación: “Son tres cuartas partes de la población en pobreza y no menos de la mitad. Es una diferencia radical. Las políticas que se requieren para modificar la pobreza de las tres cuartas partes de la población son muy diferentes a las que se aplican”, comentó Boltvinik. (Sin embargo.mx, nota del 12 de agosto de 2023).
La concepción de la política social que tiene López Obrador debiera cambiar si, verdaderamente quisiera sacar de esta situación a los mexicanos. En lugar de continuar con los múltiples programas asistencialistas electoreros que solo buscan mitigar la pobreza, se debe enfocar en una política social basada en los derechos a la alimentación, a la educación, a la salud, a un salario remunerador, etcétera; es muy claro que no ha sucedido así.
Hoy más que nunca, se requiere incrementar el gasto público en sectores que reducen la desigualdad, como la salud, la educación y la seguridad alimentaria. Y este gobierno no lo está haciendo, por la sencilla razón de que se ha negado a instrumentar una política fiscal progresiva, a través de la cual se capten los recursos necesarios para utilizarlos de manera adecuada en el combate de la desigualdad para construir una sociedad mexicana más justa.
De acuerdo con la Oxfam México, hoy los súper ricos mexicanos son los más ricos de América Latina y el Caribe; solamente Carlos Slim, el hombre más rico de México, concentra más riqueza que la mitad de la población mexicana (65 millones de mexicanos) y que los otros 14 millonarios mexicanos juntos. Nadie es más rico que él. Su riqueza ha crecido desde el principio de la pandemia en 42%, equivalente a 25 mil 500 millones de dólares adicionales, a un ritmo desenfrenado de 750 millones de dólares al mes, 25 millones al día o un millón por hora en promedio.
Hoy más que nunca, se requiere incrementar el gasto público en sectores que reducen la desigualdad, como la salud, la educación y la seguridad alimentaria. Y este gobierno no lo está haciendo, por la sencilla razón de que se ha negado a instrumentar una política fiscal progresiva,
Mientras que, por otro lado, continúa la Oxfam, los grandes perdedores fueron la enorme mayoría de las personas en México, esto se debe a que los grandes ricos, prácticamente, no pagan impuestos. Los contribuyentes con ingresos arriba de 500 millones de pesos anuales apenas representaron el 0.03% de la recaudación total de impuestos y el 13.6% de la recaudación de impuestos de personas físicas. En cuanto al pago de ISR, las grandes empresas en México pagan entre el 1 y el 8% del total de ingresos, dependiendo de la actividad económica, muy por debajo del 30% que establece la ley. Esto ocurre porque los súper ricos y sus empresas cuentan con distintas formas de disminuir el pago de los impuestos que contribuyen a la cuenta, aun cuando han sido los principales ganadores.
La Oxfam señala que contrario a lo que pregona López Obrador, el gobierno mexicano tiene poco margen de maniobra, es decir, pocos recursos públicos disponibles para hacer frente a las crisis con bienes y servicios públicos de calidad, como hospitales, clínicas, escuelas, guarderías, estancias infantiles, entre muchos otros; esto se debe a las cada vez mayores obligaciones del gobierno mexicano, como las pensiones y el servicio de la deuda, pero sobre todo, a que México es una anomalía fiscal: es una gran economía, con un nivel medio de desarrollo social y económico, pero con una recaudación de impuestos a niveles similares que en países de ingresos bajos.
Aquí, la razón de la imposibilidad del gobierno Morenista de reducir la pobreza en México.
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