MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Pobreza y desigualdad, causas de la mala educación

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Desde su nacimiento, la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR) se ha echado a cuestas la difícil y dura tarea de mejorar las condiciones educativas en las que se desarrollan miles de jóvenes en todo el país. Contribuir en todo momento en la construcción de una sociedad más justa, en la que todos los individuos puedan desarrollarse plenamente. 

Ya hace 23 años de esta noble tarea, a pesar de ello, con el paso del tiempo, las condiciones para pedir y exigir educación de calidad son cada vez más duras; las dependencias gubernamentales, designadas para resolver estos temas, están cada vez más cerradas al diálogo productivo y sus fieles cancerberos mediáticos son más agresivos.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), en 2021, la economía mexicana ocupó el lugar número 15 de 190 países, en cuanto poderío económico, a diferencia de 1999 cuando el Producto Interno Bruto (PIB) apenas llegaba al 50 por ciento de lo que es hoy.

Se ha avanzado en la producción de riqueza social. Se produce como nunca en la historia de México, pero ¿cómo se distribuye esta riqueza? ¿Todos se benefician por igual? La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, alertó sobre la alta concentración de la riqueza que existe en México: dos terceras partes de ella está en manos del 10 por ciento más rico de las familias mexicanas. Aunando a esta desigualdad desgarradora, el Gobierno federal gasta el 70 por ciento de su presupuesto en el 10 por ciento de personas privilegiadas y tan solo el 30 por ciento del presupuesto en la mayoría desprotegida.

No es casual que en México el 70.5 por ciento de la población padezca algún tipo de pobreza. Se trabaja solamente para el 10 por ciento de mexicanos. ¡Vaya distribución!

La consecuencia lógica de esta concentración está a la vista, la inmensa mayoría de la población padece de diversos males, como salarios de hambre, rezago educativo (condiciones infrahumanas para los estudiantes), deficiente acceso a la salud pública, carencia alimenticia, falta de vivienda digna y nulo acceso a los servicios básicos, el destino y caminar de los no privilegiados es un infierno terrenal.

El rezago educativo tiene su origen en la mala distribución de la riqueza social, así lo demuestran las condiciones materiales en las que se encuentran las escuelas públicas, el 48 por ciento de carecen de acceso a drenaje, 31 por ciento carecen de agua potable, el 12.8 por ciento no cuenta con baños o sanitarios, el 11.2 por ciento no tienen acceso a energía eléctrica. Así el panorama para los estudiantes pobres. 

Año con año, miles de jóvenes realizan exámenes de admisión para entrar en las universidades públicas como la UNAM, la BUAP, la UAEM, el IPN y la UANL, sólo por mencionar algunas. Dichas universidades juzgan como igual a lo desigual. ¿Están todos los jóvenes de Puebla y México en las mismas posibilidades de ingreso a las universidades? Claro que no. Los estudiantes que provienen de las zonas marginadas están en desventaja para ingresar a las universidades importantes del país y son rechazados. 

El problema de la educación superior en el país se debe resolver de manera integral, no con parches como lo han hecho hasta ahora. El Estado y las universidades autónomas del país deben unificar esfuerzos, brindar educación básica y del nivel medio superior de calidad para que la educación superior esté al alcance de los jóvenes marginados del estado y del país. 

Mientras las demandas de los miles de jóvenes desamparados de México no sean resueltas de manera definitiva, la FNERRR levantará la bandera en contra de las injusticias educativas que se puedan cometer contra los estudiantes desamparados, sea quien sea el que provoque las injusticias. 

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