Hablar de pobreza es hablar de falta de acceso a servicios básicos o a derechos como la educación, la salud, alimentación adecuada o a un empleo seguro.
El porcentaje de la población con ingreso laboral inferior al valor monetario de la canasta alimentaria (pobreza laboral) a nivel nacional alcanzó 40.1 por ciento en el tercer trimestre de 2021.
En los dos años anteriores el número de personas en pobreza aumentó 9 millones y 6.5 millones se sumaron a quienes no pueden adquirir una canasta básica de alimentos con sus ingresos.
El alza se dio sobre todo en los primeros meses de confinamiento por la pandemia, durante abril y mayo y, aunque a finales de 2020 se había revertido parcialmente esta tendencia, “la crisis no sólo aumentó la pobreza, sino que la profundizó”, documenta el Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED).
“El diagnóstico llevado a cabo por el llamado Nuevo Pacto Financiero Global realizado a finales de junio y que convocara a un número importante de personajes internacionales de política y las finanzas destaca que en los pasados tres años unos 120 millones de personas han sido arrojadas a la pobreza extrema”, publica Ana María Aragonés (La Jornada, 16 de julio de 2023).
En México, en todo el país, tipo de localidad y actividad se registraron aumentos de pobreza. La crisis contiene acentos y matices, hubo una mayor pérdida de ingresos en los hogares con trabajadores dedicados al sector servicios, en los habitados por personas menores de 18 años y en aquellos ubicados en las ciudades. La realidad general es que “los pobres ahora son más pobres que en 2018”, expuso el grupo de académicos perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Al menos una de cada cinco personas se encontraba en pobreza extrema y más de la mitad en pobreza general por ingresos al cierre del año pasado, muestra el estudio La pandemia y la pobreza en México en 2020, realizado por los investigadores Héctor Nájera y Curtis Hoffman. Se tomaron como base las encuestas de ocupación y empleo y la más reciente de ingreso y gasto en los hogares, todas levantadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En el escenario que considera la inflación general se observa que la pobreza extrema estaba en 16.8 por ciento en 2018 –y en el mismo nivel previo a los confinamientos en México-, llegó hasta 22.6 por ciento en mayo y luego descendió a 21.5 por ciento en el último trimestre de 2020.
La pobreza extrema implica que el ingreso es tan bajo que, aun se dedicase por completo a la adquisición de alimentos, no es suficiente para garantizar la salud de las personas; eso destaca porque al tomar como base la canasta de alimentos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), se observa que en esta circunstancia estaba 16.8 por ciento de población hace dos años, en febrero de 2020 ya había incrementado a 20 por ciento y al cierre del año pasado se ubicó en 27.2 por ciento, casi uno en tres habitantes en México.
En este tiempo, en el que parece que todo está perdido, en momentos en los que cada vez más personas están en extrema pobreza, no queda más que rebelarnos contra este flagelo, pues no es posible que 1,400 millones de personas en el mundo vivan en la pobreza extrema.
Por lo tanto, la pobreza general –medido el ingreso con la inflación- pasó de 48.8 por ciento en que se encontraba hace más de dos años a 55.7 por ciento al cierre de 2020; pero al tomar como parámetro únicamente el encarecimiento de alimentos básicos, brincó de 48.8 por ciento a 64.7 por ciento, es decir que seis de cada 10 mexicanos, no pueden cubrir alguna de sus necesidades básicas, como salud, educación, alimento, vivienda.
En este tiempo, en el que parece que todo está perdido, en momentos en los que cada vez más personas están en extrema pobreza, no queda más que rebelarnos contra este flagelo, pues no es posible que 1,400 millones de personas en el mundo vivan en la pobreza extrema.
Urge un modelo de desarrollo avanzado, donde se promueva la educación, la salud y vivienda digna. Un modelo más humanista donde se acabe con el poder de los mercados, y donde haya mayor justicia y solidaridad entre las naciones. En nuestro país, para acabar con la pobreza, nuestra organización Antorcha Campesina propone a la 4T se trabaje sobre los siguientes ejes: una reforma fiscal progresiva, trabajo para todos los mexicanos, desarrollo de la infraestructura al grado máximo y salario digno para los trabajadores.
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