El estado de Hidalgo se encuentra en un problema de injusticia social muy grave; se hacen presentes una serie de violación a los derechos humanos más elementales a los que cualquier persona puede aspirar, por lo menos en el discurso. Se han cumplido ya más de dos meses de haber instalado un plantón en la Plaza Juárez, justo donde se encuentra el Palacio de Gobierno, porque el gobernador Omar Fayad ha hecho “como que no ve” la pobreza que amenaza todos los días a los hidalguenses, o ¿será que ignorar a los pobres es un arte?
El tema que quiero abordar en esta ocasión es muy importante para los antorchistas y para los que no lo son. Es evidente, a estas alturas, que los antorchistas hemos sido, durante gran parte del mandato de Omar Fayad, víctimas de rechazo gubernamental, discursos de odio, amenazas contra los dirigentes de nuestro movimiento, agresiones físicas contra mujeres que piden sean escuchadas, pero, ¿cuál han sido nuestros logros a 109 días de constante actividad política por nuestras demandas? El rechazo irracional del gremio dominante en Hidalgo nos ha permitido llegar a las comunidades más olvidadas del estado, allá donde la vida simula avanzar, Antorcha ha llegado a iluminar el rostro de los pobres. Es cierto que no hemos conseguido ninguna respuesta favorable a nuestra peticiones, a las necesidades de los pobres hidalguenses, que superan el 52 por ciento de la población; lo que sí hemos conseguido son muestras de apoyo, y eso, evidentemente, nos deja una lección muy clara: nuestro movimiento no se detendrá solo porque un gobernante nos niegue hasta la más mínima demanda, al contrario, la lucha que libramos en estos meses nos ha permitido seguir creciendo en todos los frentes; hemos conseguido que muchos más hidalguenses conozcan que en México existe una organización que se ha planteado organizar y luchar por las necesidades inmediatas de cualquier mexicano; es decir, por obras y servicios que hagan su vida más digna y en un tiempo no muy lejano seguramente, tomar el poder político por la vía pacífica, mediante la elección popular.
Mientras tanto, seguiremos en plantón, hasta que se les haga justicia a los hidalguenses, hasta que el 52 por ciento más pobre de la entidad pueda acceder a una vivienda digna para su familia; los 1.4 millones de pobres tengan acceso a una red de drenaje, agua potable, etc.; Pedimos también que las 234 mil personas que lamentablemente se encuentran en condición de pobreza extrema puedan acceder a la alimentación mínima que todo ser vivo necesita para vivir, ¿es ilegal pedir justicia para el pobre? Al menos en Hidalgo, el gobierno nos ha mostrado su verdadero rostro: la intolerancia a las protestas pacíficas por las necesidades de la gente.
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