Son ya 6 días con sus noches los que tienen los antorchistas de Valle de Santiago a las puertas de palacio municipal, exigiendo que el alcalde panista Alejandro Alanís Chávez, dote de 27 pipas semanales de agua potable a los habitantes de la colonia Manuel Serrano Vallejo, los humildes colonos protestan también contra la política mentirosa y de engaños, que practica la actual administración.
El problema tiene su origen en la negativa del presidente municipal para regularizar la colonia, que los antorchistas fundaron como una necesidad para resolver el problema de vivienda de 500 familias que fueron, literalmente, echadas a la calle, por los gobiernos estatal y municipal en el año 2014.
Es inexplicable tal animadversión, porque los terrenos los compró el gobierno federal de aquel tiempo, es decir, no estamos hablando de una invasión, ni nada por el estilo, existe una escritura pública, que está en manos de la autoridad municipal desde el año 2019 y además, existe un acuerdo con el propio Ayuntamiento y el gobierno del estado, para el pago de las cargas fiscales, que fue en su momento, el impedimento para la regularización, pero ya no es problema, sin embargo el trámite está congelado.
De palabra, el presidente Alejandro Alanís, manifiesta tener toda la disposición para atender la problemática de la colonia Manuel Serrano Vallejo, pero en los hechos actúa en sentido opuesto y eso es engañar y mentir a los ciudadanos. Maniobra política que ha utilizado para mantener el status de irregularidad jurídica de la colonia, porque le permite tener el pretexto perfecto, para no invertir recursos municipales en los servicios públicos, como el agua potable y el drenaje.
Pero, la perseverancia de los humildes colonos en la lucha por conseguir los servicios públicos elementales, ha puesto al descubierto esta política chapucera, ¿alguien puede creer, que, en año y medio, una administración municipal, no pueda hacer una adecuación de un proyecto ejecutivo integral de agua potable y drenaje, para construir como primera etapa el agua potable? Yo creo que no. ¿Entonces, por qué no lo hizo la administración que preside Alejandro Alanís? La razón indica que por falta de voluntad.
Lo peor, es que está dejando de invertir en el municipio 18 millones de pesos en esa obra de agua potable, de los cuales el H. Ayuntamiento sólo aportaría 3 millones 600 mil pesos, pero lo más importante es que está dejando ir la oportunidad de resolver el problema, no sólo de los antorchistas, sino de varios miles de vallenses que reciben el vital líquido de un pozo que está en malas condiciones y que será rehabilitado con el mismo recurso, que fue gestionado por los antorchistas ante la Conagua.
Todo mundo sabe que la delicada situación política que vive el país, tiene como uno de sus factores esenciales, la falta de credibilidad en el gobierno. Y esto es cierto, la inmensa mayoría de los ciudadanos tiende a desconfiar de manera automática cuando escucha una promesa o una afirmación, pública o privada, en boca de un funcionario público, sin distinción de nivel de gobierno o color partidista.
Y naturalmente que esta reacción ciudadana no es gratuita, se funda en una viejísima y constante experiencia. La mentira oficial ha sido, desde siempre, un recurso para eludir presiones o, un recurso para burlar los deseos, reiteradamente expresados, de la sociedad civil, de participar en la toma de las decisiones más importantes que le atañen. Por eso, la falta de credibilidad es un síntoma y una característica de un gobierno autoritario y elitista.
Si en tiempos de bonanza el engaño oficial se contrarresta con recursos, en tiempos de crisis como es el que caracteriza a nuestro país en la actualidad, el sentido común dice que la falta de recursos debe atenuarse con una política de sinceridad, de seriedad en los compromisos contraídos, de respeto a la ciudadanía hablándole con la verdad. No hacerlo así, seguir aplicando la vieja táctica de la astucia, del engaño, es echarle leña al fuego.
Ante las crisis en la economía, en salud, en seguridad, en educación, etc., que vive el municipio, el estado y el país entero, la política concebida como el arte del engaño, como el arte de eludir compromisos con promesas y dilaciones, debe terminar.
Los antorchistas estamos convencidos de ello, así, como de lo justo de la lucha que hoy libramos que, por cierto, no es por las perlas de la Virgen, ni nada parecido, sino, por unas pipas de agua para cientos de familias, de las más pobres, que hay en el municipio. Sabemos que ante la tozudez de gobernantes que son enemigos de la organización popular no hay otra alternativa, por eso estamos preparados para permanecer en protesta, el tiempo que el presidente considere pertinente. Así será
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