En un artículo mío publicado en abril del 2020 en la revista buzos de la noticia y titulado "Educación a distancia, una utopía en México” señalaba yo que la educación a distancia era una opción viable para llevar conocimiento a todos aquellos niños que vivían en las localidades más alejadas de las zonas urbanas del país, regiones donde no existía infraestructura educativa necesaria para la enseñanza y el aprendizaje de los hijos del campesino, mucho menos señal de televisión y acceso a la Internet para las clases virtuales implementadas por la Secretaría de Educación Pública (SEP) a raíz de la pandemia de la covid-19.
Señalaba yo, en ese pequeño escrito, que de acuerdo con el informe Hootsuite y WeAreSocial publicado en enero del 2020, apenas el 67 por ciento de la población mexicana tenía acceso a la Internet, mientras que los países desarrollados como los Emiratos árabes Unidos, el 99 por ciento de su población disfruta de ese servicio básico. Lo mismo ocurre con Dinamarca (98), Corea del Sur (98), Suecia (98), Suiza (98), Reino Unido (96) y Países Bajos (95), donde la inmensa mayoría de su población tiene acceso a la Internet en comparación con los mexicanos: una diferencia de entre 28 y 32 puntos porcentuales.
Esta diferencia, sin embargo, es más notoria cuando revisamos el acceso a la Internet en zonas urbanas y rurales: la mayoría de los usuarios se concentra en zonas urbanas (73 por ciento) y en las zonas rurales menos de la mitad (40.6 por ciento), de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH, 2018). De todos aquellos que tienen acceso al servicio de la Internet, el 93 por ciento lo hace a través de sus celulares inteligentes, mientras que una tercera parte de la población lo hace por medio de computadoras portátiles (32.6 por ciento), computadoras de escritorio (32 por ciento) y tabletas (17.8 por ciento). Pero de los que tienen celulares inteligentes, la inmensa mayoría (89 por ciento) se conecta a este servicio a través de sus datos móviles, lo que les genera un gasto promedio mensual de 340 pesos. Pues bien, amigo lector, a este gasto mensual se agregaron los gastos generados por las clases por videoconferencias, consulta de materiales didácticos, etc., y, vea usted mismo, el gasto promedio diario es de 100 pesos, como lo manifestó el presidente de la Asociación de Escuelas Particulares de Nivel Medio Superior y Superior, Jesús Ibarra (El Sol de Tijuana, 4 de noviembre del 2020).
Ahora bien, si enfocamos el análisis por hogares, el fenómeno es más preocupante: un poco más de la mitad de los hogares cuenta con internet (52.9 por ciento) y menos de la mitad (44.9 por ciento) tiene al menos una computadora en su casa. Como se observa, la mitad de los mexicanos apenas si pueden acceder a una educación virtual, mientras que la otra mitad vive en el oscurantismo absoluto. En estas condiciones no se puede hablar de una educación virtual exitosa como nos lo quiere vender el gobierno de la República. Las carencias son evidentes y complican, desde luego, la adquisición del conocimiento mínimo al que accedían los estudiantes en sus clases presenciales de hace aproximadamente un año. Sí, un año hace que los estudiantes dejaron de asistir a clases presenciales y ahora lo hacen de manera virtual, pero solamente la mitad. A pesar del "gran esfuerzo” realizado por la SEP por continuar con las clases a través de las plataformas Google for Education y Moodle, la adquisición del conocimiento se redujo considerablemente y las deserciones escolares aumentaron significativamente.
De ahí que hablar en México de una educación exitosa virtual, en línea o a distancia con el uso de la tecnología es una mentira más del gobierno de la República y de la SEP, pues las estadísticas muestran otra cosa: los hogares no cuentan con las condiciones básicas y necesarias para acceder a las clases virtuales y quienes realmente se benefician son las grandes telecomunicaciones y televisoras. Ha nacido una nueva forma de prostituir la educación de los pobres. Solamente por poner un ejemplo: Ricardo Salinas Pliego, dueño de la televisora TV Azteca, aumentó su fortuna en 5.4 por ciento con comparación con el año 2019. Como se ve, los dueños de las grandes televisoras han encontrado tierra fértil para hacer crecer sus riquezas.
Las perspectivas no son nada alentadoras. En primer lugar, porque a las clases virtuales implementadas por la SEP a través de diferentes plataformas accede apenas la mitad de la población y los que tienen éxito, hacen un gasto excesivo de 100 pesos diarios; en segundo lugar, la cobertura que brinda el Canal Once TV para los niños de primaria y preescolar solamente llega al 28 por ciento de los hogares a nivel nacional; en tercer lugar, las deserciones escolares han aumentado excesivamente: de acuerdo con la propia información de la SEP, en el ciclo escolar 2019 – 2020 hubo una deserción de 2.5 millones de alumnos desde el nivel preescolar hasta el nivel secundaria, y de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 305 mil 89 universitarios abandonaron sus estudios. Hoy estamos viviendo una tragedia educativa de todos los tiempos. Sin embargo, hoy más que nunca, ante esta crisis educativa, como lo dijo nuestro querido maestro Aquiles Córdova Morán "la energía y la inteligencia de la juventud mexicana debe sumarse a la tarea de construir un movimiento organizado&rdquo, que los jóvenes "deben empujar un cambio radical frente a las crisis del capitalismo mundial”. ésa debe ser la tarea de los estudiantes y maestros en estos tiempos de la pandemia y de crisis económica.
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