La educación como derecho universal debe ser prioridad para cualquier gobierno, toda vez que es la herramienta base en el crecimiento integral de todo individuo.
Una educación de calidad traerá consigo, niños y jóvenes reflexivos, conscientes, críticos, con valores y moral; siendo éstos, elementos relevantes facilitadores para afrontar el mundo que les espera y al mismo tiempo, les permita construir una mejor sociedad.
Pero tristemente, es una realidad que en nuestro país la educación está en crisis, es evidente que al sistema no le interesa inyectar o despertar el interés de los estudiantes por la ciencia, la tecnología o la investigación; lo que realmente les interesa, es proporcionar los conocimientos mínimos necesarios y que vayan avanzado de grado o de nivel académico de una forma deficiente.
Sabemos que la pandemia ha venido a empeorar esta situación, pero también nos damos cuenta que las estrategias implementadas por parte del Gobierno federal no han sido las mejores, infortunadamente, la misma Secretaría de Educación las ha aprobado. Además, la SEP tiene pleno conocimiento de las circunstancias en la que se encuentra una gran parte de los estudiantes, carente de medios y herramientas para acceder a la educación a distancia. Alumnos con interés de seguir adelante ven truncada su educación por la complejidad existente de su vivir. Es por ello, que se debería estar pensando en la alternativa a seguir para un retorno a clases seguro.
Se comunicó por parte del Gobierno federal y la Secretaría de Educación que se regresará a clases presenciales en algunos estados de acuerdo con el Semáforo epidemiológico, pero no se ha hablado de las estrategias a seguir para evitar la propagación del virus de la covid-19, es evidente que existe la necesidad de empezar a subsanar mínimamente el rezago educativo que ha traído la pandemia, lastimosamente, no se cuenta con un plan de vacunación para los niños y jóvenes antes del regreso presencial a las escuelas, es necesario un plan de vacunación para la totalidad de la comunidad escolar.
Arriesgar a la población estudiantil a las aulas sin una estrategia eficaz, se convierte en un foco de infección latente, aun sabiendo que los menores de edad son la población menos vulnerable, pero no son inmunes y sí pueden ser portadores del virus. Aunque las escuelas cumplan con los protocolos de sanidad e higiene (al alcance que cada una de ellas puedan llevar a cabo, porque esa es otra realidad), también es cierto que es la población menos consciente de los cuidados que se deben tener y no por falta de conocimiento, sino por el motivo válidamente justificable de su corta edad de cada uno.
No todos los alumnos cuentan con un vehículo para trasladarse a la escuela, muchos de ellos se verían en la imperiosa necesidad de usar el trasporte público, es sabido por todos, que dichos transportes no tienen como prioridad el desinfectar sus unidades o cuidar la sana distancia, que por razones económicas tienen que subir a tope su capacidad de pasajeros (aun cuando se implementó la norma de un 30% de su capacidad, eso no sucedió, ni sucederá). Los estudiantes correrían el peligro de contagio en el parque, la tienda de la esquina, y en las diversas actividades que realizan en el traslado de su casa a la escuela y ahí ¿quién los va a cuidar? ¿En realidad las autoridades correspondientes ya habrán considerado todos los riesgos que implica el regresar a las escuelas?, ya sea escalado o no.
El Gobierno federal habla de vacunar a todos los docentes, lo mismo se dijo con los médicos, pero es el día en que no todos han sido vacunados, bajo el argumento que no todos están en la primera línea y no hablemos del resto del personal que brindan sus servicios al sector salud. Lo mismos pasará en las escuelas, se vacunará a los maestros y, ¿qué pasará con el resto de la población escolar? Las preguntas son válidas, toda vez que ellos no conforman el cuerpo docente.
Es urgente que el Gobierno federal y la Secretaría de Educación planteen a la población en general, cuál será el Plan para un Regreso Seguro a las Escuelas, lo ideal sería que todos los estudiantes, maestro y personal de apoyo sean vacunados.
Es claro que la educación de nuestros niños y jóvenes se debe priorizar, pero sin arriesgar a nadie, garantizando la salud, que sin duda es prioridad para todos.
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